FAUSTINO MARTINEZ URTIAGA
Faustino
Martínez Urtiaga, nace el 29 de julio de 1880, en Gueñes, Bizkaia. Era hijo de
Santiago Martínez de Norza, natural de Gueñes y de María Urtiaga de la Torre,
natural de Sodupe, Bizkaia. El 9 de noviembre de 1909 se casa con Juana Ferrero
Azcona, nacida en Latasa, Navarra en el año 1890.
Faustino Martínez Urtiaga y Juana Ferrero Azcona
tuvieron 6 hijos todos fallecidos en la actualidad: Félix Martínez Ferrero,
nacido como el resto de sus hermanos en Bera el 21 de febrero de 1910, y
fallecido dos días después, Teresa, nacida el 3 de junio de 1911, Beatriz
nacida el 28 de julio de 1913, Carmen nacida el 30 de diciembre de 1914, José,
nacido el 25 de febrero de 1916 y María Adela, nacida el 15 de diciembre de 1918.
Su suegro Francisco Ferrero Fernández, era carabinero, natural de Quiruelas de
Vidriales, Zamora y su suegra Marcelina Azcona Urriza era natural de Izurdiaga,
Navarra.
Faustino, se había desplazado desde Sestao a
comienzos del siglo XX a Bera acompañado de su amigo y posteriormente cuñado Eugenio
Salazar Acha, nacido el 7 de septiembre de 1886 en Villaro, Bizkaia, para
realizar labores de montaje en la empresa de Fundiciones, (Eugenio, el 8 de
febrero de 1910, se casa con Josefa Ferrero Azcona). Ambos en Bera, se alojaron
en la casa denominada Apezabaita, en la calle Bidasoa, que a la vez hacía las
veces de fonda regentada esta por sus futuros suegros, y donde Faustino y Juana
una vez casados se quedaron a vivir una larga temporada.
Faustino
Martínez Urtiaga, de profesión mecánico ajustador, destacó en el conflicto
laboral de Fundiciones de Vera sucedido en el en el año 1930, que fue provocado
en gran medida por el cierre patronal dictado por el que era su gerente, Angel
Garín Badiola, individuo este que destacaría en Bera y Lesaka por su entusiasmo
franquista a partir del año 36. En dicho conflicto, que tuvo una duración de
seis meses, de enero a junio, se unieron tanto peticiones laborales, como era
la reducción de la jornada laboral a 8 horas diarias, con los intereses particulares
de ámbito municipal del propio Garín, como eran ocupar un lugar preferente en
la lista de la veintena de Bera como mayor contribuyente industrial.
En
febrero de 1930 una pequeña parte de los trabajadores estaban afiliados al “Sindicato
Libre” de orientación católica, pero una pésima gestión de sus líderes navarros
en el conflicto, permitió que los trabajadores defendidos entonces por el
abogado socialista Salvador Goñi se afiliaran al Sindicato de Obreros
Metalúrgicos UGT- Bera. (” 1930, la
huelga de fundiciones de Bera, Juainas Paul y Aurelio Gutiérrez”).
Faustino
Martínez Urtiaga, en febrero de 1933, llegó a ocupar el cargo de presidente del
sindicato UGT de la empresa Fundiciones, acompañándole en su ejecutiva, Juan
Usandizaga, Felipe Villacañas, José M.ª Iriarte, José Elgorriaga, José
Arrivillaga, José M.ª Meax, Félix Pabolleta y Juan Iraola.
El 18 de julio de 1936 una parte de Navarra se
moviliza en contra de la República y pronto, los partidarios del Movimiento
alcanzan el pueblo de Bera. Por los pueblos que pasan se va cumpliendo el
mandato de Mola, “limpiarlos de personas que se hayan destacado por la defensa
de los valores republicanos, el laicismo y el socialismo”.
En
la mañana del 21 de julio es cuando se desencadenan los acontecimientos y las
detenciones. Los primeros días del alzamiento militar golpista, pocos serán los
detenidos que van a la cárcel de Bera. Parte
de los militantes socialistas afines al sindicato UGT, los afiliados al círculo
del Centro Republicano de Bera, junto a los que han formado parte de las
candidaturas al frente Popular, viendo los acontecimientos, huyen hacia
Francia, como es el caso de Eleuterio Gainza, Eloy Aldazabal, Víctor Anadón,
etc. Todos son acusados de izquierdistas con pocas posibilidades de mantener la
vida si son detenidos. Anteriormente los Carabineros fieles a la República han
regresado a Irún con sus compañeros comandados por el teniente Ortega en la tarde
noche del día 20. Habían llegado ese día hasta Bera y a su vuelta a Irún dinamitaron
el puente Endarlatza.
El
siguiente bando publicado en Bera el 23 de julio de 1936, no deja lugar a dudas
de las intenciones de los golpistas.
“José Juan Irazoqui
Nesprias., alcalde presidente del Ayuntamiento de la villa de Vera de Bidasoa.
Hago
saber que por orden de la Superioridad y teniendo en cuenta lo dispuesto en el
bando publicado por el Excmo. Sr General de Brigada y Jefe de las Fuerzas
Armadas de la provincia de Navarra, todos aquellos vecinos de esta Villa que se
significaron como extremistas en unión de otros de Irún que estuvieron en esta
localidad los días 20 y 21 del actual, deben de entregar las armas que poseen
en el puesto de la guardia civil, en un plazo máximo de dos horas, bien
entendido que una vez transcurrido dicho plazo, serán fusiladas todas aquellas
personas ya indicadas que se les encuentren armas en su poder.
Lo
que se hace público para general conocimiento del vecindario de esta Villa.”
En
el plazo y hora se presentaron 35 personas.
Cesáreo Seminario, Faustino Martínez y Santiago Diez Remón,
vecinos de Bera, confiados se quedan en sus casas, pero serán detenidos por el
piquete de fascistas que lista en mano elaborado por denunciantes de toda
índole, quieren hacer una limpia en el pueblo. Poco se imaginaban los dos
primeros en aquel amanecer del día 21 de julio de 1936, que terminarían siendo
asesinados en Pamplona 5 meses después, al ser acusados por maleantes que se
sirvieron de denuncias basadas en falsos testimonios y motivos rastreros. Según
testimonios recogidos por diversos familiares y vecinos de los beratarras
asesinados, a la cabeza de los instigadores figurarían, Angel Garín Badiola,
gerente de la fábrica, y el panadero Iraizoz, no siendo estos los únicos que
participaron en las falsas denuncias.
Faustino
y Seminario compartieron sumario con otras 8 personas. Los vecinos de Bera; Santiago
Díez, José Telletxea, Juan Echave, y el carabinero Gregorio Férnadez, y los
vecinos de Baztan; Francisco Mula, Francisco Piérola, Constancio Pérez y
Alfonso Hernández. De los 10 juzgados, solo Faustino y Seminario fueron
condenados a muerte, el resto, fueron privados temporalmente de libertad y
multas. Caso aparte es el de Francisco Mula Castro. Tras ser detenido también
el 21 de julio en Bera, es liberado del proceso sumarial, para posteriormente
ser asesinado el 25 de enero de 1937. (”
Muertes oscuras, Fernando Mikelarena”)
“Juanita no trabajes más, estoy contento, me
han dado cadena perpetua” Son las palabras que Faustino trasladó a su familia
en un momento de su internamiento carcelario, pero la realidad es que aquella
sentencia no gustó a uno de sus delatores, y este presionó lo indecible para
que la sentencia definitiva fuera de pena capital.
Demasiado el odio y rencor de esos vecinos
hacia un hombre bueno, y con el añadido que además los maleantes jamás tuvieron
una manifestación de arrepentimiento ni petición de perdón hacia las familias
de los asesinados de Bera. Estos delatores fascistas a la vez que mandaban el
paredón a sus convecinos, iban cargándose de méritos para ser los primeros en
ocupar los cargos que el Movimiento propició a nivel local y provincial, y
asegurarse con ello un aumento de sus rentas. Fueron los neonatos locales de la
Falange, los que, impartiendo el miedo y el terror, marcaron en la Villa una
época que echó por tierra las escasas conquistas republicanas en el pueblo,
(educación laica y libertad religiosa, libre sindicación, acceso de la mujer en
las escalas sociales, etc.).
Por
mandato del Gobierno Militar, Faustino Martínez al haber sido sentenciado a la
última pena por Consejo de Guerra, entra en capilla a las 23 horas del día 9 de
diciembre. La ejecución por fusilamiento será llevada a la vuelta del Castillo
en Pamplona a primeras horas del 10 de diciembre de 1936. Junto a Faustino Martínez
fueron asesinados por fusilamiento, Cesáreo Seminario de Bera y el vecino de
Isaba, Manuel Sanz Martín. En estas
últimas horas, en ausencia de su mujer Juana, es asistido por su cuñada Josefa.
Tiempo después en el expediente de
Responsabilidades Políticas, a Faustino le impusieron una multa de 5000 ptas.,
y como la familia no las pagaba se intentó un embargo de bienes, pero al entrar
en casa de su viuda para ejecutarlo se dieron cuenta de que allí no había nada
para llevarse (los enseres para vivir no son embargables y Faustino no tenía
propiedades). El tema acabó con una declaración de insolvencia.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales