EXPEDIENTE DE REPARACIÓN
DE LA TORRE DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DE PORTUGALETE, (1884/1888)
El
“sitio” que las fuerzas carlistas realizaron sobre la Villa de Portugalete, (1873/1874)
trajo consigo además de la pérdida de vidas humanas, destrozos importantes en
parte de sus edificios, y la destrucción parcial de la parroquia de Santa
María, sobre manera, en su torre y los tejados del templo.
Diario de los sucesos de Portugalete, sitio y
bombardeo, desde julio de 1873 hasta marzo de 1874, (M. de Escorihuela y
Conesa). Día 5 de enero de 1874, “Hoy
se ha descubierto otra nueva batería, mucho más próxima que las demás, colocada
a unos ochenta metros, detrás de la casa de Inchalde, desde la cual hacen fuego
certero de balas y granadas contra la iglesia y las casas. La cúpula de la
torre de la Iglesia ha quedado derruida, y uno de sus estribos notablemente
resentido. Una campana ha caído rota y la estancia de la guardia de la torre es
difícil.
Son las cuatro de la tarde y el número de
proyectiles de cañón se eleva a doscientos cincuenta.”
Para llevar adelante
la gestión de la reparación de los desperfectos en la parroquia de Santa María
de Portugalete,
bajo la presidencia del Señor Licenciado D. León Fernández Martínez, Cura
Ecónomo de la referida Iglesia Parroquial, se constituyó una Junta que estaba formada por: la Junta de Obras,
con el señor alcalde, D. Fernando de Carranza, y por la Junta de Fábrica, con los señores, D.
Félix de Chávarri, D. Pablo Ortiz, y D. Julián de Salazar.
Dicha Junta terminadas las obras en la parroquia,
presentó en enero del año 1889 el estado de cuentas, tanto de las aportaciones
en forma de donativos, como de los gastos realizados en la reparación de los
tejados y de la torre de la iglesia.
Siendo el total balance de los ingresos de 303.117,50
reales, y el de los gastos de 303.021,06 reales.
En la cuenta, resultó a favor de la Fábrica un
saldo de 96,46 reales, y la Junta acordó emplear dicha cantidad en la chapa de
bronce que se dedicó a perpetuar el generoso donativo de 120.000 reales del Excelentísimo
Señor Don Manuel Calvo. Hoy en día esta chapa se conserva en la Basílica de Santa María.
CUENTA QUE LA JUNTA DE FÁBRICA Y OBRAS PRESENTAN
A LOS SEÑORES SUSCRIPTORES QUE HAN CONTRIBUIDO CON LIMOSNAS PARA LAS OBRAS DE
LOS TEJADOS Y TORRE DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE LA NOBLE VILLA DE PORTUGALETE
1889.
INGRESOS:
Recibidos de D. Andrés
Ysasi por cuenta y orden de D. Manuel Calvo como generoso donativo para la
reposición de la torre de la iglesia, 120.000 reales.
Ilustre Ayuntamiento de
esta Villa, 24.000 reales.
Doña Sotera de la Mier,
20.000 real.
D. Dionisio Castaños en
calidad de préstamo, 12.000 reales.
Otro del mismo como suscriptor, 10.000
reales.
Dos cédulas de crédito de interés de 3º
clase que pertenecen a la Cofradía de la Santa Vera Cruz y hoy a la fábrica de
la iglesia con la autorización del obispo, 9.122,40 reales.
Recibidos de D. Andrés Ysasi, como generoso
donativo de la Reina Regente para la reparación de la torre, 8.000 reales.
Excelentísimo
Señor Obispo de Vitoria, 8.000 reales.
D. Juan José Amézaga en
Montevideo, 6.000 reales.
D.
Benigno Salazar, 5.000 reales.
D.
Fernando de Carranza, 5.000 reales.
Doña
Casilda Iturrizar, 5.000 reales.
Doña
Rufina Capetillo y sus testamentarios, 5.000 reales.
D. Víctor Chávarri,
5.000 reales.
D. Félix Chávarri, 5.000
reales.
D Juan Manuel Gurruchaga
y sus testamentarios, 5.000 reales.
D. Nicasio Retuerto, por
las obras del tejado de su capilla, 2.112,80 reales.
D. Pablo Carranza, 2.500
reales.
D. Pablo Ortiz y sus
testamentarios, 2.500 reales.
D. Leocadio Castet y sus
testamentarios, 2.500 reales.
D. José Antonio Zuazo de
Méjico, 2.031,80 reales.
Doña Manuela Castaños,
2.000 reales.
Madera vieja vendida al
Señor Elejaga, 2.000 reales.
Doña Bibiana Ruiz, 1.160
reales.
Don Hermenegildo Llaguno,
1.000 reales.
D. Francisco de los
Heros, 1.000 reales.
D. Pedro Urquiola, 1.000
reales.
Doña
Rosa Lazcano y sus hijos, 1.000 reales.
Doña
Adelaida Ycaza, 1.000 reales.
D.
Francisco de la Rivas, 1000 reales.
D.
Antonio Treviño, 1.000 reales.
Doña
Epifania Lejarcegui, 1.000 reales.
D.
Ramón de Durañona, 1.000 reales.
D.
Timoteo Otaduy, 1.000 reales.
Doña
Mónica Ariño, 1.000 reales.
Doña
Laureana Menchaca, 1.000 reales.
D.
Leandro Jhon, 1.000 reales.
D.
José Jhon, 1.000 reales.
D.
Joaquín Zayas y su representación, 1.000 reales.
D.
Juan Butrón, 700 reales.
Limosnas
recibidas de varias personas con motivo del jubileo, 664 reales.
D.
Julián de Salazar, el equivalente a dos arrobas de aceite anualmente, 605, 50
reales.
Doña
Gregoria Castet, 600 reales.
D.
Francisco de Berriozabal, 500 reales.
D.
Lorenzo de Arrugaeta, 500 reales.
Doña
Petra Ycaza, 500 reales.
Doña
Eloisa Maseda, 500 reales.
D.
León Fernández, 500 reales.
D.
Pedro Lecue, 500 reales.
D.
Marcos Escorihuela, 500 reales.
D.
Marcos Larrañaga, 500 reales.
D.
Gregorio Vitorica, 500 reales.
D. José Zugasti, 500
reales.
D. Agustín Batiz, 500
reales.
D. Sebastián Navarro y
su representación, 500 reales.
D. José Zayas, 500
reales.
D. Manuel Sierra, 500
reales.
Doña Elvira Llano, 500
reales.
D. José María Garay, 500
reales.
D. Manuel de Otaduy, 500
reales.
Doña María Laca, 400
reales.
Doña Ana de la Llosa,
400 reales.
D. Eugenio Buruaga, 400
reales.
D. José Yturrizar y su
señora, 400 reales.
D. Domingo Epalza y su
señora, 340 reales.
Doña
Dionisia Galarraga, 300 reales.
D.
Anselmo Azurmendi, 300 reales.
D. Manuel Casado, 300
reales.
D.
Fermín Álvaro, 300 reales.
Doña
Josefa de la Hormaza, 300 reales.
D.
Alfredo Escalante, 300 reales.
D.
Siro Escalante, 300 reales.
D.
Juan Bautista Manteca, 300 reales.
Doña
Manuela Gurruchaga, 200 reales.
D.
Carmelo Eguia, 200 reales.
D.
Andrés Alberdi, 200 reales.
D.
Pedro Lángara, 180 reales.
D.
Pablo Basañez, 160 reales.
D.
Francisco Polo y Garay, 150 reales.
D.
José Fernández, 120 reales.
D.
Juan Basterra, 120 reales.
D.
Ysidoro Mendizabal, 100 reales.
D.
Antonio Echaniz, 100 reales.
D.
Darío Arana, 100 reales.
D.
Galo Zayas, 100 reales.
D.
Antonio Yturralde por nueve cabrios de madera vieja, que hacen cien pies, a
real el pie, 100 reales.
D.
José Jirschick, 100 reales.
D.
Francisco Javier Uriguen, 100 reales.
D.
Ricardo Jhon, 100 reales.
Doña
Ysidora Ansotegui, 100 reales.
Doña
Flora Uriguen, 100 reales.
D.
César Llanos, 100 reales.
D.
Ángel Montero, 100 reales.
Doña
Cleta García, 100 reales.
D.
Segundo Yturriaga y su señora, 100 reales.
Doña
Dámasa de la Hormaza, 100 reales.
D.
Benito San José, 100 reales.
D.
Alejo Martín, 100 reales.
Doña
María Mazas, 1oo reales.
D.
José Goiri, 100 reales.
D.
Gregorio Moro, 100 reales.
Doña
Gregoria Aguirre, 100 reales.
D.
Joaquín Ynza, 100 reales.
D.
Mariano Gurruchaga, 100 reales.
Doña
María Abad, 40 reales.
D.
Domingo Monte, 20 reales.
Total, 303.117,50 reales.
GASTOS:
Año 1884,
Noviembre y diciembre D.
Benito Elejaga, 13.000 reales
Año 1885
D.
Benito Elejaga diferentes aportaciones de enero a abril 33.000 reales.
D.
Julio Saracibar por condiciones y dirección, mes de abril 4.000 reales.
D.
Benito Elejaga de julio a setiembre, 27.436,80 reales.
D.
Julio Saracibar, sus honorarios por planos de la torre y demás documentos,
6.000 reales.
D.
Esteban Echeverria, Señor Procurador, 10 reales.
Total: 83.446,80 reales.
D.
Benito Elejaga, octubre, 8.000 reales
Año 1886.
D.
Benito Elejaga, once frontales, que hacen 145 pies a 4 reales el pie, 580
reales.
Por
140 cabrios de madera vieja del tejado, que hacen 1.400 pies a un eral el pie,
1.400 reales.
Dos
cipreses del antiguo cementerio, 20 reales.
D. Mariano Gurruchaga
por tasación de maderas, 10 reales.
D. Benito Elejaga,
28.000 reales.
D.
Dionisio Castaños, por préstamo que hizo a la Fábrica de esta Iglesia, 12.000
reales.
D.
César Llanos por la repartición de recibos y recusación de las cantidades, 60
reales.
Año 1887
D.
Julio Saracibar, por planos, presupuesto y demás documentos, 6.000 reales.
D. Nicolás Villanueva,
1.234,70 reales.
D.
César llanos por dos viajes a Bilbao, y por repartir los recibos y recaudar las
cantidades, 50 reales.
D.
Benito Elejaga por el completo abono que se le debía por las obras de los tejados
de las tres naves de la Iglesia, 9.010,40 reales.
Año 1888
D.
Manuel de Otaduy, por la dirección de las obras de los tejados de las naves
laterales, 1.675,24 reales.
D.
César Llanos por repartir recibos y recaudar las cantidades y por viaje a
Bilbao, 40 reales.
D. Benito Elejaga para
el completo abono que se le debían por la reparación de los tejados, 1542
reales.
OBRAS DE LA TORRE. Año 1887
Enero 5. Dos calcos en
papel de la parte que antes de dar principio de las obras faltaba el de la
torre, 50 reales. Dos calcos en papel de tela del plano de la torre, y un
borrado del mismo en papel Whatman, 120 reales.
Marzo,
a D. Benito Elejaga entregado en efectivo el importe del certificado del
maestro director de la obra de la torre, de fecha del diez del mismo y orden de
pago del señor Presidente, 16.000 reales.
Mayo,
a D. Benito Elejaga, importe certificado de fecha de 12 del mismo, con el visto
bueno del maestro y orden del Presidente, 16.000 reales.
Junio, a D. Benito Elejaga, abono de 16.000
reales.
Octubre,
a D. Benito Elejaga, con el visto bueno del maestro de obras y orden del señor
Presidente, dos abonos de 28.000 reales cada uno, un total de 56.000 reales.
Noviembre,
a D. Benito Elejaga por las obras, 20.000 reales.
Diciembre,
a D. Benito Elejaga, según recibo del mismo, con el visto bueno del maestro y
orden del señor presidente, 4.000 reales.
Por
esquelas de defunción y cantores en las exequias por el alma de la Señora de D.
Manuel Calvo, 154 reales.
Año 1888
Marzo, a D. Benito Elejaga, 4.000 reales.
D.
Francisco de Berriozabal, sus honorarios por la dirección de las obras de la
torre, 6.000 reales.
Abril, a D. Benito
Elejaga, 8.000 reales.
Junio, por comida dada a
los obreros después de terminar las obras, 1.111,90 reales.
Por merienda a los
mismos el día que se puso la cruz de la Torre, 187, reales.
D. Benito Elejaga, 761
reales.
Al Señor Benito Elejaga,
por obras de carpintería y metales empleados en la cerradura para la seguridad
del público, y puntas de cobre y hierro empleados en la 2ª colocación de la
Cruz, 1.512 reales.
Noviembre, a D. César
Llanos por viajes a Bilao, 8 reales.
Diciembre,
a D. León Azpeitia, por trabajos ejecutados en la escalera de la torre,
reparando los desperfectos causados en las obras de la misma, 584,75 reales.
D.
Nicolás de Villanueva, por 4,80 metros de represa de cinc en forrar la salida
de la torre, 115,20 reales.
D.
Antonio Yturralde por las obras de albañilería en el piso de la torre, 310
reales.
D.
Francisco de Berriozabal para el completo abono que se le debían por la
dirección de las obras de la torre y que eran 7.038,05 reales, se le abonan,
1.038,05 reales.
Saldo a favor de la
Fábrica, 96,46 reales.
Total: 303.117, 50 reales
PRESUPUESTO GENERAL DE
LAS OBRAS.
A Don Julio Saracibar, sus honorarios
por el plano de la torre, presupuesto y demás documentos, 12.000 reales.
Las obras del tejado de
la nave central de la Iglesia Parroquial, 48.436,80 reales.
A D. Julio Saracibar,
sus honorarios por condiciones y dirección, 4.000 reales.
La obras de los tejados de
las naves laterales, 43.180 reales.
Las obras del tejado de
los cuatro últimos tramos de la nave lateral del norte, inclusas las capillas,
9.516 reales.
Las mejoras presentadas
por D. Benito Elejaga en las obras de los tejados de las naves laterales,
14.314,40 reales.
A D. Manuel de Otaduy,
por la dirección de las obras de los tejados de las naves laterales, 1.675,26
reales.
Las obras ejecutadas en
la reposición de la torre, 140.761 reales.
D. Francisco
Berriozabal, por condiciones y dirección de las obras de la torre, el 5% de
140.761 reales, valor de las obras ejecutadas, 7.038,05 reales.
Por otros varios
conceptos que están expresados en la cuenta anterior, 22.099,55 reales.
Sumando los 96,46 reales
destinados a la placa de Manuel Calvo, hacen un total de 303.117,50 reales.
En primer lugar la reparación de los tejados de
la parroquia, comenzarían en el año 1884 siendo en maestro de obras D. Benito
Lecue, y no sería hasta el año 1887 cuando se iniciaría la reparación de los
desperfectos de la torre. Tardanza originada principalmente por falta de
capital, y por falta de criterio en el proyecto.
Es por
ello que una vez que es aceptado un plano definitivo, y disponiendo del
donativo de 120.000 reales por parte de D. Manuel Calvo, cuando la Junta solicita
al Obispo de Vitoria los permisos oportunos para comenzar la reparación.
“Carta al
Obispo de Vitoria.
D. León
Fernández Martínez, Presbítero Licenciado,
Cura Ecónomo de santa María de la Villa de Portugalete, Presidente de la Junta
de Obras de esta Iglesia Parroquial y Fernando de Carranza, Alcalde del Ilustre
Ayuntamiento de esta misma Villa.
Con la
mayor consideración y respeto hacemos presente; que Don Manuel Calvo y Aguirre,
natural de esta Villa de Portugalete, y residente en la Habana, ha ofrecido la
cantidad de treinta mil pesetas, (120.000 reales) para la restauración de la
torre de la iglesia parroquial, cuya cantidad pondrá a disposición de la
mencionada junta de Obras por conducto del señor alcalde que suscribe en el
momento que sean subastadas la sobras. Con tan valioso y caritativo
ofrecimiento esperamos ver realizado en término no lejano el por tanto tiempo
anhelado deseo de esta feligresía de ver restaurada completamente la torre de
su grande y bello templo parroquial.
Al efecto enviamos una copia del plano del
segundo cuerpo de la mencionada torre parroquial, en el que se trata de llevar
a cabo la reposición, el pliego de condiciones de la obra, presupuesto de
gastos y el dictamen de los arquitectos Señores Angoitia y Casto Zavala, para
que examinado todo por su Ilustrísima, y si merece su aprobación y fuere de su
agrado.
Suplicamos,
nos conceda su superior licencia para subastar las obras y llevara a cabo tan
piadoso proyecto.”
Portugalete ocho de diciembre de 1886
Sobre cómo realizar la reparación de la torre, a
la fecha anterior, se habían presentado varios planos, uno de ellos, el
presentado por D. Julio Saracibar presentaba en su proyecto el derribo de la
torre y un acabado de la obra que no
respetaba el de la estructura de origen.
Es por ello por lo que por parte de la Junta
solicitaron la opinión de los Señores arquitectos Francisco de Angoitia y Casto de Zavala, los cuales remitieron a la
Junta las siguientes cartas:
COPIA DE LA CARTA DICTAMEN
DEL ARQUITECTO SEÑOR DON FRANCISCO DE ANGOITIA:
“Sr. D.
León Fernández Martínez, Madrid a 16 de octubre de 1886.
Muy Señor
mío y estimado amigo. Contesto a su carta del 13 anterior, que, si creo a
juzgar por las apariencias, la torre de Santa María de Portugalete puede
repararse sin dificultad y con gran economía, no debe dejarse correr el tiempo
que vendría a completar la obra destructora de pasadas luchas, cuyo recuerdo
demás conviene borrar. Si después de un escrupuloso reconocimiento de las
mismas, se viera la necesidad de derribos que hoy sin pruebas creo
innecesarios, la obra de la piqueta debe limitarse a lo estrictamente preciso
para reedificar lo destruido, respetando las líneas generales de la obra
derribada.
Porque no
se trata de atacar un remiendo mal echado, se trata de una obra original, que
viene a encajarse en tiempo oportuno, por esto no procede reemplazarla con otra
cuyo pensamiento viene fuera de tiempo.
La Iglesia de Santa María de Portugalete, como
todas las de su tiempo, cuyas obras duraron siglos, dice la historia de la
evolución, transición y trasformación de los estilos que se sucedieron durante
los periodos de su lento progreso, este hecho constante les da carácter que
acusa el fruto de la perseverancia, las obras que honran la memoria de nuestros
mayores y fuera profanar esta memoria el suprimir los rasgos que recuerdan lo
que a cada generación se debe. Insisto en mi lema, porque recuerdo haber visto
un proyecto de obra original a pretexto de dar a los componentes del templo de
Portugalete la unidad de estilo, pensamiento que sin duda no ha sido bien
meditado, porque muy difícil sería evitar que quedasen rastros que acusaran la
ligereza con que el siglo 19 exagera sus pretensiones, aún después que los años
dieran a la nueva construcción el tono de las antiguas fábricas.
Por de
pronto, tendríamos que sobre la portada y actual arranque de la torre que
corresponde al siglo 16, se pretendiera apoyar una obra que recuerda el siglo
15, sin que el ingenio alcance a remediar con mediano éxito este anacronismo.
Como
quiera derribar una torre que se encuentra en un estado de fácil reparación,
que no carece de belleza, que despierta gratos recuerdos, que vino a tiempo con
el carácter que recuerda la historia del monumento, para sustituirla por otra
cuyo motivo no resiste la crítica, parece una idea poco aceptable. Celebraré
que estos apuntes correspondan con su deseo.”
Fdo.
Francisco de Angoitia.
REPARACIÓN DE LA TORRE DE SANTA MARÍA DE
PORTUGALETE.
“Efecto de luchas pasadas y recientes cuya
memoria conviene borrar, aparece el grandioso templo parroquial de Portugalete
en imperiosa necesidad de reparación en cuanto se refiere a la parte superior
de la torre.
Se han
suscitado distintas opiniones acerca de si en su solera debiera seguirse una
estricta observancia del ideal de su autor, o si cabría alguna modificación de
estilo so pretexto de unificarle en su conjunto.
Opinamos estudiar el caso bajo los aspectos
del Arte o estética con caso omiso de los dispendios y del coste de la
reparación, teniendo presente su mayor o menor desperfecto, armonizando a la
vez las reglas del arte e historia de la Arquitectura en material de
reparaciones.
El
carácter de los edificios sean del gusto o estilo que fuesen, se debe conservar
tal como se le dieron sus autores, de esta suerte, son una historia pública de
las alteraciones de la Arquitectura, ya en sus variedades ya su progresas, ya
en su decadencia, los arquitectos pueden hacer comparaciones exactas y por este
medio ilustrarse e ilustrar de los venideros, acerca de las bellezas o defectos
del arte conciliando la propiedad gracia y majestad de cada arquitectura. La
variedad que se observa en el templo de Portugalete se halla dentro de la
unidad del pensamiento estético y es acaso la necesaria y conveniente para
agradar huyendo de una igualdad repetida que causa y hace concebir un juicio
nada favorable a la composición.
Este
criterio lo mantendríamos en tesis general y mucho más en el caso particular
este, que la torre se halla en estado aprovechable en más de su ochenta por
ciento y fuera un desacierto seguir el camino de mayores gastos a la par de
faltar el consejo prudente del Arte y el respeto de nuestros antepasados que
con más fe religiosa exigían esos templos, hoy admiración y convicción de
nuestra impotencia como de nueva elección.
Limitaríamos
por consiguiente la consultada reparación a conservar todo cuanto se halle
sostenible y a intercalar o empotrar sólidamente materiales de la misma
estructura, procedencia y colocación del resto existente, terminando con una
veladura general que uniformara el aspecto de la citada torre.”
Bilbao, 11 de diciembre de 1886
Fdo. Casto
de Zavala.
Siendo definitivamente tomado en cuenta el
proyecto firmado con fecha de 29 de noviembre de 1886 por D. Francisco de
Berriozabal, con el visto bueno del arquitecto D. Casto de Zavala, y por lo tanto ejerciendo D. Francisco Berriozabal como Director de las obras de reparación de la torre de la parroquia.
Una vez resuelto el proyecto y disponiendo de los fondos económicos para realizar la
reparación de la torre de la parroquia, el 15 de enero de 1887, la Junta, con
permiso del Obispado de Vitoria y bajo
la presidencia del Señor Licenciado D. León Fernández Martínez, Cura Ecónomo de
la referida Iglesia Parroquial, ante el plano, condiciones facultativas y
presupuesto dispuesto por el arquitecto D. Casto de Zavala, realizada la convocatoria oportuna, se reúnen en Portugalete para
elegir uno de los pliegos presentados por parte de los siguientes señores:
D. Sebastián de Durañona y Aguirre, vecino de la
Villa, D. Pedro de Segurola y Unamunzaga, vecino de la Villa, D. Lino Araco,
vecino de la Villa, D. José Domingo Inchaustegui vecino de Nabarniz, D. Benito
de Elejaga y Lecue vecino de esta Villa.
En dicha subasta fue elegida la presentada por D.
Benito de Elejaga y Lecue, con el siguiente presupuesto:
Por cada metro cúbico de
sillería, (185 metros) con inclusión de molduras y adorno 135 pesetas, 25.110
pesetas
Por cada metro cúbico de
mampostería, (12 metros) a 9 pesetas, 108 pesetas.
Por anillo, cruz, grampones, etc., 1.700
pesetas.
Por talla, adornos y
escultura 1.600 pesetas.
Por andamiaje y cimbras,
etc. 3.700 pesetas.
Total: 32.218 pesetas, o el equivalente a
128.872 reales
Paso previo, se presenta la copia de
escritura de arriendo de las obras de la Torre de la Iglesia Parroquial de Portugalete,
número diez y siete, con obligación recíproca
de pagarlas previa ejecución otorgada por D. León Fernández Martínez, Presbítero,
licenciado, cura Ecónomo de la Parroquia de Santa María de Portugalete a favor
de D. Benito Elejaga y Lecue, carpintero, ante Don Braulio de Butrón, notario
público del Ilustre Colegio de Burgos, Eclesiástico de la Diócesis de Vitoria y
Agrimensor aforador, con vecindad en Portugalete, el cual certifica que:
COPIA DE
LA ESCRITURA: En esta Villa de Portugalete
a 21 de enero de 1887 ante mi D. Juan Braulio de Butrón, notario público y
vecino de la misma, del Colegio de la Audiencia Territorial de Burgos y
testigos que se expresan compadecen:
D. León
Fernández Martínez, Presbítero, cura Ecónomo de la Parroquia de santa María de
esta Villa, de cuarenta años de edad y Presidente de la Junta de obras de dicha
Parroquia, por una parte, y por la otra.
D. Benito
Elejaga y Lecue, vecino de esta Villa, casado de cuarenta y dos años, de
profesión carpintero, los dos con sus respectivas cédulas correspondientes en el
presente año económico, con capacidad jurídica para otorgar esta escritura, el
primero dijo:
Que
aspirando la Junta de Obras de la Parroquia de esta Villa, a restaurar las
obras de la Torre de la misma y contando entre otros recursos de menos
importancia, con la valiosa donación de treinta mil pesetas, que D. Manuel Calvo
y Aguirre, natural de esta población, rico hacendado de la Habana, ha ofrecido
poner a sus ordenes por conducto del Señor Alcalde de esta población, encargó
al arquitecto D. Casto de Zavala, vecino de Bilbao la formación de planos y
condiciones facultativas y una memoria del mejor sistema que en su concepto
debía de prevalecer en la ejecución de tal restauración.
Que
recibidos por la expresada Junta de Obras estos trabajos preliminares, quiso
ver sobre ellos la opinión facultativa del arquitecto D. Francisco de Angoitia,
quien la evaluó en carta del diez y seis de octubre de mil ochocientos ochenta
y seis, desde Madrid, y como conviniera en la idea sustentada por dicho
Arquitecto D. Casto se aceptó de lleno el plano de este Señor.
Que en
esta situación acudió el exponente a su Excelencia Ilustrísima el señor Obispo
de esta Diócesis con una reverente exposición fechada en esta Villa, a ocho de
diciembre último, suscrita también por el señor alcalde de ella, acompañada del
plano, condiciones facultativas y dictámenes conformes, suplicando que en su
vista de todo se dignara conceder su superior licencia para subastar las obras.
Hay un
sello con tinta azul del Obispado de Vitoria a quince de diciembre de 1886.
Vistos y examinados detenidamente los dictámenes facultativos adjuntos a esta
instancia, y atendiendo además a que la fábrica parroquial no dispones para
llevar acabo la restauración de la Torre de otros fondos sino los ofrecidos
generosamente por D. Manuel calvo y Aguirre, damos nuestra licencia para que se
subasten y ejecuten las obras detalladas en el plano y presupuesto autorizados
por D. Casto Zavala.
CONDICIONES
FACULTATIVAS: CON ARREGLO A LAS CUALES LA JUNTA DE FÁBRICA Y OBRAS DE LA
IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA DE LA NOBLE VILLA DE PORTUGALETE, EN UNIÓN
DEL ILUSTRE AYUNTAMIENTO DE LA MISMA TRATA DE SUBASTAR LAS OBRAS DE REPARACIÓN
DE LA TORRE DE LA MENCIONADA IGLESIA PARROQUIAL.
Artículo
1º Antes de dar principio a las expresadas obras se construirá el
correspondiente andamiaje, compuesto por una buena zapata de diez por
veinticinco centímetros de escuadra, asentada a perfecto nivel sobre la cornisa
del primer cuerpo, sobre esta se asentarán doce pies derechos, viguetas pino de
veinte centímetros en cuadro que ligadas con travesaños horizontales, cruces de
San Andrés y diagonales puedan subir por medio de empalmes convenientemente
dispuestos y atornillados, hasta la terminación de la cúpula o medio limón,
desde donde con otros perfectamente combinados y en sitios que no estorben se
subirá hasta la terminación de la ora nueva. El sistema que se emplee para
andamios o pisos horizontales se compondrá de fuertes tablones cuyo vano no excederá
de dos metros y perfectamente asegurados, tendrá su barandilla de seguridad y
escalera de subida en buenas condiciones.
Con
respecto a la elevación y bajada de materiales, podrá valerse el contratista de
ascensos, planos inclinados, cabrias, además siempre serán estos de completa satisfacción
del director o encargado, el que después de examinados permitirá o negará su
uso.
Artículo 2º
La piedra de sillería que se emplee tanto en el arreglo de lo existente como en
la obra nueva, será indispensablemente de las canteras de Arrigunaga, por ser
la que más se parece a la empleada en la obra existente. Estas serán de las bancadas
mas duras, exentas de pelos, betas, cogueras depósitos terrosos, y su Lara se efectuará
a trínchela, observando cuanta moldura, adorno, cornisa y demás existente en la
obra que trata de restaurarse, lo propio que lo indica el plano en la obra
nueva, para lo cual y escultura que indica, se dejarán los sillones en ele
vuelo necesario.
Artículo 3º
Toda piedra existente en el segundo cuerpo con inclusión de la cornisa del
primero que adolezca del menos defecto,
tanto en medida como apretamiento mal asentada, poca entrada voladiza, se
sacará y en su remplazo se sustituirá por otra que lleve y se halle exenta de
dichos defectos o faltas, y el trasdosado de dichos sillones conforme a la
construcción existente se efectuará con buena mampostería limpiando y mejorándola
primeramente, y empleando después abundantes lechadas de cal hidráulica fresca
de Zumaya. La reposición de sillares defectuosos, se efectuarán del mismo modo
interiormente, esto es en los paramentos posteriores, para todo lo cual se
emplearán andamios y cimbras resistentes para los arcos, así como los gatos y
demás para los sillares y alzaprimas. El mortero que tanto en esta restauración
como en la nueva obra se emplee se compondrá de dos partes de buena cal y tres
de arena, ambas mezcladas con una cuarta parte de cal hidráulica más
perfectamente tamizada.
Artículo 4º Excluida la construcción existente
de toda piedra defectuosa, agrietada y demás, así como las molduras y adornos
que antes tenía, y elevada hasta el arranque del medio limón y cúpula con los
indicados adornos, se procederá completar la construcción del expresado limón
colocando primeramente su correspondiente cimborrio, y sacando cuanto sillar
defectuoso se encuentre en la obra existente se reemplazarán por buenos según
se ha indicado. La escuadra de las piezas que se empleen lo propios que su
asiento, se harán en las mismas condiciones que lo viejo, y tanto las que
formen el anillo como los arcos, ligaduras, se construirán con piezas que,
llenado las condiciones de dimensiones, sean las más duras entre las que
aporten de las canteras.
Artículo 5º
Por la parte interior del anillo, se colocará otro de hierro resistente con dos
buenos diámetros normales de suerte que dejen en su unión un agujero en el que
se asegure la cruz y pararrayo, este anillo será de hierro dulce reforzado en
la unión con los diámetros, y se pintará convenientemente antes de colocarlo.
Artículo 6º
La linterna que como obra nueva se indica en el adjunto plano, arrancando de
una pequeña base situada sobre el anillo, se eleva por medio de cuatro machones,
que unidos por arcos de medio punto cierran la parte superior en los que
existen el cornisamiento, interiormente termina con un pequeño casquete esférico.
Sobre este cuerpo se eleva el cimborrio, que terminado por una esfera de sillería
recibe la cruz y pararrayos. La construcción de la expresada linterna, es toda
de sillería labrada, por el brazo de la cruz, y sus sillares se sujetarán con
espigas de hierro y abrazaderas. Su despiece se indicará con plantillas que con
arreglo al adjunto plano y en tamaño natural, se facilite a su debido tiempo.
Tanto el asiento de la sillería que la constituye como los adornos y demás que
la decoran, precisan un trabajo esmeradísimo por lo cual, todo se labrará a
trincheta fina, y los adornos serán trabajados por persona completamente
idónea, respondiendo o el contratista de cuanto podría ocurrir en cuanto asiento
y ligazón.
Artículo 7º
La cruz que será de hierro feligranada y dorada a fuego, apoyándose en el
anillo antes dicho, servirá para la sujeción de pararrayos, tendrá a la altura
conveniente una veleta indicador de la dirección del viento. Será de cuenta de
este remate la colocación del pararrayos existente a la altura y forma que se
indique.
Artículo 8º Se retundirá la sillería nueva y reja de la cornisa del primer cuerpo, la del
segundo por dentro y fuera lo propio que la cúpula o limón y linterna,
recibiendo con cal hidráulica las puntas y pasándolas al ejecutarlas el hierro,
muy particularmente alas molduras y ángulos. Los ángeles alados, mensuras y demás
adornos quedaran perfectamente concluidos a completa satisfacción del director
quedando toda la obra cual si fuera de reciente construcción.
Artículo 10º
Las plantillas para la obra de la sillería y demás que se precisa, lo mismo que
la escuadra del anillo, espigas, abrazaderas y demás hierro, y madera serán
adquiridas por el contratista y trazadas por el Director el que como tal,
ordenará el curso que deberá seguir al construcción, siendo el único juez en
todo lo que a la misma se refiera tanto científica como económica y obligado el
contratista a estar y pasar por lo que el Director ordene.
Artículo 11º
Será responsable el contratista de cuantos desperfectos o perjuicios puedan derivarse
tanto en la torre como en los tejados de la iglesia, e interior de esta, y
obligado por consiguiente a responder a completa satisfacción, respondiendo a dichas
averías el depósito de fianza y el plazo o plazos que por obras hechas tenga
que recibir.
Artículo 12º
Todo cuanto a la presente construcción atañe lo propio que sus circunstancias
serán resueltas por el director, único juez a cuyo fallo se someterán el
contratista, sin apelación de ningún género. Más si por cualquier causa se aumentaran,
disminuyeran o variaran las obras especificadas, nunca en los dos primeros
casos podrá exigir más precio que el adjudicado en el presupuesto a cada obra
de volumen, y si estas no existieran especificadas en el presupuesto el
director dados los precios corrientes de la localidad y circunstancias especiales
de la que se trata se aplicara el que corresponda, estando el contratista
obligado a esta y pasar por el mismo.
Artículo 13º
En el plazo para la terminación de las obras, será el de diez meses a contar
desde la fecha de la escritura de compromiso, previa fianza abonada, entendiéndose
que satisfará veinticinco pesetas por cada día que exceda de dicho plazo, como
perjuicio a la fábrica parroquial.
AHEB/BEHA, 3143/004-00
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.