jueves, 31 de octubre de 2024

 

INUNDACIONES EN BILBAO MAYO 1858



Crónica publicada en el periódico El Mundo pintoresco con fecha 23/5/1858. La lámina pertenece al artista Pedro Pérez de Castro.

Desde el miércoles 6 del corriente empezó a llover a mares en Bilbao. El jueves, A las once y media de la mañana, ya el Nervión rebasó el vivo de todos los muelles, y con la torrental lluvia que sin cesar caía. lluvia que era general en toda la zona que baña, engrosábanse sus aguas, y recogiendo la de sus afluentes, desembocaba en Bolueta bravo e impetuoso. A las doce había invadido la plaza del Mercado, la Ribera, muelle del Arenal, y reventado en la del Correo uno de los conductos subterráneos, que es siempre el que da la señal de alarma a los habitantes de aquella parte. A la una, la creciente se hizo más rápida; adelantó considerablemente por las calles del Correo y Bidebarrieta, y la plaza del Mercado, Ribera y Arenal, se hallaron ya casi anegadas; pero de una y media a dos y media de la tarde tomó tal incremento la avenida, que los habitantes empezaron a abrigar inquietudes por la suerte que esperaba a sus intereses invadidos por el agua, y otros gravemente amenazados. Creciendo siempre las corrientes, en las horas de tres y cuatro invadieron las calles de la Reina, Víctor y Sombrerería, y reventando el conduelo del Portal de Zamudio, llenándose (le agua Arte-calle, Somera y Tendería. El mismo fracaso aconteció en la plazuela de Santiago, con lo que se interceptaron las comunicaciones de la calle de la Torre con la de Bidebarrieta, recibiendo ya del río, ya de los conductos subterráneos, más o menos cantidad de agua las calles Nueva, Santa María, Merced, Perro, Barrencalle-Barrena, Barrencalle, Carnecería Vieja y las demás que abocan a la plaza del Mercado, exceptuándose de la catástrofe las de Jardines, Lotería, Esperanza, Ascao, Cruz, Matadero y Ronda. 

Desde las cuatro y media hasta las cinco y media las aguas se mantuvieron inalterables, hasta que a las seis observóse con no poca satisfacción que empezaban a bajar paulatinamente, y ya desde las seis y media el movimiento descendente era muy marcado, encauzándose riel todo en su lecho a las doce de la noche.

Durante las horas que acabamos de indicar, el cielo abría sus cataratas. Baste decir que amaneció lloviendo con duro viento del N. O., y anocheció sin que el agua cesara de caer un instante con más o menos tuerza. Cuando las sombras de la noche empezaban a ocultar los objetos y eran más de temer los estragos, porque la pleamar correspondía a los 10 y 12 minutos, cesó de llover largos intervalos, y la confianza de ver las aguas retiradas alentó a los corazones.

Todo aquel que conozca la situación de Bilbao, sabe lo expuesta que se halla a las inundaciones; algunas han pasado a la historia; así es, que cuando hay temores de que se presenten, el pueblo entero se lanza a sacar de los almacenes y depósitos de comercio las mercaderías, para ponerlas a buen recaudo en los primeros pisos o entresuelos.

Naturalmente esto debía ocurrir en la mañana y tarde del jueves, y las narrias y carros de bueyes, las tandas de cargueras y cargadores, las de embaladores y las de cuantos mozos se presentaban, hallaron ocupación para trasladar efectos desde los puntos bajos y los altos, ora en los edificios mismos, ya desde una a otra calle. Y estas operaciones, en la ocasión presente, eran tanto más importantes, cuanto que había grandes existencias de azúcar, de cacaos, de harinas, de hilazas y de otros artículos más o menos fáciles de averiarse. El movimiento do las calles era extraordinario.

Los daños causados dentro del pueblo apenas son de consideración, porque como las avenidas dan siempre tiempo para levantar de los pisos más bajos los objetos que contienen, los dueños, que se hallaban prevenidos, al momento efectuaron la traslación. Solo en algunas tiendas en que se confió demasiado, o en alguna lonja en que los bultos eran de un volumen y peso excesivo, sobrevinieron algunas averías. Pero sí la villa salió tan bien librada, no sucedió lo mismo un poco afuera, en las inmediaciones del Nervión. Desde la soberbia fábrica de Bolueta, que quedó completamente anegada, hasta la no menos importante de los señores Ibarra, hermanos y compañía, en el Desierto, todas han sufrido poco o mucho, más principalmente aquellas próximas a la isla, en donde reunidas las aguas de las diferentes presas se precipitan de tal modo, que sus corrientes salvan todos los obstáculos. Es horrorosamente bello el espectáculo que en días como el del jueves presentan los Caños, la Isla, la Peña y el Pontón. Allí las aguas, que se desploman desde las presas en cantidades inmensas, chocan contra los peñascos que les sirven de base, levantando tal oleaje y estruendo, que no sabemos a qué compararlas. Allí corren y se precipitan, desobedeciendo a la ley de la gravedad; se chocan continuamente; saltan sin concierto, y arrastrándose como para sumirse en un abismo, suben de repente impelidas por la fuerza de la corriente hasta una altura prodigiosa.

No tenemos noticias de ninguna desgracia personal, aunque es imposible que haya dejado de suceder. Referiremos algunos sucesos curiosos y notables de otra índole.

La hermosa barca Gertrudis, recientemente construida, se hallaba fondeada en frente de la Salve, cuando fue sorprendida por las aguas. Su capitán y tripulación tomaban las medidas más oportunas para combatir el furor de las corrientes, dando calabrotes al buque, dos de los cuales habían va faltado, y pasando, con grave riesgo de su vida, embarcados desde este á tierra y viceversa, cuando en uno de estos viajes arrollan las aguas a la lancha de tal modo, que haciéndola chocar contra una de las cadenas de estribor la tumban; se suspenden de la cadena tres marineros; otros tres quedan fuertemente agarrados a ella en la lancha, y es el capitán arrojado al agua vestido y con las grandes bolas marinas que calzaba. Pero contra toda esperanza de salvar la vida, conservando su presencia de ánimo este intrépido marino, al conocer el riesgo que corría, comienza a nadar, y logra no sin grande esfuerzo llegar a la orilla, cerca del astillero del Sr. Saralegui, a unas 100 varas distante de donde se había embarcado. Salir a la orilla con asombro de sus compañeros, y acudir de nuevo a poner en seguridad la nave, fue obra de un instante, y ayudado por los operarios del fundidor Sr. Sagardui, que se presentó espontáneamente auxiliará la Gertrudis, y del cordelero de Deusto, Sr. Oco, que prestó un grueso calabrote y su ayuda, pudo el buque ponerse en buena facha. Pero él bravo y experto capitán D. Santiago Aldamíz, a poco rato de seguir trabajando, cayó desmayado y es conducido a una casa del astillero, desde la que repuesto vuelve a sus faenas y logra ver asegurada, después de 20 horas, a su hermosa corbeta, y salir librado del inminente peligro que corrió, con solo un susto y una completa mojadura. La tripulación permaneció sin comer durante el largo intervalo de las mismas 20 horas que corrió peligro la nave.

El puente de la Isla fue arrastrado por las corrientes desde el momento que subieron las aguas. ¿Cuántas veces se habrá repetido este mismo incidente?

Un mulo o caballo, que se cree salió a nado de la cuadra de uno de los molinos de la Isla, pasó por delante, del Arenal vivo aun y luchando contra el furor de las corrientes, sin tropezar ni en las muchas embarcaciones allí fondeadas, ni contra los machones del puente. Su paradero habrá sido probablemente el fondo del Ibaizabal.

Tres gabarras que se desamarraron en la parte más alta y navegable del Nervión venían impulsadas por las aguas sin haber tropezado tampoco en los buques fondeados en la Ribera. Todos los espectadores creían que al llegar al puente de Isabel II toparían con sus machones y saltarían hechos pedazos, pero sucedió lo contrario; dos de ellas, que allí llegaron casi emparejadas, atravesaron dos ojos del puente y siguieron su curso; la tercera pasó otro sin tocar; pero virando rápidamente, se estrelló contra las quillas de la goleta Ea, lugre Corzo y quechemarín Busca la vida, que fondeados permanecían al lado izquierdo del Nervión, sumergiéndose en el acto. El quechemarín perdió una cadena.

En Olaveaga atravesaban el rio los tripulantes del bergantín Somorrostro para echar un calabrote en tierra, cuando impelida por la corriente la lancha en que iban, volcó, pero no sin que aquellos pudieran suspenderse a las cadenas del buque y salvarse.

Una parte del convento de monjas de la Merced se desplomó el jueves por la noche, produciendo un terrible estrépito.

No hubo función teatral, porque el edificio tendría dentro de sus muros una vara de agua próximamente, pero sin llegar al suelo de las lunetas ni de otras localidades, y si sólo bajo el escenario, en el foso, en el vestíbulo, etc.

A pesar de lo doloroso que era contemplar la inundación, tenía innegable belleza: convertida Bilbao en una nueva Venecia, corrían veloces por sus calles lanchas y gabarras removidas por los remeros. Subieron estas hasta la plazuela de San Nicolás, calle del Víctor por la del Correo y Bidebarrieta, número 10, plaza del Mercado, Ribera, Arenal y bocacalles inmediatas.

A las nueve de la noche, unos cuantos jóvenes de los que forman el círculo de la Pastelería tuvieron la feliz ocurrencia ríe meterse en una de estas barquillas y recorrer, dentro de ella, las calles del Arenal y del Correo, cantando una de las barcarolas que con frecuencia nos han dejado oír en otras ocasiones. El efecto que produjo fue magnífico, realzado por las luces que reflejaban sobre las aguas y deslizándose sobre ellas hasta penetrar dentro de la Pastelería, punto donde acostumbran a reunirse, a la sazón con tres pies de agua.

La diligencia de Orduña, que el jueves salió a su destino, no pudo pasar de Arrigorriaga, donde permaneció toda la noche, y en cuya taberna se pusieron más de veinte camas: ayer llegó a las nueve a Orduña. El correo de Orozco, que se empeñó en seguir su camino, faltó poco para que fuese arrastrado por las aguas y hubo de volverse a Arrigorriaga muy satisfecho de no haber seguido adelante.

El alumbrado público se encendió a las cuatro de la tarde. Los destrozos causados en varios sitios son de alguna consideración. El piso asfaltado de la Pescadería ha sido casi todo arrancado, así como las sólidas mesas cubiertas de gruesos mármoles. Las verjas del muelle de la Ribera, del Arenal y de la Cendeja han quedado rotas en unas partes, caídas en otras, sobre todo cerca del gabarrón del señor Colina, donde fondean los vapores que, sea dicho de paso, tuvieron no poca suerte en hallarse fuera del puerto.

La grúa del muelle principal fue algún tanto removido, y en la rampa de este muelle se hacinaron arenas y sedimentos para poder cargar tres gabarrones. El cieno que han dejado las aguas es inmenso, y el que sale de las tiendas, de las lonjas, de los almacenes, no se podría quitar sí no fuera por las obras de las fuentes ejecutadas ya por Mr. Abbadie, obras cuya importancia es ahora reconocida. Con solo haberse soltado alguno de sus conductos, han quedado las calles perfectamente limpias.

Se han observado fenómenos en la subida de las aguas dignos de referirse. Casi todas las personas a quienes hemos consultado convienen en que esta avenida ha sido mayor que la de 1845, la más grande del siglo después de la de 1801, y, sin embargo, en algunos puntos del Arenal, Cendeja, etc., parece que no llegó a las señales que se conservaban desde aquella época. A pesar de esto ha subido más en las calles del Arenal, del Correo, Ribera, Portal de Zamudio, Bidebarrieta, etc., lo que nos induce a creer que, por efecto de la repompa que forma el puente de Isabel II, las aguas han subido más desde él para arriba, y menos que antes desde los pilares para abajo.

La elevación máxima sobre el nivel ordinario se calcula en 20 pies y ha marcado 79 centímetros por fuera, en las casas del Boulevard. Desde 1845 acá no había ocurrido una inundación tan importante. En algunos momentos los males que se presagiaban traían é la memoria los de 1801. Decimos que son 20 píes los que tuvieron las aguas sobre su nivel ordinario, pudiéndose calcular 13 sóbrelas aguas vivas: hubo casa del boulevard que tuvo dentro de sus muros vara y cuarta de agua, por hallarse su suelo más bajo que el pavimento exterior.

Finalmente, se ha observado en las señales del Pontón, que solo ha faltado a la avenida, para llegar a la altura de la de 1801, cuatro pies escasos.

La lámina que representa esta inundación ha sido ejecutada por nuestro hábil artista don Pedro Pérez de Castro.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

miércoles, 30 de octubre de 2024

 

NAUFRAGIO DEL PETACHE “MARÍA MAGDALENA”

SETIEMBRE 1779

                                 Vista del Abra,1740 Junta de las Obras del puerto

Expediente de naufragio del patache "María Magdalena", cuyo capitán es Juan de Ibarra, en los arenales de la anteiglesia de Guecho. Dicho capitán y José de Artaza, en nombre de Jacob de Daniel Suarez, vecino y comerciante de Bayona, reclaman su parte del total salvado. Se nombra traductor de francés a Jorge Guillermo Lavigne. AHFB, JCR0854/008

DECLARACIÓN. En la anteiglesia de Guecho y su puerto de Algorta a veinte y siete de setiembre mil setecientos setenta y nueve, el Sr. Joaquín de Ayarza, Piloto Mayor de la barra, vecino del Concejo de Santurce dijo que con motivo de haber varado en los arenales de dicha anteiglesia la noche del día veinte y cinco de este mes el petache nombrado María Magdalena, su capitán Juan de Ybarra había dado parte y noticia de ello al señor Felipe Pover y Larrea, prior de la universidad y casa de contratación de la Noble Villa de Bilbao, y este le había dado orden y comisión para practicar las correspondientes diligencias a fin de salvar lo más que pudiera de los efectos del naufragio a beneficio de los interesados. Así mismo manifestó que a pesar de haber lanzado varias anclas, el fuerte viento huracanado hizo que el petache naufragara.

Y para el debido efecto mandaba y mandó poner este auto de oficio y a su cabeza dicha carta y en consecuencia poner a salvo dicho barco y sus aparejos, y recibir declaraciones al citado capitán y marineros, nombrar perito o peritos para hacer tasaciones, proceder al remate de los bienes y practicar las demás diligencias convenientes y necesarias para el cumplimiento de su Comisión.



Entre los efectos recuperados del petache María Magdalena, varado en los arenales de Guecho y que están contiguos a la barra de Portugalete en disposición de que so se podrán sacar para poder navegar son:

Una verga del trinquete, una verga de gavia, una orqueta de vela mayor, dos barandas, doce tablas de pino de Baiona, un bótalo del Banyoles, la obencadura con sus coronas, dos barandales de gavia con sus vigotas, veinte y cuatro motones chicas y grandes, el arrancamiento del trinquete, tres  cuerpos de bombas uno nuevo, un saca nabo, un candelero de hierro, un tamborete de gavia, un hierro de la escotilla mayor con su motón, una caja de escotilla, dos vigotas, un balde de sacar agua, una patasca sin roldana, una barra de escotilla mayor, la maniobra de gavia y velacho, un amarre con su porción de corona, unas gafas de carga, barriquería. Una vela mayor rota, un trinquete roto, un velacho, un foque roto, un velacho medio cansado y otros dos que pueden valer para forros, dos trozos de cable de grueso seis pulgadas. Todo ello quedó en manos del señor Francisco Antonio de Arana.

Relación de los jornaleros que han trabajado en el naufragio del petache nombrado María Magdalena. Su capitán Juan de Ybarra desde el día veinte y cinco de setiembre de 1779:



Juan de Zugasti Marchel, dos días, dos reales.

Juan Bautista de Basagoiti, dos días, dos reales.

Juan Bautista de Uría, hijo de San Pelayo, dos días, dos reales.

Antonio de Sarria Santicoena, dos días, dos reales.

Antonio de Echeandia Achea, dos días, dos reales.

Pedro de Gorrondona, tres días, tres reales.

Manuel de Zugasti mayor, dos días, dos reales.

Antonio de Zugasti menor, dos días, dos reales.

Francisco de Sarria Patacón, tres días, tres reales.

Manuel de Zugasti menor, tres días, tres reales.

Pedro de Echeandia, dos días, dos reales.

Andrés de Sustacha menor, dos días, dos reales.

Juan de Manene, dos días, dos reales.

Francisco de Zugasti, tres días, tres reales.

Antonio de Madariaga, un día, un real.

Antonio de Arteta, un día, un real.

Andrés de Cortina, un día, un real.

Juan Antonio de Cortina, un día, un real.

José Ramón de Achondo, un día, un real.

Francisco de Manene, un día, un real.

Antonio de Arrigunaga, un día, un real.

Ramón de Ustacha, un día, un real.

Ramón de Aqueche, un día, un real.

Pedro de Basagoiti, un día, un real.

Juan Antonio de Elgorriaga, un día, un real.

Manuel de Poveda, un día, un real.

Juan de Gobela menor, un día, un real.

Los dos criados de Simón de Yturreta, dos días, dos reales

 Antonio de Zugasti menor por dos jornadas a donde el Piloto mayor, salario de un día, un real.

Y para los que trabajaron con carro y bueyes en conducir la jarcia y aparejo:

Fernando de Larrazabal, u viajes, 4 reales.

Pedro de Alango, 1 viaje, 1 real.

 Ramón de Arecheta, un viaje, 5 reales.

Antonio de Gorria, 1 viaje, 1 real.

Juan de Zuazo, 1 viaje, 1 real.

Domingo de Villaverde, 2 viajes, 2 reales.

Continúa una relación de gastos generales, y entre todos ellos destaco el apunte de: Por el gasto de una comida del Piloto Mayor y llevarlo en lancha a su casa, 15 reales y 14 maravedíes.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

lunes, 28 de octubre de 2024

 

PORTUGALETE Y SANTURTZI EN LAS REVISTAS



La revista El Museo Universal, aparece el 15 de enero de 1857, al principio con frecuencia quincenal y, a partir de 1860, semanal, en números de ocho páginas y a tres columnas, como “periódico de ciencias, literatura, artes, industria y conocimientos útiles e ilustrado por los mejores artistas españoles con multitud de láminas y grabados.



Después de trece años, publicará su último número el 28 de noviembre de 1869, tras pasar su propiedad a manos de Abelardo de Carlos, que antes de que acabe ese año la sustituye por la gran revista española del XIX: La ilustración española y americana (1869-1921).



En este tiempo al menos aparecen tres gravados que hacen referencia a Santurce, Portugalete y a una sardinera. Los dos primeros aparecidos en publicaciones del 17 y 24 de agosto de 1862 y que aparecen como soporte en un artículo sobre las vascongadas, y el tercero La Sardinera publicado el 9 de julio de 1865.



Vistas agradables como las que ofrecen Santurce y Portugalete, pesca abundosa y riquísima como la que ofrece todo el litoral, arboledas sombrías para las imaginaciones melancólicas bosques centenarios, escarpados montes y pasos peligrosos, peñascos azotados de continuo por las olas del Océano, valles risueños y poéticos, costumbres patriarcales entre la gente del campo, …

Posteriormente, en el año 1865 las dos primeras imágenes  serían publicadas con ligeros cambios en el libro" Crónica del Señorio de Vizcaya", en las páginas 57 y 73.



La anterior imagen de Portugalete, volvería a ser publicada  en la revista "El Museo Popular"  en el número 11 del año 1887.




 Entrada actualizada el 27 de noviembre de 2024

 Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

domingo, 27 de octubre de 2024

 

JOSÉ MIGUEL ELVIRA ARETXABALETA

EFEMÉRIDES


En el 80 aniversario de tu nacimiento, que mejor ocasión para felicitarte y agradecer tu plena dedicación en las artes escénicas.

Si hay una persona merecedora de un homenaje por su trabajo en la escena teatral, labor iniciada en el año en el año 1972 con el grupo Cobaya, no es otro que José Miguel Elvira Aretxabaleta, ingeniero industrial de carrera y Doctor por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco UPV/EHU y Director de escena y Profesor de Interpretación.

José Miguel, nace en Santurtzi el 27 de octubre de 1944, siendo el menor de los cuatro hijos, (Araceli María, Pedro, Blanca Amelia y José Miguel), del matrimonio formado por Pedro Elvira Cebrián, de profesión carpintero y cuyo fallecimiento coincide con la fecha del nacimiento de su hijo José Miguel, (Santurtzi 26 de noviembre de 1896+Santurtzi 27 de octubre de 1978) y de María Nina Arechabaleta Fernández (Uruguayana, Río Grande Del Sur, Brasil, marzo de 1902+ Barakaldo 7 febrero de 1983), y celebrado en Santurtzi el 30 de julio de 1925.

Las escuelas de teatro fundadas y dirigidas por José Miguel fueron;

Entre los años 1983-1989, junto con José Luis Raymond, Álvaro Sánchez y Rosa Agirre, fue fundador, y a su vez Director de uno de sus 3 talleres, y Profesor de Interpretación de la Escuela de Teatro de Getxo- Getxoko Antzerki Eskola.

Entre los años 1989-1995, fue Director y Profesor de Interpretación de la Escuela de Teatro de Getxo - Getxoko Antzerki Eskola, siendo esta la primera Escuela de Teatro de la Margen Derecha.


 

Posteriormente en octubre de 1996 funda la Escuela de Teatro de Portugalete- Portugaleteko Antzerti Eskola, ubicada en el Centro Cultural Santa Clara- Santa Klara Kulturteguia, siendo primera Escuela de Teatro de la Margen Izquierda.

Entre los años 2000-2005 fue el fundador, Director y Profesor de Interpretación del Taller de Teatro Universitario ubicado en la Escuela de Náutica de Portugalete, en dependencia de la Oficina de Gestión Cultural de la UPV/EHU.

Entre los años 2004-2014, tras presentar en la Facultad de Bellas Artes en 1994 y 1997 proyectos para integrar la enseñanza de Arte Dramático en la universidad, finalmente, en el año 2004, organiza, dirige y gestiona el Título Propio de Postgrado de Teatro y Artes Escénicas de la Universidad del País Vasco UPV/EHU, junto con Inmaculada Jiménez, Catedrática de la Facultad. Es miembro de la Comisión Académica. Además de ello es profesor de Improvisación e Interpretación en el citado Título. Es un curso de 300 horas de duración.

Entre los años 2014-2019, organiza, dirige y gestiona el curso complementario "La formación del actor, Interpretación, Creación y Performance", de la Universidad del País Vasco UPV/EHU, junto con Inmaculada Jiménez, Catedrática de la Facultad. En los años siguientes junto con los profesores de la facultad de Bella Artes Jon Barredo y José Antonio Azpilikueta. Es profesor de Improvisación e Interpretación en el citado curso.



Entre los años 2009-2019 fue Director Académico y profesor de Interpretación del Departamento de Teatro en ARTEBI, Escuela de Artes Escénicas y música de Bilbao.

En la Escuela de Teatro de Portugalete, además de muchas piezas de teatro breve, dirigió las siguientes obras de larga duración en los años:

2000: Pervertimento y otros gestos para nada (Sanchis Sinisterra).

 2001: Con el corazón en la mano (Quim Monzó).

 2003: Amantes y otros extraños (Taylor y Bologna).

2004: El oso (Chejov).

2006: ¿Existe verdaderamente Mr. Smith? (Stanislaw Lem)

2010: Las 3 gracias de la casa de enfrente (Eric Schneider)

2016:  Auto (Ernesto Caballero)

2018: Afectos y desafectos (Varios autores)


2003 y 2004: Organiza y dirige las representaciones del ciclo Teatro en las Aulas. Son representaciones de teatro, a cargo de la Escuela de Teatro de Portugalete, realizadas en la Universidad del País Vasco, en las Facultades de Bellas Artes, Ciencias, Ciencias Sociales y de la Comunicación, Escuela de Náutica y Relaciones laborales.

2024:  Estrenó en el mes de abril en el colegio Nuestra Señora del Carmen de Portugalete, con el grupo Kronos, la obra El arte de la entrevista, de Juan Mayora.

Además, José Miguel Elvira Aretxabaleta cuenta con abundantes premios y reconocimientos obtenidos gracias a su dilatada carrera como Director de Interpretación.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales


sábado, 26 de octubre de 2024

 

MURO ENTRE LAS FINCAS DEL PALACIO DE ORIOL Y VILLA LEODE



Sr Don Ángel Begue- Santurce

Muy Señor mío: Tengo el gusto de referirme a su muy grata 19 del actual que recibo en este Balneario.

Me parece muy acertada la gestión respecto de la desaparición del enorme muro que limita mi finca por el noroeste, levantado por D. Lucas Urquijo obtenido a su influencia y a sus millones para desahogar el enfado de que mi suegro hubiera comprado este solar y él después no pudiera adquirirlo en el precio barato que ambicionara.

Sí pues el actual Ayuntamiento obtiene del Señor Oriol actual dueño, que tal paredón se derribe a su costa como único causante del daño, conseguirá Ud. que la justicia brille y que poco a poco se vaya borrando la memoria espectacular que tal triste celebridad está dando al simpático pueblo de Santurce.

Envío a Ud. mi calurosa felicitación por su iniciativa, deseando tenga el éxito más feliz y doy las debidas y muy merecidas gracias por la atención de participarme la agradable noticia, quedando gustoso a sus órdenes atentamente.

Salvador Escadón--- La Borbolla, Asturias - 22 de Setiembre del 1931.




Fue esta carta, contestación a otra anterior enviada por el teniente alcalde D. Ángel Begue, remitida al Ayuntamiento de Santurce Antiguo por Salvador Escandón, esposo de Isabel Pagazaurtundua, agradeciendo la decisión tomada por dicho ayuntamiento referente al derribo de un muro levantado por Lucas Urquijo y que limita con una finca de su propiedad. AHFB, SANTURTZI 6204/190, las actas de las sesiones del Ayuntamiento de Santurtzi y la siempre y precisa información de Jon Fernández García de Iturrospe, las que me dieron la pista definitiva para aclarar, quienes eran los propietarios de la finca y casa que existió en su día entre los terrenos del Palacio de Oriol y los chalets de Peñota, y por ende la existencia del muro que separaba las fincas de Lucas Urquijo y Juan Pagazaurtundua.

Lucas Urquijo y Urrutia (1849/1912), Palacio de Oriol

 

 *El 14 de agosto del año 1903, el arquitecto Severino Achucarro, en representación de Lucas Urquijo, presenta para su aprobación en el Ayuntamiento de Santurtzi los planos de la casa que se está construyendo en el terreno denominado “Campo Grande”. En estos momentos los sótanos ya estaban construidos desde el año anterior.

 

*En mayo del año 1906 el arquitecto Leonardo Rucabado, solicita la autorización para construir una galería para Lucas Urquijo en la casa denominada Campo Grande.

 

*En mayo del año 1911 el arquitecto Manuel María Smith, solicita la autorización para construir un grupo de casas de alquiler en el barrio de Peñota cuyo propietario es Lucas Urquijo. 

 

Los deseos de Lucas Urquijo de haber construido desde su finca donde estaba edificado el palacio de Oriol hasta la frontera de Portugalete que la marcaban los chalés de Peñota, se vieron frustrados porque había un pequeño solar que el no pudo adquirir, y en venganza hizo construir un muro que alcanzaba los 10 metros de altura para separar los dos terrenos, y que pudiera estar construido entre los años 1909 /1911.

 

Esta finca era propiedad de Juan Pagazaurtundua, el cual era su deseo construir una casa, que no estuvo exenta de diversos problemas tal y como se deduce de los textos recogidos de las actas municipales de Santurtzi.



 

Juan Pagazaurtundua Briones, Villa Leode

 

*Actas Santurtzi, 21 de octubre de 1909. Leída la instancia presentada por D. Enrique Retuerto en representación de su tío D. Juan Pagazaurtundua pidiendo autorización para construir una casa con arreglo al plan que acompaña en terreno de su propiedad y en lugar denominado “El Cuervo” de esta jurisdicción, fue acordado pase a informe de la Corporación de Fomento llamando el Ayuntamiento la atención de la misma para que se fije en las ordenanzas de construcción.

 

*Actas Santurtzi, 25 de diciembre de1909. Se acuerda notificar a Don Enrique Retuerto para que presente el plano de la modificación de la casa que está construyendo en la Avenida Murrieta el Sr Don Juan Pagazaurtundua, pues de lo contrario se paralizarán las obras.

 

*Actas Santurtzi, 12 de febrero de1910. Vista la instancia presentada por el arquitecto Zunzunegui en representación de D, Juan Pagazaurtundua, a la que acompaña el plano de las plantas con sujeción a las que se modifica el primitivo proyecto de la casa que está construyendo en la Avenida Murrieta, el Ayuntamiento quedó enterado y conforme.

 

*Actas Santurtzi, 3 de junio de 1916. Se da cuenta de la solicitud presentada por el procurador D. Salvador Ródena en representación de Doña Isabel Pagazaurtundua, en súplica de que por los Sres. Alcalde, Síndico y Secretario se certifique con arreglo a la Ley Hipotecaria, haciendo constar que la finca de que se trata titulada “Villa Leode” sita en la Avenida de Murrieta se encuentra amillanada a nombre de dicha Señora, y fue acordado expedir la certificación solicitada de conformidad con los datos que resulten del archivo.



 

*Actas Santurtzi. Pleno del día 4 de febrero de 1938. 2º año triunfal. El Ayuntamiento se entera de la sentencia dictada por el Tribunal Contencioso Administrativo con fecha del 1 de octubre del 1937, por la cual se declaran nulos sin valor ni efecto los acuerdos adoptados por la Corporación municipal de este Concejo el 21 de julio y 1 de setiembre de 1933 relacionados con el derribo del muro existente en la finca propiedad de Doña Catalina de Urquijo y Oriol, sita en la Avenida Murrieta, resolviendo la Corporación conformarse con dicha resolución y cumplirla en todas sus partes.

 

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.

 

 

 

 

jueves, 24 de octubre de 2024

 

EL VIAJE REGIO

VISITA DE SS. M.M. Y AA. A VITORIA SETIEMBRE 1887



Setiembre de 1887 fue un  mes pleno de acontecimientos para la Reina regente María Cristina que, acompañada de sus hijos y séquito, visitaría entre otras las ciudades de: San Sebastián, Bilbao, Portugalete (en esta villa sería testigo de la colocación de la última piedra en el Muelle de Hierro), Durango, Pamplona, terminando su periplo vacacional en el norte de España en la ciudad de Vitoria.

Esta es la crónica publicada en el periódico La Ilustración Española y Americana el 15 de octubre de 1887 de su visita a Vitoria.

“En la larde del 26 de Septiembre próximo pasado la Real familia llegó a la capital de Álava, siendo recibida en la estación por las autoridades civiles y militares, el Ayuntamiento y la Diputación provincial, algunos senadores y diputados a Cortes, la Audiencia, comisiones de la ciudad y una muchedumbre entusiasta que vitoreó y aclamó al Rey niño y a la Reina Regente.

La población estaba engalanada con sencillez y buen gusto, en las calles flotaban numerosas banderas y flámulas, y los balcones lucían vistosas colgaduras.  En la de la Constitución había un arco de tres cuerpos erigido a expensas del Ayuntamiento y la Diputación provincial, y en la de la Estación, un castillete costeado por la guarnición. En la cuesta de San Francisco, junto al teatro, se alzaba otro arco lindísimo, hecho también por los cuerpos militares. Varios edificios públicos v de particulares aparecían decorados con lujo, entre ellos el Circulo Vitoriano, en cuya fachada había una rica bandera nacional de seda, con inscripciones dedicadas al Rey y a la Reina Regente.

La comitiva regia, formada a la salida de la estación, dirigióse a la catedral de Santa María entre los vítores de la multitud, y en el bellísimo pórtico principal del templo, la Real familia fue recibida bajo palio por el Ilmo. Sr. Obispo y el clero capitular, cantándose en seguida un solemne Te Deum.

En el dibujo del natural por el Sr. Comba, figura una viñeta que representa la llegada de SS.MM. y AA. ante la iglesia principal de Vitoria.



Es la catedral de Santa María un bello edificio gótico del siglo XIV, erigido en el solar de antiguo templo románico que, en 1181, mejor dicho, en el largo período de guerras y treguas entre los reyes de Castilla y de Navarra, que duró hasta los primeros años del siglo XIII, era a la vez iglesia y fortaleza, como otros edificios de la misma época, y aun de época posterior, en varias ciudades de Castilla. Son obras notables sus portadas principal y lateral, sus naves, su crucero, su capilla mayor, que se eleva en el centro de éste, sus enterramientos. Consérvense en la sacristía, entre otras joyas artísticas, la sublime Concepción de Carreño, el cuadro La Piedad (que se atribuye a Van Dick) dos cruces de plata y oro primorosamente labradas.

El machete vitoriano, se conservó hasta el año 1841 en la parte exterior del ábside de la iglesia de San Miguel erigida sobre las ruinas de un templo románico, y en la cual se venera la imagen de la Virgen Blanca, patrona de Vitoria. Puesta la mano derecha sobre ese machete, el síndico de la ciudad, al tomar posesión de su cargo, juraba cumplirle lealmente, so pena de que le cortaran la cabeza, en el caso contrario, con un alfanje de hierro y acero semejante al citado machete, o con el mismo machete; y el último juramento de esta clase se prestó en 1841, fecha en que aquel objeto histórico fue trasladado a los archivos de la ciudad, poniéndose una lápida conmemorativa, que todavía existe, debajo del sitio donde antes estuvo.




La Real familia se dirigió, después del Te Deum, a la calle de la Estación, para presenciar el desfile de las tropas, había allí una elegante tribuna, en la que S. M. la Reina ocupó el asiento de honor, teniendo al Rey niño (en brazos de la nodriza) a su derecha y a la Princesa de Asturias en el lado de la izquierda, sentándose la infantita Dª. María Teresa delante de su augusta madre. Desfilaron ante SS. MM. y AA. cuatro batallones de cazadores, dos regimientos de caballería v un regimiento de artillería, cuyas secciones dieron los vivas de ordenanza al Rey y a la Reina Regente, repitiéndolos en clamor inmenso la muchedumbre que llenaba la ancha vía y la contigua plaza de San Prudencio.

La Reina visitó en seguida el hospital civil de Santiago y el Hospicio, benéficos establecimientos que sostiene la caridad pública, y después se dirigió al palacio de la Diputación, siendo objeto de ovación entusiasta, en la plaza de la Constitución, al llegar ante la puerta del Real alojamiento, muchas señoras vitorianas que ocupaban espaciosas tribunas a los lados del edificio, aclamaron a SS. MM., y arrojaron palomas, flores y poesías, y el gentío que llenaba la ancha plaza contestaba con vítores y aclamaciones.



La Diputación de Álava no tuvo palacio propio hasta bien entrado el siglo XVII, y la Corporación celebraba sus sesiones en la sala principal del hospital de Santiago, o bien en casa del diputado general, y algunas veces en la portería o el refectorio del convento de San Francisco. El palacio que ahora posee en la plaza de la Constitución fue comenzado en 1831, bajo a dirección y planos del arquitecto Sr. Saracibar, y después de larga suspensión de las obras en los años de la primera guerra carlista, concluyese el primer cuerpo en 1844y el segundo en 1858.

El salón de Sesiones, que recibe luz cenital por esbelta rotonda, está decorado con seis estatuas que representan al Conde Vela Jiménez, a Fernán-González, a Alfonso XI, a Isabel la Católica, al emperador Carlos V y al fundador de la dinastía borbónica Felipe V. Detrás de la cabecera del Salón está la capilla, donde hay que admirar un magnífico lienzo de Ribera, Cristo crucificado, y en la inmediata sala de remates se ve otro cuadro del mismo famoso autor, que representa a los apóstoles San Pedro y San Pablo.  En el primer cuerpo de la fachada principal a los lados del pórtico, aparecen dos buenas estatuas que figuran a los diputados generales Sres. D. Prudencio María de Verástegui y D. Ricardo de Álava.

La antigua Diputación foral constaba del diputado general, los procuradores del pueblo (nombrados por éste), los alcaldes de la hermandad donde la Diputación se reunía y los secretarios por ciudades y villas. Este pequeño congreso alavés celebraba sesiones dos veces al año, en 4 de Mayo y en 18 de Noviembre. El diputado general era el presidente, el jefe único, tanto civil como político y militar, y se titulaba también Maestre de campo y Comisario.





El citado dibujo del Sr. Comba, en la viñeta que recuerda la llegada de SS. MM. y AA. a su alojamiento, presenta una vista de la fachada principal del edificio. Añadiremos que en el mismo dibujo está representada la célebre Casa del Cordón, sita en la calle de la Cuchillería, número 22. Fue edificada a fines del siglo XIV v empieza a delinearse en ella el carácter de la arquitectura civil, digámoslo así, que tuvo luego tan magnifico desarrollo en varios palacios señoriales de los siglos XV y XVI. Asegurase que moraba en ella el cardenal Adriano, antes deán de Lovaina y preceptor del hijo primogénito de Dª. Juana la Loca y Felipe el Hermoso, cuando fue elevado al solio pontificio, por fallecimiento del papa León X en 1532, y que en ella recibió al mensajero de su augusto discípulo Carlos V,que le llevó la noticia de la elección efectuada por el cónclave.

Tiene tal nombre popular por el grueso cordón de piedra, anudado a trechos, como el cilicio de un hábito franciscano, que decora el arco ojival de la gran portada y también la puerta contigua. El que fue suntuoso palacio de los Condestables de Castilla, en Burgos, construido en el último cuarto del siglo XV, se llama también Casa del Cordón, en frase popular, y por igual extraño decorado en la fachada principal.

Por último, el tipo de guardia municipal o ministro (que tal nombre se da en Vitoria a los guardias del Ayuntamiento) es realmente original. Viste negro traje de etiqueta (véase el mismo dibujo), no muy correcto en ocasiones, o sea frac, sombrero de tres picos y guante blanco, y tiene por armas, no espada ni revólver de reglamento, sino un flexible junco, lo que demuestra el respeto que la ley obtiene en la culta Vitoria.



A las diez de la noche, después de la recepción y la comida oficial que se celebraron en el Palacio y mientras lucían en calles y plazas esplendentes y bien combinadas iluminaciones, se efectuó la retreta militar, formaban en ella las músicas y bandas de todos los cuerpos de la guarnición, y más de mil soldados con luces, figurando en último término una preciosa carroza que semejaba un trono, con el retrato de la Reina Regente.

La retreta pasó entre apiñada multitud por las principales calles y cuando en la plaza de la Constitución asomáronse SS.MM. y AA. a los balcones del edificio, los soldados y el pueblo prorrumpieron en vivas entusiastas.

Nuestros lectores no ignoran que la Real familia partió de Vitoria a las ocho de la mañana del 27, y deteniéndose pocos minutos en las estaciones de Burgos y Valladolid, para recibir el homenaje de respeto de las autoridades, y en la del Escorial, donde S. A. R, la infanta Dª, Isabel se incorporó con la regia comitiva, llegó a las ocho y media de la noche a la capital de España.

No terminaremos esta breve crónica del viaje regio sin dar sinceras gracias, en nombre del Sr. Comba…”

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales