CESAREO SEMINARIO IRAIZOZ
Cesáreo Seminario Iraizoz, de 48 años de edad nacido en
Olague y vecino de Bera- Navarra en la casa Arguiñenea de la calle Altzate, y taxista de profesión, casado con Nieves Garralde Goldaracena, natural de Lekunberri y padre de cinco hijos falleció a la vuelta del Castillo el día 10 de diciembre de 1936, a las siete
horas y treinta minutos, a consecuencia de heridas por disparos de armas de
fuego, (fusilado).
Cesáreo, viendo los términos y el optimismo con que le escribió a su
esposa, el día anterior de su muerte, poco podía imaginar que su destino ya estaba sentenciado.
Pamplona, 9 -12 - 1936
“Querida Nieves, me
alegro que al recibo de esta os halléis bien como yo a bien gracias.
La
presente sirve para decirte que a Elejeta el interventor del Bidasoa y al
carabinero ya les han notificado la sentencia, no así a Martínez y a mí, así
que no sabemos nada, pero estamos contentos porque nos parece que se aclarará
nuestra inocencia porque de lo que a mí me acusan yo no sé una palabra, todo es
incierto, de todas las formas esperamos haber lo que pasa.
Nieves,
de continuar aquí necesito ropa que hace mucho frío, no te apures hasta que yo
te avise.
No
tengo que decirte nada más que doy recuerdos a todos, les das también a la
mujer de Martínez que así me encarga, besos a las niñas y tú lo que quieras de
tu esposo que te quiere y verte desea.”
Cesáreo Seminario y el vizcaíno Faustino Martínez Urtiaga,
residentes los dos en Bera fueron detenidos, en los primeros compases de la
guerra civil, con toda probabilidad debido a las denuncias de algunos de sus convecinos.
El fatal destino les llevó a que los dos fueran fusilados en el mismo día e
idéntico lugar. Faustino Martínez Urtiaga, hijo de Santiago Martínez de Norza y de María Urtiaga Torre, natural de Sodupe, había nacido el 29 de julio de 1880, en Gueñes Bizkaia..
En el caso de Faustino, el ser un destacado dirigente del
sindicato UGT en la empresa “Fundiciones de Vera” y miembro a su vez del Centro
Republicano debieron de ser suficientes motivos para que el odio se convirtiera
en asesinato legal aquella fría mañana de diciembre.
Por otra parte, las acusaciones que llevaron a Cesáreo
Seminario para ser asesinado por los golpistas franquistas, como eran: haber
participado en el asalto del cuartel de la guardia civil de la localidad, contrabandista
y paso clandestino de personas en la frontera con un coche que poseía, no
parecen ser del todo ciertas, sobre todo en la grave acusación referente al
cuartel de la guardia civil.
Del testimonio de su hija Martina Seminario Garralda publicado en la revista Berako San Esteban Bestak del año 2008, conocemos de primera mano cómo fue la detención de su aita Cesáreo Seminario:
¡ 18 de julio de 1936!
A la mañana temprano, toda la calle principal aparecía llena de fuerzas del Ejército y paisanos con boinas rojas que venían de Pamplona, cantando cosas que yo nunca había oído… Sobre las diez de la mañana vino una pareja de la Guardia Civil a casa, preguntando por mi aita, que dormía todavía. Fue cuando me enteré que, a la noche, vinieron a buscarle unos carabineros, de los que estaban en le “puesto” de Vera y eran conocidos en el pueblo, para rogarle que los llevaran a Endarlatza, a 7 kilómetros de distancia, pero al otro lado del Bidasoa, hacia Irún. Lo mismo hicieron con los dos o tres coches, y algunos camiones del pueblo mismo.
¡ 18 de julio de 1936!
A la mañana temprano, toda la calle principal aparecía llena de fuerzas del Ejército y paisanos con boinas rojas que venían de Pamplona, cantando cosas que yo nunca había oído… Sobre las diez de la mañana vino una pareja de la Guardia Civil a casa, preguntando por mi aita, que dormía todavía. Fue cuando me enteré que, a la noche, vinieron a buscarle unos carabineros, de los que estaban en le “puesto” de Vera y eran conocidos en el pueblo, para rogarle que los llevaran a Endarlatza, a 7 kilómetros de distancia, pero al otro lado del Bidasoa, hacia Irún. Lo mismo hicieron con los dos o tres coches, y algunos camiones del pueblo mismo.
A continuación, llevaron a mi aita a la cárcel situada en los bajos del ayuntamiento y, en medio de los dos, como si de un criminal se tratara. Nos fuimos enterando, al caer el día, que habían detenido a otros buenos hombres, que nunca habían hecho mal a nadie. A los dos días los llevaron a Pamplona, donde, en la celda nº 13 en la cárcel los metieron. Pero llegó el día negro. Juicio sumarísimo para mi aita, tachándole de marxista vasco peligroso. Le condenan a muerte, pero el reglamento le concede tres gracias que fueron concedidas: saber quiénes eran los denunciantes, enterrarle junto a su hermano Juanito, y despedirse de la familia.”
Y mi madre, valiente, como buena vasca se hace acompañar por el Rector de los Escolapios padre Larramendi y mi tía Nicanora de Olague. A su llegada a Pamplona mi aita le dice a mi madre:Los denunciantes han sido, este, este y estos. A continuación le dice estas palabras: No te digo para que os venguéis, sino para que viváis alerta. Pero que oigo? dijo el padre Larramendi,¡ si Faustino viene a misa todos los días y se confiesa conmigo!.pobre padre el disgusto que supuso al saber aquello."
Y mi madre, valiente, como buena vasca se hace acompañar por el Rector de los Escolapios padre Larramendi y mi tía Nicanora de Olague. A su llegada a Pamplona mi aita le dice a mi madre:Los denunciantes han sido, este, este y estos. A continuación le dice estas palabras: No te digo para que os venguéis, sino para que viváis alerta. Pero que oigo? dijo el padre Larramendi,¡ si Faustino viene a misa todos los días y se confiesa conmigo!.pobre padre el disgusto que supuso al saber aquello."
Gracias a estas últimas voluntades, la familia siempre supo quién de sus vecinos fueron los denunciantes que llevaron a la muerte a Cesáreo Seminario.
Por otra parte tal y como se recoge en uno de sus apartados del libro de
Carmen Baroja y Nessi, “Recuerdos de una mujer de la Generación del 98”, esta, relata
a Cesáreo como el chófer que la recoge con su automóvil de un viaje que realiza
de Madrid y la traslada a Bera en el momento del comienzo del golpe de estado.
Carmen describe a Cesáreo, como una persona que alardeaba y hablaba más de lo
debido, y esto pudo ser su ruina.
Pero la justicia franquista no acababa con la muerte de los
condenados, había que dar una vuelta a la turca y condenarles por la
Responsabilidad Civil de sus actos juzgados.
Así el BOE del 21 de
abril de 1939 publica:
“En virtud de lo
dispuesto por don Pompeyo Galindo Lladó, Coronel de Infantería y Juez
Instructor de expedientes de responsabilidad civil e incautaciones de esta
Ciudad, se requiere a los individuos de la relación siguiente, para que en el
plazo de diez días hábiles comparezcan personalmente o por escrito, en dicho
lugar sito en el Cuartel del General Moriones de esta Plaza, a fin de dar es
audiencia en sus expedientes y de que aleguen y prueben en que estimen oportuno, bajo apercibimiento de
que si no lo hacen, les parará el
perjuicio procedente:
Cesáreo Seminario
Iraizoz, vecino de Vera de Bidasoa.
Faustino Martínez
Urtiaga, vecino Vera de Bidasoa
Tirso Aldaz
Jaurrieta, vecino de Pamplona.
Teresa Gorostieta
Nuin, vecina de ídem.
Rosario Gorostieta
Nuin, vecina de ídem.
Luisa Gorostieta
Nuin, vecina de ídem.
Felipa Nuin, viuda
de Gorostieta, vecina de ídem.
Miguel Gorostieta
Nuin, vecino de ídem.
Pascual Huarte
Gamboa, natural de Huarte-Araquil.”
A resultas de lo cual Cesáreo Seminario, a pesar de ser declarado insolvente, el 5 de
agosto de 1939, fue condenado por el Tribunal Regional de Responsabilidades
Políticas, como responsable político a satisfacer al estado en concepto de
indemnización con la cantidad de dos mil pesetas.
Aurelio
Gutiérrez Martín de Vidales
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