Patricio Gutiérrez y el vapor Iciar
jueves, 9 de febrero de 2017
PATRICIO GUTIERREZ, VAPOR ICIAR
Patricio Gutiérrez y el vapor Iciar
BERA, GUERRA CARLISTA 2 DE MAYO DE 1872
BERA, GUERRA CARLISTA 2 DE MAYO DE 1872
Este artículo pretende relatar los acontecimientos, de la
entrada en Bera del Pretendiente a rey de los carlistas Carlos VII, no solo de su entrada en Bera el 2 de mayo de 1872, sino también el antes
y después de dicha fecha. Alargándola poco más allá del 4 de mayo de dicho año, cuando el
Pretendiente sufrió una severa derrota en Orokieta, debiendo por ello retornar
a Francia, dando así por terminada su aventura y amago de levantamiento militar.
En lo que respecta al comienzo de la 3ª
guerra carlista, algunos autores dan como buena la fecha citada del 2 de mayo de 1872, pero para otros
la correcta sería la de julio de
1873, coincidiendo a su vez con la entrada de Carlos VII por Elizondo a España.
Sea como fuera, en esta
segunda fecha, y más concretamente el 10 de julio, desde Bera huye Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi, El Cura
Santa Cruz, con lo que, una vez más, este pueblo fronterizo aparece en ese cruce de caminos de los
acontecimientos bélicos con los
que desgraciadamente le regaló la historia.
Ahora bien, a efectos de pagos y
liquidaciones de suministros, la Real Junta Gubernativa
de Navarra del Ejercito Real, emitió en Estella el 17 de febrero de 1874 una
circular de abono de
gastos por efectos de la guerra, como fecha del comienzo de la contienda el 21 de abril de 1872.
Desde comienzos del año 1872, era un secreto
a voces que se estaban dando todos los preparativos para un alzamiento armado carlista en el
territorio español, pero no fue hasta
abril de dicho año cuando los rumores empezaron a cobrar forma. La agitación política que se vivía entonces era el
preludio de una guerra civil.
Así, desde Pamplona el comandante de
Carabineros de Navarra con fecha de 22 de abril manda una circular a los pueblos fronterizos para "que en vista del movimiento de carlistas inmigrantes en la frontera se le
notifique inmediatamente cualquier novedad al respecto, así mismo notifica que la frontera se
reforzará con más carabineros y
guardia civil".
Por los datos y partes existentes, se puede
seguir el relato de aquellos días, y así se establecen comunicaciones al coronel de carabineros con
sede en Etxalar, en las que se comenta
"que el día 23 de
abril, y de madrugada una partida de gente armada atraviesa la villa de Bera disparando tiros a los carabineros que les
dieron el alto. Aquellos pasan por el puente
San Miguel con la intención de dirigirse a Lesaka y Guipúzcoa."
Ante estos acontecimientos y en vista de que en ese día
se está avistando gente armada
por el monte Larun, se emite una orden para "que en los pueblos cercanos a la frontera se haga un control de las armas
existentes, a lo que en Bera responden la mayoría de los caseríos de no hacer entrega de las armas
(escopetas), para poderse defender
mejor de los malhechores".
Posteriormente y ante el peligro que podía
suponer que las fuerzas carlistas se hicieran cargo de las armas, y por orden del Jefe de Brigada
Primo de Rivera, "se
ordena y manda
un oficial comisionado para recoger todas las escopetas de los habitantes de Bera".
El 1 de mayo, y por la carretera de
Pamplona, y dirección a Etxalar, "se
notifica que entre 1.500 a 2.000 hombres al
grito de Carlos y al mando del general Rada, entran en el pueblo pidiendo mil raciones de comida. Se
informa que aunque algunos van bien armados y con monturas, la mayoría está sin armas."
En la madrugada del 2 de mayo, Don Carlos,
acompañado por su secretario militar Artajona y sirvientes, y sin tener conocimiento Don
Eustaquio Díaz de Rada, Jefe de Operaciones en las Vascongadas y Navarra
carlista, pasa a España atravesando el monte Larun. Antes de su aparición en la Villa descansa en
el caserío Artalurta, que desde entonces
también se le conocería como Carlos Chapa.
Al mediodía entra en Bera, donde fe estaba
esperando el general Rada, con bastante desagrado por cierto, por no haber seguido sus
indicaciones. Rada consideraba un error su entrada prematura en España sin un
ejército que le diera la cobertura necesaria. Y razón no le faltaba, visto lo sucedido en Orokieta. El
Pretendiente realiza un pequeño descanso en la casa Lazarobaita ,
para posteriormente, y acompañado de unos 2.000 hombres, abandonar el pueblo.
Con esta partida, y al llamamiento carlista, abandonaron
el pueblo los siguientes vecinos
de la villa: Fco María Acha, Ildelfonso Larumbe, Nicolás Labrorena, José María
Arocena, Bruno
iraizoz, Toribio Garde, Francisco Olaechea, Jacinto Olaechea y Félix Larumbe, los cuales, después del desastre de
Orokieta, fueron indultados. Entre estos, es de destacar el caso de Bruno Iraizoz, que se
convirtió en el mayor proveedor de carne del Regimiento Luchana, y que perteneciendo a las reservas,
en la llamada a filas en enero del año 1874 no se incorporó al Ejercito Real.
De los hechos narrados del día 2 de mayo se
emiten dos comunicados, uno al Jefe de la Columna de Operaciones que decía:
"A la una de la tarde de hoy ha regresado a esta
villa la fuerza carlista que esta mañana ha salido vitoreando a Carlos María, y con este a
la cabeza y acompañado de 12 individuos
de la servidumbre, y después de descansar un rato han partido con toda la fuerza por el camino del monte que queda entre
Lesaka y Guipúzcoa, lo que participo a usted para lo que le convenga". Vera 2 de mayo de
1:872, a las 3 de la tarde".
El segundo se emite al Gobernador de Navarra,
y dice lo siguiente:
"A la una de la tarde de hoy ha entrado
en esta villa de la frontera de Francia, el nombrado Carlos María, acompañado de 12
personas de la servidumbre y de la fuerza carlista de unos 2.000 hombres al mando del General Rada y Aguirre,
que anoche se presentaron
aquí y han salido esta mañana hacia la frontera según ha participado el Jefe de
la Columna de Operaciones,
lo que comunicamos a usted para lo que crea conveniente. Vera 2 de mayo de 1.872".
Don Carlos Mi', con mucho entusiasmo pero
sin armamento, recogiendo a cientos de jóvenes llamados por sus ideales carlistas, se dirigió
hacia Orokieta y Elzaburu, donde le esperaban varios generales, entre ellos 0llo. El día
de 4 de mayo el General Moriones, jefe militar de las fuerzas liberales, fuertemente armado
y con gran artillería derrotó este
alzamiento militar, haciendo prisioneros a cerca de un millar de voluntarios
carlistas. Este desastre militar pudo tener unas consecuencias terribles para
los seguidores
carlistas, puesto que el propio Don Carlos estuvo a punto de perder la vida en
su atrevimiento. Se
cuenta que abandonó Ulzama a galope, internándose en Francia a través de Alduides el 5 de mayo.
La consecuencia de esta batalla trajo consigo
que en los pueblos de la montaña Navarra se ejerciera un mayor control
fronterizo, destacándose para ello fuerzas liberales militares. La más
importante en la Villa de Bera fue la del Regimiento Luchana ,
que permaneció a lo largo del año en curso, y donde según una orden del Jefe
de aprovisionamiento
Julián García, "toda
la carne, vino y pan, sustento de la guarnición en Endarlatsa y en el interior de Vera lo aporten entre los
ayuntamientos de Vera y Lesaca, en la forma que ellos crean."
Las consecuencias del desastre de Orokieta se
recogen en abundantes testimonios de los carabineros de la frontera, testimonios que debían de
remitir, en el caso de Bera al ayuntamiento,
donde el alcalde J. Martínez de Morentín a su vez les daba el curso oficial. Éste en sus comunicados, y en vista de
la extensión del monte Larun, debía de notificar al Jefe de Carabineros, cada vez que había
movimiento de carlistas, el mojón más próximo de su avistamiento.
Los puestos de vigilancia durante el mes de
mayo y junio se colocaron principalmente en el mojón nº 23, situado en la parte superior del
caserío Marcosenborda, en Tximista, en la borda de Errandonea, en Alzate y en el puente San
Miguel, dando la orden a los habitantes
de los caseríos de informar todo movimiento de personas extrañas. Desde estos puntos se informaba diariamente del
movimiento de carlistas que en retirada pasaban a Francia, produciéndose en algunos casos con
enfrentamientos armados entre los
carabineros y los huidos.
Por último y en lo que respecta a estos
hechos, el 20 de mayo se informa, "que
en Alzate se presentan dos carlistas armados que
piden 2 kilos de carne, 2 de pan, y 3 litros
de vino y que en la frontera hay 8 más, acudiendo en su búsqueda 20
carabineros. A su vez que no han salido del pueblo paisanos para apoyar
a los carlistas". No teniéndose a partir de esa fecha información de
movimiento carlista armado en la zona.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.
1930, LA HUELGA DE FUNDICIONES DE BERA
Lo
que se conoce como la huelga de "Fundiciones
de Vera "de 1930, o más bien lo que
terminó en convertirse en un cierre patronal,
fue un acontecimiento tal que por su dimensión
y larga duración, mantuvo en vilo a la sociedad
local y navarra hasta su resolución a finales
de Setiembre de 1930, habiendo comenzado
el conflicto de paros y despidos de obreros
en Junio del mismo año.
Desde diversos ámbitos, se ha considerado este conflicto laboral como uno de tantos
que se sucedieron en aquella época marcada
por la dimisión de Primo de Rivera y su
posterior fallecimiento, debido quizás
a las fuertes movilizaciones
laborales que se sucedieron en el Estado Español,
sobre todo en Cataluña y en la cuenca
del Nervión en Bizkaia.
Durante el conflicto existió una fuerte reprensión policial y la actividad laboral
nunca estuvo enteramente suspendida, al principio
del conflicto, la empresa contrató y pudo
mantener la producción con personas
traídas de pueblos de los alrededores,
hasta que algunos fueron agredidos en
los viajes que realizaban a sus hogares
una vez finalizada su jornada laboral.
Hubo una coincidencia total entre la huelga de Fundiciones y los pleitos que la
empresa mantenía con el Ayuntamiento, en principio por la contribución que debía pagar la empresa al Ayuntamiento y los diferentes
pleitos que la Gerencia mantenía en que se le
considerara a Fundiciones de Vera como el mayor contribuyente municipal. Tanto la huelga, como
el cierre patronal y los pleitos municipales se
resuelven cuando a la empresa se le da la razón
a su demanda
Curiosidad
a parte en las elecciones municipales
del año 1922, haciendo caso omiso al
boicot a participar, Ángel Garín fue uno de las 8 persona que votaron en Bera, donde por cierto el escritor Pío Baroja salió elegido con 2
votos.
Hacer
mención que la situación laboral de los trabajadores se normaliza en su totalidad, en el momento que el Gerente consigue sus propósitos, reseñando a su vez que es a
partir de ese momento en Noviembre de 1930, cuando el sindicato U.G.T., comienza a tener
una representación sindical en la empresa con el
nombre de Sindicato de Obreros Metalúrgicos de Navarra- Sección de Bera, pasando de
tener cerca de 70 afiliados en esa fecha, a tener
en Diciembre de 1932, la cantidad de 175
afiliados, de una plantilla
aproximada de 200 trabajadores.
Por
eso es nuestra intención desarrollar los hechos
por separado tanto los diferentes pleitos laborales,
como los municipales para su mayor entendimiento.
Laboral
Los trabajadores de Fundiciones de Vera, hasta que en febrero de 1930 con la
constitución en la empresa del Sindicato Libre Profesional Metalúrgico, adscrito a la Confederación de Sindicatos Libres, a penas
habían tenido, ni destacado en ninguna reivindicación laboral.
Lo más que se conoce es que en la primavera de 1922 hubo una huelga de cierta duración, con el motivo de no estar de acuerdo
los trabajadores, en la rebaja salarial de un
15%, a un salario que no llegaba a 4 pesetas.
(Ángel García-Sanz. Los Obreros conscientes
Navarros).
En 1930, trabajaban del orden de 10h. a 12h. diarias, y además cada 5 días los que
estaban en la sección del horno alto su jornada
laboral se ampliaba a las 24 h. Sus salarios en
comparación con sus compañeros guipuzcoanos
eran abismales en su contra, teniendo en cuenta
que ya en aquellos momentos la jornada laboral
legal no era otra que 8 horas diarias.
Es
en este contexto donde representantes
de la Confederación venidos de Gipuzkoa animan
a los trabajadores de Fundiciones a formar
una agrupación sindical y así además de consolidarse
con otras agrupaciones obreras, exigir
la jornada laboral legal de 8 horas, cuestión que no es del agrado de los responsables de la Empresa.
Desde
un primer momento la empresa tomó como
un peligro para sus intereses la formación
del Sindicato, y aunque tuvo que aplicar
la jornada laboral legal de 8 horas en el mes de Abril, el Director Gerente, comenzó a elaborar un plan para desprestigiar al
Sindicato y desunir a los trabajadores.
Dividió
la jornada en dos partes de 4 horas,
de tal forma que un obrero trabajara por ejemplo
de 10 de la noche hasta las 2 de la madrugada,
obligándole a continuar la jornada a las
partir de las 6 de la mañana. La empresa no contenta
con eso, obligaba a los trabajadores a permanecer fuera de la fábrica a la
intemperie, tanto para comer como para
esperar a continuar su jornada laboral, cuestión bastante dura sobre todo para los venidos de fuera del
municipio a trabajar, principalmente de Lesaka
y de Etxalar.
A
pesar de esta situación tan ingrata, los trabajadores
mantuvieron una aptitud totalmente
sumisa, aceptando lo impuesto por la patronal
pero sin abandonar al Sindicato y sin realizar
ninguna otra petición, más haya de la reducción
del horario laboral conseguido, y así acudían
diariamente a su trabajo soportando las medidas
horarias impuestas por el Gerente.
Es
en esta situación, y donde aparentemente
propiciado por la empresa, bajo la dirección
de Angel Garín se da una falta de lingotes y de carbón, dando pie a que ante
la falta de materia prima, la Empresa en el mes de
Mayo despide a 23 trabajadores, uno el día 1
de Mayo y los restantes el día 10.
Entre
los despedidos se encontraba el Presidente
y el Vicepresidente del Sindicato recientemente formado, así como el maestro
del horno que llevaba 49 años trabajando en la
empresa, que era a su vez un destacado miembro del Sindicato Libre. Por lo cual y a la
vista de estos hechos, los
trabajadores entendieron que el motivo
del despido y a la vista de las personas
afectadas no era otro que la formación del Sindicato
Libre.
Destacados miembros del Sindicato Libre, fueron Eleuterio Gainza mecánico de
profesión, Juan Usandizaga, los
hermanos Anadón, siendo en 1.936
Víctor Anadón Cambero presidente de U.G.T.
en Bera, José Maria Iriarte, Faustino Martínez
Urteaga.
Ante
estos hechos y ante la huelga de los
trabajadores y el posterior cierre patronal, 175 de los 200 trabajadores que estaban en plantilla, salen a la huelga con la petición de
readmisión de los despedidos que no son otros que los organizadores del Sindicato Libre, para
ese momento los trabajadores cuentan con el apoyo de la Confederación de Nacional de
Sindicatos Libres de España que
agrupaba a 200.000 afiliados,
estando asesorados por los representantes
de la Federación Provincial de Navarra. A finales de Julio desde la Confederación denuncian la manipulación del conflicto laboral,
y la presencia de un individuo relacionado con la
Casa del Pueblo venido de Madrid a Bera.
Durante
los primeros días que duró el conflicto
los trabajadores acudían a la empresa teniendo
que soportar el 20 de Mayo y sobre todo
el 16 de Junio una fuerte represión policial y detenciones, donde fueron cacheados y llevados al Juzgado la mayoría de los trabajadores
en paro. Siendo estas principalmente las causas de los diferentes juicios que se
dieron una vez incorporados todos los
trabajadores a sus puestos y de los que fueron afortunadamente absueltos. Si es importante hacer en este
punto mención que en el momento de los juicios los
encausados ya no formaban parte del
Sindicato Libre, sino del Sindicato
Metalúrgico de la Unión General,
defendidos por Salvador Goñi.
Lo que si y en todo momento los representantes
de la Confederación y los medios periodísticos
ponen de manifiesto es que la situación
laboral en Bera no tiene ni obedece a planes
revolucionarios, ni mantienen ningún tipo de
relación con sindicatos revolucionarios, lo que sirve de argumento para no encontrar motivo para tanta duración.
Desde diferentes medios de prensa se comprometen a realizar una campaña a favor de los trabajadores y denunciar al Consejo de
Administración y en particular del Gerente que
es quien propicia esta situación y así se
pueda poner fin a la huelga, realizando todas las
negociaciones necesarias con las entidades
oficiales para que este conflicto quede resuelto.
Es
a finales del mes de Setiembre cuando
por intervención del Gobierno Civil y á través
del Delegado de Trabajo Sr. Carlos Arizmendi Redin, cuando se resuelve la situación laboral, con la intervención del Comité Paritario de Gipuzkoa, y con el visto bueno de la empresa
de Fundiciones. La intervención de dicho Comité
fue debida a que todavía no se había creado
el Comité Paritario de la Industria Metalúrgica
de Navarra, y por lo tanto no pudiendo
intervenir el organismo adecuado, se
tuvo que usar como tapadera y con
el visto bueno del Consejo de Administración
de Fundiciones el Comité de Gipuzkoa.
Es
a partir de este momento cuando se da
una solución rápida al conflicto, habiendo una
incorporación al trabajo y donde los trabajadores
enjuiciados y ahora defendidos por el abogado
Salvador Goñi
Urriza y bajo el tutelaje del sindicato ugetista son absueltos.
Así
se dio por terminada una huelga que comenzó
el 30 de Junio, hospiciada por una aptitud
empresarial de no querer representación sindical
en la empresa, por unos factores municipales
de los que el Gerente Ángel Garín aprovechó
como elementos negociadores, y por una situación
socio laboral de enfrentamiento entre el
sindicato U.G.T. y la Confederación de Sindicatos Libres y sus Organismos de Representación.
La deuda contraída por los trabajadores fue ampliamente cobrada por la empresa a cuenta de la represión que se desató en la zona
hacia aquellos trabajadores que a partir de entonces destacaron por su combatividad, y es
que a consecuencia de la sublevación militar de
1.936, el sindicalismo fue prohibido en la empresa,
los dirigentes sindicales y todo aquel que se
había destacado, fueron expulsados de ella, y
algunos debido a su militancia político laboral
fusilados en Pamplona como fueron Faustino Martínez Urteaga y Cesáreo Seminario.
Municipal
Durante
el año 1929, Ángel Garín y Badiola,
Director Gerente de la
Sociedad Fundiciones de Vera, mantiene un litigio con el Ayuntamiento de Bera, sobre el reparto de la
contribución asignada a la empresa. El Ayuntamiento asignaba un capital imponible a la empresa de 91.073,25 pesetas, no estando esta de acuerdo, puesto que manifestaba, que en esta cantidad se encontraban partidas económicas no contributivas y por lo tanto exentas a abonar.
A
pesar de los diferentes recursos presentados
por la Empresa tanto al Ayuntamiento de
Bera, como a Organismos Forales, estos recursos
son rechazados por defecto de forma y por
presentación fuera de plazo, y por lo tanto siendo
desestimados los recursos, la empresa de Fundiciones
se vio obligada a pagar las cantidades
exigidas por el Ayuntamiento.
Y
esto pudo ser el comienzo de una tirante
relación entre la Empresa y el Ayuntamiento que
hasta ese momento, había sido cuando menos
cordial y sin ningún tipo de conflicto.
Más
adelante en el mes de Abril de 1.930, se
formaliza la ruptura de relaciones entre el Ayuntamiento
de Bera y la
Sociedad Fundiciones de
Vera. En esta fecha se celebra la elección de la Junta de la Veintena, en la
que se elegía de manera directa
a los cuatro máximos contribuyentes del municipio y a otros cuatro en un sorteo entre los restantes contribuyentes,
además de los elegidos por votación popular. Como
era preceptivo en aplicación del Art. 6 del
Reglamento de Administración Municipal de Navarra, el Ayuntamiento había hecho públicas las listas de los mayores contribuyentes municipales, en la cual
no aparecía el nombre de Fundiciones de Vera, puesto que hasta esa fecha nunca
se había tomado en cuenta como
contribuyentes a la hora de elaborar
las listas a las sociedades mercantiles.
Ante esto el
Director Gerente de Fundiciones Ángel Garín
presentó una reclamación contra la
lista presentada oficialmente por el
Ayuntamiento de Bera de mayores contribuyentes,
al considerar que la empresa de Fundiciones
debería de figurar en primer lugar de
dicha lista, con derecho propio deformar parte de la Junta de la Veintena, eso según una interpretación que hacían del Articulo 10 de dicho Reglamento Municipal, en el cual se indica
entre otras cuestiones, que las entidades jurídicas pueden estar representadas por sus apoderados, siempre y cuando estos reúnan las condiciones necesarias para ser miembros de la Junta de la Veintena.
Por
otra parte Ángel Garín, manifiesta que
la cuota de participación de la empresa al municipio
durante el año 1.929, era de 2.159,6 pesetas,
siendo de 132,4 pesetas la aportación de
la persona que el Ayuntamiento había colocado
en primer lugar de la lista pública, y por lo tanto debían ser considerados como máximos contribuyentes del municipio.
El Ayuntamiento de Bera, considerado lo expuesto por el representante de Fundiciones, acordó desestimar la reclamación, optando por no incluir a Ángel Garín en representación de la empresa
Fundiciones de Vera, en la lista de mayores contribuyentes. Principalmente porque en aquellos momentos el Gerente estaba domiciliado en el municipio de Lesaka y por lo tanto incumplía la normativa que para ser miembro de la Junta de la Veintena se debe ser contribuyente varón o hembra que sea vecino, cabeza de familia y sepa leer y
escribir.
Una vez rechazado Ángel Garín como miembro de la
Junta, la elección de la Veintena como mayores
contribuyentes quedó de la siguiente manera, Remigia
Irazoqui, Francisca Yanci, María Goicoechea y Magdalena Oteiza. Siendo elegidos a su vez por sorteo, los siguientes, Eulalia Endara, José Antonio Tellechea, Juan María Irazoqui y Juan Yanci.
Posteriormente el 11 de Mayo de 1930 el Director
Gerente Ángel Garín presenta un recurso de
alzada ante los Organismos Forales, contra el
acuerdo municipal por no haberle elegido como mayor
contribuyente en las elecciones del mes de Abril
anterior, recursos que le son rechazados una vez más,
bajo el argumento de que aunque el Art.10 del Reglamento municipal establece la posibilidad de que los apoderados de Sociedades Jurídicas puedan ser considerados como contribuyentes a efectos de elección, los Art.6 y 7, establecen como condición necesaria para ser elegido la vecindad con el municipio y como este requisito no se cumple por el solicitante, no ha
lugar la reclamación.
Habría que esperar al 28 de Setiembre de 1930
para que el contencioso que mantenía Fundiciones de
Vera con el Ayuntamiento llegara a su fin y es en esa
fecha cuando en el Pleno del Ayuntamiento se da lectura a un
Decreto dictado por la Excma. Diputación Foral
y Provincial que con fecha del día 15 de dicho mes, en el
recurso presentado por Ángel Garín y Badiola a
nombre de la Sociedad Fundiciones
de Vera, sobre su exclusión de las listas de mayores
contribuyentes con derecho a formar parte de la
Junta de la Veintena de este municipio. Por
Decreto se dispone.
·
Declarar que dicha Sociedad debe formar parte de la Veintena de este municipio en
concepto de primer contribuyente por derecho propio.
·
Que el Ayuntamiento deberá exigir por su parte que la persona que represente a dicha
Sociedad en la Junta reúna las condiciones
exigidas por el Art. 10 con relación al Art.7
del Reglamento para la Administración Municipal de Navarra.
·
Que el Ayuntamiento proceda inmediatamente a modificar la constitución de la Junta de la Veintena en cuanto sea necesario
para cumplir lo que antes se ordena.
Por
lo tanto la lista definitiva de mayores
contribuyentes por derecho propio quedó definitivamente
de la siguiente manera. En primer lugar la Sociedad Fundiciones
de Vera, seguido de Remigia Irazoqui,
Francisca Yanci y María Goicoechea.
Conclusión
Una comparación de las fechas de los diferentes pleitos que Ángel Garín mantiene con el
municipio de Bera, y los hechos laborales que acontecen en la empresa, dan a entender que existe una relación entre los acontecimientos
laborales y municipales.
Así,
si es a mediados del mes de Mayo cuando
en la empresa se produce el mayor volumen
de despedidos, hay una coincidencia de fechas
con el rechazo del Ayuntamiento al recurso
que el Gerente presenta al Ayuntamiento para
que él fuera elegido como miembro de a Junta
de la Veintena.
Durante
los cerca de los seis meses que dura
el conflicto tanto por parte municipal como de los medios de prensa se hace
hincapié que esta huelga, y que en
varias ocasiones se contempla como un
cierre patronal, no tiene de ninguna
de las maneras carácter revolucionario y continuamente
se piden intervenciones ajenas al conflicto para que los obreros puedan acudir a sus puestos de trabajo sin sanción alguna,
al apreciar que existen cuestiones
extralaborales en el conflicto.
Por otra parte la designación de Fundiciones
de Vera, como primer contribuyente
municipal a finales del mes de Setiembre y el fin del conflicto laboral en idénticas fechas, dejan ver a las claras que muy bien el Gerente Ángel
Garín pudo usar como arma en su
provecho la llamada huelga de Fundiciones
para conseguir sus propósitos ante el
Ayuntamiento. Independientemente que
para nada estaba de acuerdo en que en la empresa hubiera ninguna agrupación obrera.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales