LOS PEPINOS Y
MIS RECUERDOS
Últimamente cada vez que recojo
los pepinos en la huerta alavesa, la memoria me lleva a la primera vez que los comí, y
a su vez esos recuerdos placenteros me llevan a Mora pueblo de Toledo donde
nació mi ama Vicenta Martín de Vidales Millas.
Corría el año 1960 cuando en una
estancia corta en Mora conocí a mi abuela Juana, la única de mis abuelos que
quedaba en vida, y la única ocasión que estuve con ella. Por las fotos de aquella estancia iría acompañado de mis
hermanos Ascensión y Miguel, y del viaje tengo una nebulosa total en la memoria.
Años después en la década de los
80, volvimos a Mora y en esa ocasión acompañados por mi madre. Lo cual
posibilitó acercarnos a la familia de Mora, con las primas y primos: Antonia,
Miguel Ángel, Rocío, Ana Belén, Angelines, todos al igual que yo portadores del
apellido Martín de Vidales.
abuela Juana
Supongo que siguiendo la política
de “donde comen dos, tres pasan hambre” en nuestra casa no habría posibles, no
como hoy en día que el que no viaja es un pobre redomado, y mis padres las
vacaciones las disfrutarían trabajando. Y eso sería lo que imposibilitó que en
este viaje fuera acompañado con mi madre y esta pudiera disfrutar unos días con la suya.
Recuerdo la primera vez que la
abuela puso en la mesa pepino para comer y lo satisfecho que debí de quedar
porque sigue siendo uno de mis platos preferidos. Me gusta el pepino aunque repita.
De los escasos recuerdos de aquel
viaje, me llenan los que montado a la grupa de una burra o burro mi tío Vicente me
llevaba a recoger agua a la fuente de la ermita. El pozo de la casa, la calle
de nombre Carretas, es poco más de mis recuerdos de aquella estancia.
Y mientras escribo estas lineas, la memoria selectiva me lleva a recordar a mi tío y padrino Aurelio, a la huerta en Abatxolo que estaba junto al antiguo depósito de aguas, y aquellos tomates con aroma y sabor a tomate que tan ricamente me dejaba comer.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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