VISITA REGIA A
LAS MINAS DE ORCONERA Y LOS ALTOS HORNOS 1887
Crónica de la visita de la reina regente
María Cristina a la mina la Orconera y a las fábricas: La Vizcaya, El
Carmen y San Francisco realizadas el 17 y 18 de setiembre de 1887. (La
Ilustración Española y Americana, 8 y 15 de octubre de 1887).
"Siguiendo ahora orden cronológico
para describir los grabados relativos al viaje regio, hallarán
nuestros lectores en el presente número, damos en principio una reseña por
la visita que la Reina Regente se dignó hacer a las minas de Orconera, de la
sociedad The Orconera Iron Ore Cº Limited y a la fábrica del Carmen de
Baracaldo (Altos Hornos de Bilbao), en la tarde del 17.
Al llegar el tren regio, a la una
y media de la tarde, a la planicie de Orconera, fue recibido entre el tiroteo
de millares de cohetes, el estruendo de innumerables barrenos y los clamorosos
vítores de la muchedumbre. A los lados de la vía formaban más de 3.C00 mineros,
vestidos con las blusas de trabajo llevando herramientas, como barrenas, picos,
palas, etc. La Reina fue cumplimentada con frases de respetuosa adhesión por el
ingeniero director de las minas, Sr. Gil, y acto continuo aquellos obreros
desfilaron en correcta formación por delante de S. M., precediendo a cada
sección un estandarte, y vitorearon a la augusta señora.
El tren partió hacia las minas de Gallarta, y al final de la línea se había levantado un elegante pabellón, dispuesto para presenciar el trabajo de los mineros; desde allí se distinguían las alturas de Abanto. Las Muñecas, Somorrostro, Janeo, Montaño, y otros sitios de dolorosos recuerdos de la última guerra carlista, y el general Córdoba describió ante S. M. los principales hechos de armas allí acaecidos en E874; después de visitar la mina, descansó la Reina en el pabellón, donde fue obsequiada, así como toda su comitiva, con espléndido lunch.
Cuando S. M, volvió a subir al
tren Real, las señoras, los invitados, los obreros, los aldeanos que coronaban
las alturas cercanas prorrumpieron en vivas y aclamaciones, que se confundían
con los acordes de la Marcha Real, el estallido de los cohetes y el estruendo
imponente de los barrenos.
A las cuatro entró S. M. en la
fábrica del Carmen de Baracaldo, propiedad de la “Sociedad de Altos
Hornos de Bilbao”.
Constituyóse esta Sociedad el 2 de Diciembre
de 1882, y la fábrica ocupa una superficie de un millón de pies cuadrados, con unos
400 metros lineales de muelle repartidos entre la ría Nervión y Galindo. Tiene
en marcha tres altos hornos y otro en reparación, que pueden producir
diariamente 300 toneladas de lingote; hay cuatro máquinas soplantes para el
servicio de los altos hornos, tres verticales y una horizontal que representan
un conjunto de fuerza de 1.500 caballos; las estufas para calentar el viento
son del sistema Cowper en los construidos últimamente, y tubular en los dos
antiguos, debiendo notarse que los gases de los Altos Hornos, además de
calentar las referidas estufas, sirven de combustible en veintisiete calderas
que pueden desarrollar una fuerza de 3.000 caballos. El taller de conversión,
de nueva planta, consta de un espacioso tinglado, bajo el que existen dos
grandes convertidores, capaz cada uno de convertir en acero unas die toneladas
de hierro por operación. Hay también un taller nuevo de laminado de acero
Bessemer, bajo dos espaciosísimas naves, y lo componen tres hornos de
recalentar que trabajan a tiro forzado, un tren desbastador movido por una
máquina reversible de 2.000 caballos de fuerza, y un tren preparador y
acabador, también reversibles, movidos por otra máquina que puede desarrollar 8000
caballos de fuerza.
En este mismo taller están instalados los
tornos para los cilindros y una gran tijera hidráulica para el corte en frio de
viguetas, palanquilla, además de una potente cuchilla y sierra para cortar en
caliente, y su complemento es el taller de rails que está situado bajo un
tinglado de tres naves, en el que hay tres máquinas dobles para enderezar, tres
pares para cepillar las cabezas de los rails, dos pares para taladrar y otras
dos para fresar suministrando la fuerza necesaria para la maquinaria de estos
talleres una batería de diez calderas, además de otras dos auxiliares afectas a
los tornos y acabado de rails. Añadiremos que en otros departamentos de la
fábrica están las máquinas de prueba del material que se produce, y la de vapor
y los dinamos correspondientes para el alumbrado eléctrico, el laboratorio
químico, los talleres de ajustaje y calderería, dos grúas de Vapor, etc.
Actualmente se ocupan en la fábrica 1.500
hombres en servicios fijos y muchos en las cargas y descargas. Todo lo visitó
S. M. detenidamente, presenciando varios curiosos trabajos desde engalanada
tribuna; vio formar, con hierro líquido e incandescente, la frase Viva la Reina,
y vio también construir en pocos minutos un trozo de rail de acero Bessemer, que
el director del establecimiento colocó en preciosa mano el hierro repujado y
con incrustaciones de oro hecha en Eibar, y tuvo el honor de ofrecérsele a la
augusta Señora como recuerdo de la regia visita a los Altos Hornos. A las seis
de la tarde, después de aceptar la Reina un refresco, subió al tren y regresó a
la invicta villa.
En el día siguiente, 18 de
Septiembre, visitó S.M. la Reina las fábricas de fundición de hierro de San
Francisco y Vizcaya.
Es la primera una de las más
importantes de Bilbao, y fundola el inteligente Sr. Marqués de Múdela, de quien
la adquirió hace años su sobrino, el Sr. Martínez Rivas. Está construida en el
sitio que ocupaba un antiguo convento de franciscanos, en situación bellísima,
dominando el abra o ensenada de Portugalete, es un edificio sólido y elegante,
mereciendo singular mención su colosal chimenea, la más alta de España, que se
eleva donde estaba la torre del monasterio.
La Reina, acompañada de los Sres. Ministros, autoridades, altos funcionarios de la Real casa y varios periodistas, visitó con entretenimiento la fábrica y principales dependencias, y luego presenció una colada o fundición en la que el hierro liquido e incandescente que salía de los hornos, siguiendo el camino que en a tierra refractaria le trazaba un obrero, formó la inscripción siguiente, en grandes letras de fuego:
¡Viva la Reina ¡
Otra colada se hizo en la misma fábrica en honor de la prensa periódica, cuyos representantes en el viaje regio pudieron contemplar en rojos caracteres estas palabras:
¡Viva la prensa!
El Sr. D. José Martines Rivas,
único propietario de la soberbia fábrica San Francisco, es también
dueño, como saben ya nuestros lectores, del esbelto Lilly, el precioso yate que
ganó el primer premio en la iluminación de la ría, la noche del 12.
La regia comitiva se dirigió
después a la fábrica Vizcaya situada en lo que fue la marisma de Sestao, en
la desembocadura de la ría. a 13 kilómetros de Bilbao.
La Reina fue recibida a la entrada de la
fábrica por los Consejeros de la Vizcaya (Sociedad anónima de Metalurgia
y Construcción de Bilbao), cuyo presidente Sr. Salazar la cumplimentó
respetuosamente en elegante y castiza frase, aclamáronla con entusiasmo los
1.000 obreros de la fábrica y minas, y numerosos invitados a la fiesta, entre
los que sobresalían más de 500 señoras. La Reina presenció desde una elegante tribuna,
dispuesta en la estacada del mineral, una colada de 43.000 kilos de lingote, en
la que rojas letras de fuego de 1,80 metros de longitud escribieron sobre la
arena refractaria:
A S. M. la Reina Regente La Sociedad”
Vizcaya”.
El capital social de la Compañía
es de doce y medio millones de pesetas, la superficie de la fábrica v
pertenencias mide seis millones de pies cuadrados, tiene un muelle de 1.300
metros de longitud en la ría de Bilbao, arranca anualmente de sus minas de
Galdames unas 150000 toneladas de mineral de hierro, y con las máquinas que
acaban de instalarse en ella y la producción de los dos hornos altos en marcha
(los de mayores dimensiones que se conocen en Europa), alcanzará la enorme
cifra de unas 300 toneladas diarias de lingote de cok.
Es de creer que, tanto esta
fábrica, como las otras de Bilbao, darán buena prueba de su importancia
industrial el día en que se saque a concurso la construcción de nuestra
proyectada escuadra de guerra, pues vemos con gusto y complacencia que disponen
de sobrados medios para darla".
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales
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