PLAZA DE TOROS
EN PORTUGALETE
REVISTA
NOVEDADES agosto 1909
Esta es una de esas noticias que
a uno le deja perplejo y le obliga a indagar hasta dar con la solución. Y todo
a cuenta de unas imágenes publicadas el 1 de agosto de 1909 en la revista
NOVEDADES, en la cual, la noticia de la inauguración de una plaza de toros en
Bilbao, la ubican erróneamente en Portugalete. Posteriormente, el día 22 de
agosto la inauguración ya la sitúan en Bilbao.
Del periódico BILBAO,
recojo este artículo de K Toño Frade que arroja más luz a lo señalado
anteriormente.
Una tertulia con sede en la
cafetería de nuestro flamante y recientemente inaugurado Hotel Indautxu me
solicita cuente la historia de la inolvidable plaza de toros indautxutarra. Ahí
va la cosa:
La plaza de toros de Indautxu fue
inaugurada en agosto del año 1909. El proyecto fue del gran arquitecto Leonardo
Rucabado, y se construyó con piedras de las canteras de Iturrigorri, ladrillos
y vistosos azulejos, siendo su estilo mudéjar. Era una «potxolez» de plaza. El
contratista de la obra fue don Tomás Liona. Estaba situada en terrenos comprendidos
en la esquina de la alameda de Urquijo y Gregorio de la Revilla, como puede
apreciarse en el gráfico adjunto. Su capacidad estaba señalada para 8.000
espectadores, muchos de los cuales podían situarse en la hermosa galería
corrida, desde la cual se divisaban los bellos chalets del barrio. La primera
idea fue la de construirla cubierta, cosa que no se realizó por su elevado
costo. La construcción de la plaza debióse al rumbo de su propietario, don José
de Echevarría y Bengoa, marqués de Villagodio, muy popular y estimadísimo,
tanto en Bilbao como en todo el ambiente taurino español, lo mismo en su trato
social como por su fama de concienzudo criador de reses bravas. De esto ha
quedado como testimonio y alabanza el pedir en los restaurantes «un
Villagodio», para significar una hermosa chuleta.
La inauguración de la plaza de
toros de Indautxu se verificó, después de una suspensión por lluvia, el 15 de
agosto de 1909, con una novillada con picadores para Ostioncizo, Recajo y
Reverte II, que lidiaron tres reses del marqués de Villagodio y otras tres de
Clairac. La fiesta fue a beneficio de la Asociación Vizcaína de C aridad y el
Colegio de Sordos y Ciegos.
La última novillada que se
celebró en la plaza de toros de Indautxu fue el I de agosto de 1919. Lidiaron
cuatro reses de la ganadería del marqués de Villagodio. Los novilleros Luis
Gómez (Agua Limpia) e Isidoro García (Jaro). Salió de sobresaliente Martín
Agüero. La plaza de toros de Indautxu fue derribada en marzo de 1929. Una
verdadera pena. Tuvo una gran acogida entre los bilbaínos que acudieron en masa
a presenciar cuantos festejos se celebraron en ella. Novilladas, sokamuturras,
carreras de cintas, bailes en el ruedo y ascensiones en globo.
En la plaza de toros de Indautxu
alcanzó fama Lucio Vicario «Botines», que pasaría a la entrañable historia
bochera como uno de sus más célebres y «chirenes» tipos populares. La
entrañable y bella plaza de toros indautxutarra terminó siendo garaje y «base»
de los vendedores de «botijos finos» que pasearon por las calles de Bilbao su
frágil mercancía en sus enjaezados y pintorescos borriquitos. Para terminar
esta croniquilla, un dato curioso: el 17 de noviembre de 1909 se celebró una
novillada que fue el tema de los comentarios de entonces. Los artistas bilbaínos,
el pintor y dibujante José Arrüe y el escultor Nemesio Mogrobejo, estoquearon
cuatro novillos de don Tertulino Fernández, de Valladolid. Pusieron voluntad en
su trabajo, pero decidieron no volver a torear. Luego pasarían a la historia
como dos de las grandes figuras del arte vasco.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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