lunes, 15 de febrero de 2021

BASILIO LACORT LARRALDE

 

BASILIO LACORT LARRALDE


 

Basilio Lacort Larralde, fue un famoso militar y periodista navarro, símbolo del republicanismo y del laicismo en la Pamplona de 1900, por lo que fue excomulgado varias veces por la iglesia católica. Nació en Bera el 15 de junio de 1851 y en aquel tiempo su familia materna administraba las casas y posesiones de Etxenikea y Zelaia. Su padre, José Lacort natural de Bierge (Huesca), fue guardia civil y su madre Martina Larralde era natural de Bera. Basilio a la edad de 14 años se alistó en el cuerpo militar de su padre como guardia joven, siendo su primer destino Elizondo.


Basilio Lacort por su participación activa en numerosas conspiraciones antimonárquicas pasó largos periodos en la cárcel, pero en aquella época sobre todo destacó por la defensa a los militares republicanos sublevados, tanto exiliados como indultados, a favor del derecho que tenía a ocupar de nuevo cargos militares, y no únicamente empleos civiles, como ofrecía el gobierno de Sagasta. Basilio Lacort no entendía el agravio comparativo que suponía con respecto a los generales carlistas, que, habiendo perdido la guerra, ocupaban algunos puestos de relieve en el ejército, cuando no eran miembros del parlamento.


En 1870 se casó con Juana Goñi Liceaga y habiendo jurado fidelidad al gobierno  de Amadeo de Saboya participó activamente en la 3ª Guerra Carlista, pasando de guardia de 1ª clase a cabo de 1ª por sus acciones en las contiendas de: San Antón, Peñas de Arrieta, puente de Dantxarinea, Astigarraga, Allo, Arellano, etc. Siendo así mismo condecorado por estas y otras acciones con la Cruz Blanca al mérito militar. A la edad de 25 años, con el empleo de Alférez y el grado de teniente del Ejército, combatió en la guerra Chica de Cuba, permaneciendo en la isla del 13 de noviembre de 1876 hasta el 12 de julio de 1878. Fue declarado benemérito de la patria y obtuvo varias condecoraciones, entre ellas la Cruz Roja de 1ª Clase del Mérito Militar.


El 5 de agosto de 1883, participó con su batallón en el fracasado pronunciamiento militar republicano de Badajoz, tras el fracaso entraron en Portugal. Emigrado en Portugal, fue conducido en un buque de guerra a Cherburgo, Francia y de allí a Rennes, capital de la Bretaña.




En abril de 1884 se acercó a la frontera con un grupo de emigrados para secundar el movimiento iniciado por el valiente Mangado, y, fracasado éste, volvió a Rennes. Creyendo Ruiz Zorrilla que Lacort podría prestar servicios a la causa de la revolución fue consultado, y aceptada la comisión que se le confiaba embarcó para Orán.


Puesto allí en inteligencia con los elementos revolucionarios de Valencia, Alicante, Cartagena y Murcia, se hicieron algunas intentonas, siendo la principal la toma del castillo de San Juan de Cartagena, que costó la vida al general Fajardo. Hallándose en Orán, y a petición del gobierno español, fue desterrado a Argel, donde permaneció dos meses, consiguiendo después volver a Orán. Cuando los sucesos de Villacampa se trasladaron a Cartagena, donde no pudo desembarcar por la gran vigilancia que ejercían las autoridades, reconocido el barco por tener indicios el gobierno de que abordo pudiera haber revolucionarios, Lacort y un capitán, ocultos en el hueco de la máquina de la hélice burlaron el registro y fueron a desembarcar en Santa Pola a la una de la noche conducidos en una lancha. Sabedor el gobierno que Lacort había desembarcado, se puso la Guardia Civil en su persecución, y en la quinta que en Beniaján tenía Antoñete Gálvez se hallaba cuando recibió la requisitoria el comandante del puesto de dicho punto, por quien el mismo Lacort supo que se le perseguía.




Fracasado el movimiento el 19 de septiembre de 1886 Lacort pudo llegar a Alicante y rembarcarse para Orán, donde permaneció hasta el mes de julio de 1887, en que ya amnistiado, pudo volver a España fijando su residencia en Pamplona. Empleado en el Fiel Contraste y en las oficinas de Estadística de Pamplona, estuvo hasta agosto de 1888, que por orden de D. Manuel Ruiz Zorrilla pasó a Zaragoza, y de allí a Madrid para ser secretario particular de D. Santos de la Hoz miembro destacado del organismo republicano “El Directorio Progresista”, y oficial de la Secretaría de la Junta directiva del partido, trabajando a su vez en el periódico republicano «El País» de Ruiz Zorrilla. Dentro de la lucha legal, representó en las Asambleas del partido progresista, de la Fusión y Unión Republicana, a los republicanos de Navarra.


Cuando en 1890 el gobierno cambió la Ley electoral y concedió el sufragio universal masculino, el femenino no se reconocería hasta el año 1931 con la 2ª República, el Directorio Progresista en vista de la gran división que existía entre los grupos republicanos, contrariamente a lo que pasaba con la Unidad carlista, encarga a Basilio Lacort crear un boletín o semanario que sirviera de unión entre los diferentes grupos republicanos y liberales, empresa a la que se entregó a título personal, llegando a costearla inicialmente de su bolsillo, realizando labores de redactor y editor.


Fijó su residencia en Pamplona, y fundó los periódicos de Pamplona: «El Porvenir Navarro» y «La Nueva Navarra» de los que fue director. También promovió «El Azote» editado por sus partidarios y colaboró en el periódico zaragozano «El Clamor». Periodista republicano laicista, sostuvo frecuentes polémicas con los medios católicos.




Entre sus empresas periodísticas destaca el conocido semanario republicano «El Porvenir Navarro», que apareció en 1898 en Pamplona con el lema «Patria – Libertad – Orden”. Comenzó a publicarse el 1° de mayo de 1898, con una tirada de 500 ejemplares, la mayoría para suscriptores, periódico que desde el primer ejemplar dejó claro su propósito de combatir al clero y al carlismo bajo la consigna” liberales frente a la reacción, republicanos frente a la monarquía. Muy pronto la tirada fue ampliada al millar de ejemplares, habiendo datos de que se repartía en Lesaka y en Endarlatza.


El 11 de noviembre de 1899 fue condenado por el Obispo de Pamplona, Antonio Ruiz-Cabal, (obispo que en el año 1881 favoreció en Bera la Fundación Escolapia), prohibió la lectura del "EL Porvenir" por contener proposiciones cercanas a la herejía y por lo tanto el que lo leía caía en pecado grave. Pero para el periódico anticlerical esto era falso, puesto que su fin no era atacar a la religión, sino combatir la intransigencia religiosa y defender la libertad de conciencia. La campaña auspiciada por el obispo Antonio Ruiz tuvo el efecto contrario a sus deseos, puesto que las suscripciones a El Porvenir Navarro aumentaron, y una campaña del diario denunciando al prelado por su afición a amontonar riquezas entre otras cuestiones, supusieron su salida voluntaria hacia su Andalucía natal.


Al frente de la diócesis de Pamplona a Antonio Ruiz-Cabal y Rodríguez, el día 14 de noviembre de 1899, le sucedió otro Obispo, el agustino Fray José López Mendoza y García, que llegó a excomulgar nominatium a Lacort y de forma genérica, a cuantas personas escriban, sostengan, editen, vendan o lean "El Porvenir Navarro". La amonestación canónica se publicó en el Boletín Oficial eclesiástico el 28 de noviembre de 1900, y el Gobernador Civil de Pamplona, Genaro Pérez Moso, suprimió «El Porvenir Navarro» el 8 de diciembre, después de haber logrado el propio prelado la adhesión popular en una manifestación callejera contra Lacort ese mismo año.




En la defensa del obispo destacó Juan pedro Arraiza, el cual siendo diputado navarro y a través de la Asociación San Luis Gonzaga, se dirigía a la juventud en defensa de la región católica y de su obispo. Este obispo en su momento, tras una disputa con el director del periódico “Diario de Navarra” prohibió a los sacerdotes su lectura, lo cual dice mucho de su intransigencia.


Posteriormente el Gobierno Civil autorizó a Lacort la publicación de un nuevo semanario que título «La Nueva Navarra», que también fue condenado. Su publicación provocó la aparición de una réplica integrista llamada «La Vieja Navarra» semanario aparecido en Pamplona el 23 de diciembre de 1900, dirigido por Benito Valencia, abriéndose un periodo de fuertes controversias, la mayoría subidas de tono, lo que le valieron al periodista anticlerical su segunda excomunión.


A tenor de la polémica apareció en Pamplona en el año 1901 una nueva publicación el semanario «El Azote», defensor de Lacort, al que el obispo acusó de defender los errores modernos como «el sufragio, el jurado, la tolerancia religiosa, los actos civiles, la secularización de los cementerios, la libertad de emitir libremente cada cual sus ideas de palabra o por escrito…», En sus réplicas, Lacort argumentaba no tocar el tema religioso sino únicamente el clerical. Lacort, dice Lecea, «vino a ser una especie de símbolo del republicanismo y del laicismo, con todo lo que esto debía suponer en la Pamplona de principios de siglo». Fue acusado de cometer errores de modernidad por defender: el derecho al sufragio universal, el jurado popular, la tolerancia religiosa, la secularización de los cementerios y la libertad de poder emitir cada cual sus ideas, bien orales o por escrito.


Sus polémicas fueron ampliamente comentadas en la prensa de Madrid y provincias. Como político, fue en varias ocasiones candidato al Congreso, pero nunca logro el acta de diputado. Durante los primeros años de la centuria, Lacort fue además el instigador de las principales manifestaciones republicanas que hubo en Pamplona y el aglutinador del pequeño cuerpo electoral que expresaba ese pensamiento en los comicios, y logró sacar algunos concejales por la capital.

Para hacerle frente, la ultraderecha católica editó “La Vieja Navarra “y “La Solución”. Del periódico La Solución hay que decir que fue el proyecto de diario más breve de la historia española, pues salió a la calle el 17 de mayo de 1901, y tras nulas ventas, al día siguiente desapareció para siempre.


En 1903 asistió a la Asamblea de Madrid de la Unión Republicana. Basilio Lacort lideró el grupo Republicano de Navarra, y se presentó a las elecciones de diputados a cortes el 10 de septiembre de 1905.




Murió en Pamplona el 5 de julio de 1908. Se cuenta la anécdota que, estando moribundo, fue visitado por su principal enemigo, el obispo de Pamplona, el cual le pidió que se retractara de su pasado, cuestión que no consiguió. En su recuerdo Basilio Lacort tuvo una calle en Pamplona, el primer ayuntamiento republicano el día 16 de septiembre de 1931 le dedicó una calle en el ensanche de Pamplona, en lo que hoy sería una parte de la actual calle San Fermín. Basilio Lacort fue enterrado en el cementerio civil de Pamplona en un mausoleo con una columna truncada.


Al comenzar la guerra civil en 1936, fue raspada la inscripción que figuraba en su tumba y derribada una pequeña estatuilla de bronce por elementos franquistas, que quizás sin saberlo, siguieron al pie de la letra la norma promulgada por el Papa InocencioIII, el cual prohibía enterrar en los cementerios a los excomulgados, suicidas, no bautizados, etc. En los años setenta en el Cementerio Civil de Pamplona todavía se podía apreciar parte de su sepultura y de su monumento, habían picado todas las letras del epitafio. Pero todavía se podía leer: A la memoria de Don Basilio Lacort, fundador de ‘El porvenir navarro’. 


En 1982 la corporación municipal aprobó reparar los desperfectos, habiéndose hecho en parte. Parece que, en 1936, no pudiendo ir a por él, la emprendieron con el monumento. En uno de los tomos de las calles de Pamplona de Arazuri hay una foto curiosa: la del cura que portaba la custodia con el Santísimo en la procesión del Corpus Christi, que se mete con ella en un coche cerrado para atravesar la fachada de la casa de la calle San Antón, en la que vivió don Basilio. El obispo había excomulgado a Basilio Lacort.


 Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

 

2 comentarios:

  1. Gran trayectoria la de Basilio Lacort y estupendo trabajo de memoria y restauración el que has realizado. Gracias.

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