miércoles, 12 de junio de 2019

BERA, CALLE BIDASOA Y VILLA CRUZ ALTA


BERA, CALLE BIDASOA Y VILLA CRUZ ALTA


Bidasoa, nombre de una calle de Bera, camino principal de entrada a la Villa navarra, y lugar donde la fábrica “Fundiciones de Vera” se enfrenta cara a cara con la cantera que tan tristes recuerdos guarda desde el otoño de 1936. Lugares ambos que también pertenecen a la Memoria de la sublevación franquista.

De los fusilamientos en la cantera, el pintor Ricardo Baroja nos dejó varios cuadros, uno mencionado en el libro ”Itinerario sentimental Guía de Itzea” de Pío Caro Baroja, con el título “En la cantera(1945)”, un claro oscuro sobre táblex, que representa los fusilamientos que se celebraban a la noche en la cantera Arcaitza de Vera de Bidasoa, obra impresionante en la que los faros encendidos de una camioneta iluminan a dos arrodillados atados de espalda, mientras el piquete les apunta.

Con la misma temática se encuentra publicado en internet, un cuadro  que encabeza el artículo, realizado al óleo sobre cartón por Ricardo Baroja con el título de “ Castigo de incendiarios, 1937” que perfectamente se identifica con los tristes sucesos de la cantera. Lugar elegido por los militares golpistas, para celebrar con orgía de sangre los fusilamientos de republicanos mayormente guipuzcoanos, en el otoño del 36. 

Los recuerdos que atesora esta calle de nombre Bidasoa, es la de cientos de hombres y mujeres que llegaron a comienzos del siglo pasado al norte de Navarra para trabajar en las minas de Bortziriak, o bien en “Fundiciones”, los casi mismos que apresuradamente tuvieron que abandonar la Villa ante el temor represivo de requetés y falangistas. Entre julio y agosto del año 1936, más de cuatro centenas de mujeres, hombres y niños precipitadamente abandonaron la Villa. Los hombres, muchos, al frente a defender a la República, el resto, a su suerte.

Otros, no tuvieron tiempo de abandonar Bera, vecinos que en algún momento habían vivido en esta dirección, como Faustino Martínez Urtiaga y Cesáreo Seminario Iraizoz, fueron detenidos y vilmente asesinados en Iruña en diciembre del oscuro primer año de la victoria franquista.

 Bidasoa kalea, lugar donde se afincaron algunos vecinos que hicieron fortuna en las Américas, y que posteriormente, aprovechando el auge económico de aquellos pueblos que según tuvieron que abandonar por necesidad, retornaron al tiempo y se convirtieron en rentistas, invirtiendo parte de su fortuna en edificar viviendas para alquilarlas a los proletarios que llegaban en busca de trabajo y futuro.


Echandi Enea, Villa Elisa, Cruz Alta, son villas construidas con fortunas conseguidas en América y en las minas del entorno . En el caso de Cruz Alta lugar dondes habitaron los jefes golpistas. La Comandancia la comenzaron a llamar a partir de julio del 36. Hasta aquí desfilaban uniformados de Pelayos o Flechas los niños del pueblo, de carlistas o de falangistas. Fue el tiempo de los desfiles a lo largo y ancho de la calle Bidasoa, misa y desfile los domingos. Instrucción los días de labor. Multa y cárcel a los díscolos.

En esta villa de nombre Cuz Alta, construida hacia el año 1925, en el momento del golpe militar vivía, Francisco Crende Larraburu de profesión comerciante junto a su familia. Había llegado a Bera hacia mediados del año 1930, a la casa que según él comentaba, la había mandado construir con dinero que hizo en Argentina.

Francisco, con su familia tuvieron que abandonar como muchos otros precipitadamente el pueblo, porque las acusaciones contra él de “colaborador con los rojos, y persona perjudicial para la tranquilidad y desarrollo normal de la buena causa”, solo le podía garantizar disgustos. Sin embargo, en setiembre del año 1937, las autoridades militares de Burgos mandaron archivar su caso, y definitivamente, la familia en conjunto retornó a Argentina.

La llegada de Francisco Crende Larraburu a Bera, está unida en la Memoria, con la primera generación de carabineros que llegaría como consecuencia de los acuerdos del deslinde de la frontera hispano-francesa (Tratado de los Pirineos 1856/1868). La llegada de los carabineros ajenos a Navarra, fueron el comienzo de unas relaciones matrimoniales, y en consecuencia de unos nacimientos, que se irían produciendo según el puesto en el pueblo en el que estuviera destacado el cabeza de familia.

Antonio Crende Rodríguez, natural de Villajuste, (Lugo), de profesión carabinero. Estando destacado en el puesto de Bera, contrajo matrimonio en 1869 con Francisca Larraburu, nacida en Bera el 10 de mayo de 1845. Una hermana de Francisca, Pascualina Clementina Larraburu, el 14 de noviembre de 1870, contrajo matrimonio con el también carabinero destacado en Bera, Esteban Alonso Álvarez, natural de la parroquia de San Lorenzo, (Orense).  Antonio y Pascualina, tuvieron al menos estos hijos:  Braulia, (Bera, 19 de agosto de 1870), María Antonia (Eltzaburu/Ultzama. 4 setiembre de 1872), Juan Esteban (Bera, 12 febrero de 1877), Francisco (Urdax 1883) María Nieves (Bera, 6 de agosto de 1886) …


Francisco Crende, nacido en Urdax el 22 de noviembre de 1883 partiría en una fecha a concretar a Argentina, lugar donde conoció a su futura mujer Cecilia Lorenza Recaré Eguren, nacida el 17 de diciembre año 1894 en Buenos Aires. Tuvieron los hijos siguientes nacidos en San Sebastián: María Alicia Crende Recaré (5 enero 1927), María Teresa, (15 diciembre 1928), Cecilia Beatriz (21 de febrero 1930) y nacido en Bera, Francisco Javier, (19 de junio de 1931)

Su vuelta a Bera estaría precedida por la de una de sus hermanas, puesto que María Crende Larraburu, casada con Bernardo Alcay Loire, junto a su hija Maravillas Alcay Crende, nacida en Buenos Aires el 23 de junio de 1899, aparecen en el padrón de 1923 como residentes en Bera, y más en concreto en la calle Bidasoa, nº12.

En la década de 1940, esta Villa de nombre Cruz Alta, pasaría a ser habitada por el matrimonio formado por Aurora Fagoaga Gallaga, natural de Ceanuri (Bizkaia) y Francisco Iraizoz Iraizoz natural de Bera. Aurora, era hija de José Felipe Fagoaga Larrache, y a su vez sobrina del famoso tenor, Isidoro Fagoaga Larrache.

Hoy, en  esta calle Bidasoa, donde en la actualidad radica mi vivienda habitual, en la que aún permanecen en pie las villas indianas, y siguen viviendo los proletarios de clase, continua siendo el camino obligatorio para llegar a la cantera y si se desea, ahí poder rendir un sentido homenaje a los que fueron asesinados por defender unos sentimientos contrarios a los de sus asesinos, y también aprovechar para contemplar los paneles que el propio ayuntamiento de Bera instaló en su momento por la recuperación de la Memoria, la Verdad, la Justicia y la Reparación.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales





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