sábado, 9 de junio de 2018

GOITIBERA

                                                   GOITIBERA

La goitibera, aquel cacharro loco con el que nos divertíamos lanzándonos cuesta abajo, en mi caso aprovechando las pendientes de la cuesta del cementerio y la de la calle de San Roque. Calles que por los años 60 eran vírgenes de vehículos rodados, cuestas que aprovechábamos para viajar y de paso ganarnos alguna brecha.
Goitibera, ( goitik behera, de arriba abajo) tendrían que pasar algunos años  para saber que a un objeto le habíamos nombrado con un nombre euskaldun salvando a la censura franquista. Quizás esta sería una de las palabras vascas que con mayor facilidad se introdujo en nuestro lenguaje juvenil.
Ante la ausencia de juguetes, pero plenos en inventiva, los niños vascos fueron capaces de fabricar con cuatro tablas y tres rodamientos un artilugio que fue imprescindible en cada casa. Por ello las competiciones y la imaginación en perfeccionar la goitibera fue una constante.
Materia prima no nos faltaba, las cercanas fábricas y los materiales de desecho, (rodamientos, madera, clavos, etc) abastecían de materia prima, y en muchos casos, barata por trabajar alguno de nuestros familiares en dichas fábricas.

Lejos de encontrarlas en las casas donde hace años que los coches y el tráfico rodado las devoraron, han encontrado acomodo en la basura, para dejar espacio a otro juguete más contemporáneo, quizás un patinete, u otro.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

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