GOITIBERA
La goitibera, aquel cacharro loco
con el que nos divertíamos lanzándonos cuesta abajo, en mi caso aprovechando
las pendientes de la cuesta del cementerio y la de la calle de San Roque. Calles
que por los años 60 eran vírgenes de vehículos rodados, cuestas que
aprovechábamos para viajar y de paso ganarnos alguna brecha.
Goitibera, ( goitik behera, de arriba
abajo) tendrían que pasar algunos años para saber que a un objeto le habíamos
nombrado con un nombre euskaldun salvando a la censura franquista. Quizás esta
sería una de las palabras vascas que con mayor facilidad se introdujo en nuestro
lenguaje juvenil.
Ante la ausencia de juguetes, pero
plenos en inventiva, los niños vascos fueron capaces de fabricar con cuatro
tablas y tres rodamientos un artilugio que fue imprescindible en cada casa. Por
ello las competiciones y la imaginación en perfeccionar la goitibera fue una
constante.
Materia prima no nos faltaba, las
cercanas fábricas y los materiales de desecho, (rodamientos, madera, clavos,
etc) abastecían de materia prima, y en muchos casos, barata por trabajar alguno
de nuestros familiares en dichas fábricas.
Lejos de encontrarlas en las casas
donde hace años que los coches y el tráfico rodado las devoraron, han
encontrado acomodo en la basura, para dejar espacio a otro juguete más contemporáneo,
quizás un patinete, u otro.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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