miércoles, 1 de julio de 2020

LAVADEROS EN ARANAZ-ARANTZA


LAVADEROS  EN ARANAZ-ARANTZA


Durante años y hasta bien entrado el siglo XX, la falta de agua corriente en las casas, obligaba principalmente a las mujeres a acarrear este elemento a sus viviendas y a su vez, a que la limpieza y lavado de la ropa se realizara fuera de ellas. En esta tarea, las mujeres mientras realizaban la colada, realizaban la mayor parte de su actividad social compartida con sus vecinas y familiares.


 En Arantza, en una época no muy lejana, si el caserío se encontraba cercano a una regata, cada familia  disponía de su propia “harria”, una losa plana, donde realizar el lavado. A veces sucedía que por la lejanía del  agua a las viviendas  se construían, fuentes, askas,  lugares de colada, “gobada lekua”, tal y como se puede apreciar en las concentraciones de caseríos en los barrios de : Aientsa, Azkilarrea, Eguzkialdea, y Bordalarrea. En otros casos, el ingenio y el aprovechamiento de un manantial eran suficientes para realizar este tipo de construcción. 


En el casco urbano de Aranaz  se pueden encontrar lavaderos  que están techados para proteger de las inclemencias del tiempo a aquellas mujeres que  realizaban estas labores de colada todos los días del año. Son lavaderos de uso público y era obligatorio lavar la ropa en ellos, sobre todo en núcleos urbanos.


Los lavaderos urbanos, antaño cumplían una gran labor social, pues eran también lugar de reuniones, ya que mientras realizaban este trabajo se relacionaban con otras mujeres. Para realizar la colada primero en casa se colocaba la ropa de manera ordenada en la cuba y sobre ella se ponía un trapo donde se colocaba ceniza de carbón vegetal y hojas de laurel, para a continuación verter agua hirviendo sucesivamente hasta que la ropa se consideraba lavada. Después esta se llevaba al lavadero donde se procedía al enjabonado y aclarado.


En la mayoría de los casos el jabón empleado era de elaboración propia, a base de mezclar sosa, grasa, aceites y otros componentes. La función principal de la ceniza no era otra que la de blanquear la ropa y para conseguir un olor agradable de esta, indistintamente se usaba las hojas de laurel y otras plantas aromáticas.


Desde aquí, un homenaje y reconocimiento, para todas aquellas mujeres,  que a pesar de la dureza de este trabajo, unidas a otras tareas y usos como blanquear las paredes de las casas, arenar los suelos de madera, trabajos en las huertas, etc. fueron los pilares de las familias.


                                      Nire lagun mina, Patxi Larretxea

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.


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