jueves, 15 de agosto de 2024

 

 LAS GAVIOTAS Y EL PUENTE TRANSBORDADOR



El 28 de agosto de 1924 coincidiendo con la visita de SS.MM. al Abra con la intención de disfrutar de las anuales regatas que se programaban en ese campo de regateo, en la sección de Gacetillas del periódico Noticiero Bilbaíno, aparecía en una escueta noticia lo siguiente “joven portugalujo evita una desgracia al disolver una manada de gaviotas posadas en el puente transbordador”.

Inmediatamente de leer la noticia me vino a la mente, aquello que pensábamos en casa como dichos de mi aita Patricio con los que nos amenizaba las tardes de invierno. Un día nos vino a contar que hacia el año 1923 su hermano mayor Antonio Roque, que entonces contaba con 16 años y ya estaba consagrado como marinero, pescador y remero, recogió del palangre una cría de gaviota que, si no hubiera tenido la particularidad de tener una mancha amarilla sobre el cuello, tal cual tuviera un pañuelo anudado, la hubiera soltado a la mar.

Durante todo el tiempo que la tuvo consigo, al principio en una jaula, y posteriormente ya suelta correteando y jugando con todos aquellos que se reunían en el Muelle Viejo en la conocida como la Casa del Ataúd, fueron una pareja inseparable, y aunque sus padres Aureliano y María “la navarrilla” no veían con buenos ojos que se embarcara con ella cuando iban a la faena de la pesca, terminaron por admitirla como una más de la tripulación.



Como fuera la cosa, al bueno de Antonio Roque y coincidiendo con la vista Real le tocó acercar a más de un sobresaliente al Sporting para agasajar o ser agasajado por la Reina, viajes que siempre acudía acompañado por la joven gaviota que entonces disfrutaba de nombre propio. “Eufemia”.

Y llegados a este relato mi aita continuaba diciéndonos que alguno cercano a SS.MM. viendo la relación persona gaviota, y antes de que las gaviotas del transbordador importaran algún malestar, pensó que bien podía subir Antonio Roque al travesaño del transbordador con Eufemia y espantarlas.

Así que una vez convencido mi tío y con Eufemia al hombro, y con el miedo en el cuerpo llegó al alcance de aquella multitud de gaviotas que para nada estaban allí reunidas para disfrutar de las regatas. Antonio, se sorprendió que en el medio de aquellas aves había una de dimensiones espectaculares, con la diferencia que alrededor del cuello también tenía y de manera llamativa un pañuelo amarillo de plumas alrededor del cuello. Parecía también una reina con su cohorte alrededor. Y en esta situación la reina y Eufemia en cuanto se vieron emitiendo unos graznidos se fueron acercando hasta que con unos aleteos y reparto de caricias con el pico se identificaron como madre e hija y saliendo todas volando dejaron el transbordador libre y sin peligro.



Bueno Eufemia en su último vuelo en Portugalete tuvo el detalle de volver sobre sus alas y posándose en le hombro de Antonio Roque le acarició con su pico. Bonito detalle del animal, porque de los humanos no obtuvo compensación alguna el bueno de Antonio Roque "Gallazo".

De todo lo anterior me he acordado esta mañana cuando esperando en la plaza del Solar el comienzo del programa de la Banda de Música, veía pasar a infinidad de personas vestidas con ropa blanca y pañuelo amarillo, que tal como aparecen en agosto desaparecerán al cabo de unos días para volver a reaparecer al año siguiente.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

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