JOSEFA ANTONIA
MARÍA OSTRIA PEÑA
LOS PATOS Y OCAS
DEL MONTE SERANTES
Sorpresa mayúscula la que me
llevé cuando profundizando en la investigación de mis antepasados, y más en
concreto en mi tatarabuela Josefa María Antonia Ostria Peña, la encuentro en
una relación de industriales del Concejo de Santurce entre los años
1880-1886 formando parte de una actividad de los más insospechada. Cría y venta de patos y sus derivados.
Días atrás comenté el cómo a mi tatarabuela y a
otros vecinos de Santurtzi les expropiaron parte de sus propiedades para la construcción de una
carretera en el monte Serantes. En este punto no puedo dejar de mencionar a mi bisabuelo Patricio del Moral Santa María "Navarro" que sería uno de los capataces de dicha obra. Entonces Josefa María, viuda de Antonino Cosme
Castillo Escalante, con aquel preciosos dinero producto de la venta de sus
viñedos y otras fincas en el monte Serantes, a mediados del año 1881 compró seis patos y
dos ocas traidos directamente de Ainhoa-Francia.
Antonino Cosme, de profesión
marinero y piloto lemán, antes de su fallecimiento realizó abundantes viajes a
la costa francesa, más en concreto a las cercanías de Bordeaux. En sus alrededores en los días que la marea o temporal le
hacía imposible retornar a Santurtzi, mientras mataba el tiempo paseando entre caseríos
descubrió de primera mano las granjas de patos y ocas locales y la elaboración artesanal del pate
de foie de pato francés.
Antonino fallecería en el año
1878 y para entonces a su esposa Josefa ya la había hecho llegar su interés por
llevar a cabo en Santurtzi algo parecido a lo que realizaban los franceses con
los patos. A raíz de la muerte de Antonino, los siete hijos que tenían con sus respectivos
nietos, entre ellos mi abuelo León Aureliano, el auge del turismo de verano en Santurtzi con las fondas de Astaburuaga y Cabrera en plena actividad, es donde vio Josefa la posibilidad de un
negocio próspero y así poder mantener a flote tanta prole.
Así que Josefa con sus seis patos
y las dos ocas, montó una granja criadero en sus terrenos de Sohuerto, junto al
Mazo del Monte Serantes donde además disponía de terreno con abundante cereal con que darles de comer. También
descubrió el apetito que tenían los animales por comer los abundantes
caracolillos de tierra de la zona, cosa que desconocía con anterioridad.
Cuando a finales de la primavera
de 1882 hizo entrega de los primeros kilos de pate a los dueños de las fondas,
estos la hicieron llegar la gran satisfacción del foie gras y su particular
sabor que manifestaban los veraneantes en su probatura.
Pensando Josefa que esto bien se
debiera al particular sabor del caracol del Monte Serantes, sacos fueron los
que recogían y que bien amasados con los cereales o tal cual en crudo sirvieron
de alimento a los ánades, que por cierto al segundo año del negocio se habían
multiplicado por dos.
Desgraciadamente Josefa María en
el invierno de 1884 cayó enferma, falleciendo el 7 de enero de 1885, dejando el
negocio en manos de varias de sus hijas que viendo que sus quehaceres las
impedían estar paseando por el monte recogiendo caracolillos, y siendo sus
esposos marineros, bien pudieran ellos traer caracolillos de los que nosotros
llamamos magurios. Craso error, fue comer los magurios y los patos y ocas ir
muriendo de forma escalonada, de manera que aquella primavera de 1885 los
veraneantes de aquel año y siguientes no pudieron degustar en el menú el ya famoso pate de foie del Serantes.
Si esto no hubiera ocurrido,
igual Aratz en lugar de haber dado de comer a los patos de Martiko
en Bera, hoy estubiera dando de comer a los suyos propios en Santurtzi. ¿os lo imagináis?
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales


No hay comentarios:
Publicar un comentario