sábado, 8 de noviembre de 2025

 

JOSEFA ANTONIA MARÍA OSTRIA PEÑA

LOS PATOS Y OCAS DEL MONTE SERANTES

 
Hoy día de celebración del undécimo cumpleaños de nuestro nieto Aratz, que menos que felicitarle y regalarle un retazo de su historia familiar.

Sorpresa mayúscula la que me llevé cuando profundizando en la investigación de mis antepasados, y más en concreto en mi tatarabuela Josefa María Antonia Ostria Peña, la encuentro en una relación de  industriales del Concejo de Santurce entre los años 1880-1886 formando parte de una actividad de los más insospechada. Cría y venta de patos y sus derivados.

Días atrás comenté el cómo a mi tatarabuela y a otros vecinos de Santurtzi les expropiaron parte de sus propiedades para la construcción de una carretera en el monte Serantes. En este punto no puedo dejar de mencionar a mi bisabuelo Patricio del Moral Santa María "Navarro" que sería uno de los capataces de dicha obra. Entonces Josefa María, viuda de Antonino Cosme Castillo Escalante, con aquel preciosos dinero producto de la venta de sus viñedos y otras fincas en el monte Serantes, a mediados del año 1881 compró seis patos y dos ocas traidos directamente de Ainhoa-Francia.

Antonino Cosme, de profesión marinero y piloto lemán, antes de su fallecimiento realizó abundantes viajes a la costa francesa, más en concreto a las cercanías de Bordeaux. En sus alrededores en los días que la marea o temporal le hacía imposible retornar a Santurtzi, mientras mataba el tiempo paseando entre caseríos descubrió de primera mano las granjas de patos y ocas locales y la elaboración artesanal del pate de foie de pato francés.

Antonino fallecería en el año 1878 y para entonces a su esposa Josefa ya la había hecho llegar su interés por llevar a cabo en Santurtzi algo parecido a lo que realizaban los franceses con los patos. A raíz de la muerte de Antonino, los siete hijos que tenían con sus respectivos nietos, entre ellos mi abuelo León Aureliano, el auge del turismo de verano en Santurtzi con las fondas de Astaburuaga y Cabrera en plena actividad, es donde vio Josefa la posibilidad de un negocio próspero y así poder mantener a flote tanta prole.



Así que Josefa con sus seis patos y las dos ocas, montó una granja criadero en sus terrenos de Sohuerto, junto al Mazo del Monte Serantes  donde además  disponía de terreno con abundante cereal con que darles de comer. También descubrió el apetito que tenían los animales por comer los abundantes caracolillos de tierra de la zona, cosa que desconocía con anterioridad.

Cuando a finales de la primavera de 1882 hizo entrega de los primeros kilos de pate a los dueños de las fondas, estos la hicieron llegar la gran satisfacción del foie gras y su particular sabor que manifestaban los veraneantes en su probatura.

Pensando Josefa que esto bien se debiera al particular sabor del caracol del Monte Serantes, sacos fueron los que recogían y que bien amasados con los cereales o tal cual en crudo sirvieron de alimento a los ánades, que por cierto al segundo año del negocio se habían multiplicado por dos.

Desgraciadamente Josefa María en el invierno de 1884 cayó enferma, falleciendo el 7 de enero de 1885, dejando el negocio en manos de varias de sus hijas que viendo que sus quehaceres las impedían estar paseando por el monte recogiendo caracolillos, y siendo sus esposos marineros, bien pudieran ellos traer caracolillos de los que nosotros llamamos magurios. Craso error, fue comer los magurios y los patos y ocas ir muriendo de forma escalonada, de manera que aquella primavera de 1885 los veraneantes de aquel año y siguientes no pudieron degustar en el menú el ya famoso pate de foie del Serantes.

Si esto no hubiera ocurrido, igual Aratz en lugar de haber dado de comer  a los patos de Martiko en Bera, hoy estubiera dando de comer a los suyos propios en Santurtzi. ¿os lo imagináis?

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales


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