AURELITO
Cuatro vírgenes años, sesenta más trascurridos hasta ahora, orejas de soplillo herencia de mi Aita. Miro y remiro
la foto, es en el colegio de las monjas, junto a la Basílica de Portugalete.
El buzo como pantalón, cómodo y habitual, el
jersey lo más probable tejido por mi Ama Vicenta, y herencia de mi hermano Javi,
no daba para más el presupuesto de un proletario de AHV. Aquel fondo de armario no
daba para conjuntar colores y estilos en el vestuario.
Pocas hazañas de esa edad, si
recuerdos, como aquellos que previo mandato de las monjas, llevaba una cuerda
para que me ataran a la pata de la mesa, a causa de lo movido que era. Ahora escucho
anécdotas de mi nieto Aratz en la ikastola, la de muchos niños de cuatro años, y todas se repiten,
como debe de ser.
Tuve suerte en la Vida, me
gustaba la escuela, me gustó estudiar, llegué hasta donde el presupuesto
familiar lo permitió, después me las supe organizar para estudiar a lo largo de
la Vida, y continúo en ello.
La mejor carrera, la Carrera de la Vida, cuyo
examen final espero que tarde en llegar, porque para ese día aún no estoy
preparado, y además quiero subir nota.
Aurelito, así me llaman, desde
que tengo uso de razón quienes tuvieron y tienen afecto conmigo. Me gusta.
Aurelio Gutiérrez Martín
Te quería.mandar que sigues igual de feo
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