PERRETXIKOs EN
EL MONTE SERANTES
La recogida de perretxikos en el
monte Serantes en estos meses de marzo y abril me llevan a reflexionar en la
suerte que tenemos por tener tan a mano este espacio para su disfrute, sin
horarios y a jornada completa.
Mi amor por el Serantes, que no
por la montaña, nace en el año 1978 cuando mi residencia pasa de ser de
Abacholo (Portugalete) a Santurtzi. Antes de esto, La Arboleda, la Reineta,
Galdames, los montes Ganeran y Eretza, cumplían ampliamente con mis deseos de
disfrutar de la montaña.
Coincidiendo con mi residencia en
Santurtzi nace a la par mi afición por el atletismo. Entonces visitar esta
montaña fue uno de los destinos semanales en mis entrenamientos. No había
camino ni vereda que no fuera recorrido. Ahí aprendí a ver el monte y sus
alrededores, la visión de los montes de Triano, el Abra, la Margen Izquierda,
recuerdos y añoranzas eran el placebo necesario para aliviar el esfuerzo del
entrenamiento.
Trascurre el tiempo, y mi vida
laboral se interrumpe en Sestao y se desplaza durante 24 años a Lesaka. El monte
Serantes se convierte en el monte Larhun y el entrenamiento para preparar los
maratones, por carreras por pistas montañosas, y con el acompañamiento de
salidas por las montañas navarras, donde uno se aficiona en los otoños a
recolectar hongos.
Vuelta a casa, a Santurtzi, al Serantes, al
atletismo por las pistas del monte, y a las largas caminatas por todo su
entorno. Fuera de pistas convencionales descubrí como no podía ser de otra
manera algún txoko de Perretxikos, los champiñones siempre están a la vista.
Visitar estos txokos, es la excusa
perfecta en la primavera para salirme de las rutas al uso y distraídamente
observar los “corros de la bruja”, si tercia recoger sus frutos y si no esperar
a que mejore la ocasión. Mantener el secreto de su localización es una manía
por su escasez. Yo mantengo el secreto, pero si alguno me sigue, el delito lo
hago a la luz del día, testigos, cualesquiera que me vea.
Este año la naturaleza ha
sido generosa con su regalo.
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales.
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