ACCIDENTE EN EL ABRA AGOSTO 1881
El Sr. Presidente indicó al Sr. García tuviese a bien dar pormenores sobre el naufragio ocurrido el día anterior. El Sr. García manifestó que uno de los botes que habían estado voltejeando en el Abra todo el día con motivo del regateo internacional a vela, volviendo a casa a las cinco de la tarde en demanda del puerto fue arrollado por un golpe de mar y tumbado por otro. Hallándose por casualidad en el mirador de la casa, al ver el naufragio del bote, bajó corriendo al puerto, y llamando a los seis primeros muchachos que encontró en el muelle que son: Manuel San Martín Ortiz, Damián Castillo y Burusteta, Nicolás Calvo y Gutiérrez, Valentín García e Ibarra, Tiburcio Echevarría y Echevarría, Luis Hernández y Landeta, se embarcaron en la primera lancha que pudieron soltar que fue “la Juanita”, y partieron a toda prisa en dirección al punto del Naufragio que distaba milla y media de este puerto.
A pesar de las rompientes de la barra y de la fuerza de la vaciante, atravesaron la barra y llegaron al bote al que se hallaban asidos los cinco que la montaban, logrando recogerlos y traerlos salvos al puerto, en donde se les prestaron todos los auxilios que su situación requería.
La Junta después de dar al Sr. García la complacencia y satisfacción con que había oído su relato, acordó constara en acta tan humanitario comportamiento y que se comunique a la Junta Central el acto de salvamento referido, recomendando a los tripulantes para una gratificación en metálico, y a D. Celestino García e Ibarra para una gratificación honorífica, pues por actos análogos habría sido ya agraciado con la cruz de Beneficencia de Segunda clase.
Asistentes: (José García de la Quintana, Pedro Galíndez, José García, Andrés Larrea, Urbano Macho y Luis de Iza).
La prensa recogía este hecho de la siguiente manera (Noticiero Bilbaíno, 23 agosto 1881).
Amigo director: En este momento que son las cinco de la tarde hemos presenciado los de este puerto un episodio que gracias a la intrepidez y dotes náuticos que adornan al nunca bastante apreciable ayudante del piloto mayor de barra, don Celestino García e Ibarra no ha tenido un funesto desenlace. El caso es (por lo que he podido oír a los protagonistas del drama) que cinco jóvenes, entre ellos dos forasteros, salieron de esta villa en un bote, con objeto de presenciar el regateo que se ha verificado, y por la tarde les dio la ocurrencia de salir a pasar la barra sin considerar que había bastante rompiente en esta y un gran peligro para las personas ajenas a la profesión. Máxime cuando el bote que tripulaban es uno que muy bueno para pasearse desde el puente viejo hasta el desierto y no para ir a pilotear. Consecuencia de su temeridad y poco conocimiento del mar fue el haber dado vuelta y gracias a la precaución que tuvieron de no soltar las manos de la embarcación y la serenidad que no perdieron, pudo llegar a su auxilio el citado D. celestino García con otros marineros de este puerto y salvar de una muerte cierta los cinco jóvenes pues, aunque algunos sabían nadar no los hubiera valido de mucho en esta ocasión...
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