LOS REYES EN EL
ABRA y BILBAO, AGOSTO 1900
Las crónicas de las visitas de
los reyes a Bilbao siempre fueron una fuente de información por los interesantes
gravados, fotografías, y otros datos que acompañaban los relatos de dichas visitas. Reseñar que el séquito de
personas acompañantes en estos viajes debieron suponer un coste altísimo a las arcas tanto de la Diputación
vizcaína como a las del estado español.
“La importancia del primer viaje
por mar de nuestro joven Monarca, aclamado con entusiasmo en cuantos puntos del
litoral ha honrado con su visita, requiere una información granea, que comenzamos
en el presente número, dedicando a la visita de SS. MM.
La escuadrilla regia se compone
de los barcos siguientes:
El Giralda. Ha sido aviso
de la escuadra de instrucción y fue botado al agua en 1894. Su casco es de
acero y mide 94,65 de eslora, 11,50 de manga y 9,50 de puntal. Desplaza 2.057
toneladas y tiene 6.500 caballos de fuerza. Su velocidad máxima es de 15 millas
por hora, y monta cinco cañones Nortdenfeld de 57 milímetros y dos
ametralladoras de 37. Componen su dotación 105 hombres.
El Vasco Núñez de Balboa. Cañonero
de primera clase. Fue botado al agua en 1895; desplaza 300 toneladas
y tiene fuerza de 500 caballos. Mide 47,43 de eslora, 0,53 de
manga y 3,85 de puntal. Es de acero y marcha con velocidad máxima de 12
millas por hora. Monta dos cañones de tiro rápido de 57 y dos
ametralladoras de 37. Componen su dotación 53 hombres.
El Urania. Este
precioso buque fue donado al Estado por su propietario el Sr. Recur. Ha llevado
a bordo a la Comisión hidrográfica encargada del levantamiento y rectificación
de los planos de las costas y mares adyacentes.
Fue botado al agua en 1895. el casco es de acero y mide 60 do eslora, 8
de manga y 5 de puntal. Desplaza 600 toneladas, tiene fuerza de 352 caballos, y
marcha con una velocidad máxima de 9 millas por hora. Monta dos cañones de tiro
rápido y dos Nortdenfeld de 57. Componen su dotación 92 hombres.
El Infanta Isabel. Es un
crucero de tercera clase, no protegido, cuyo casco, de hierro, mide 64 metros
de eslora, 9,07 de manga y 5,37 de puntal. Desplaza 1.193 toneladas y tiene
fuerza de 1.500 caballos. Monta cuatro cañones Hontoria de 12 centímetros, dos
Sarmiento de 7, uno de tiro rápido de 42 milímetros, cuatro revólveres Hotchkiss
de 37 milímetros y tres ametralladoras Nortdenfeld de 11 centímetros. Está
tripulado por 178 hombres, y fue botado al agua el año 1885.
Este último barco se incorporó en
Bilbao. El Urania y el Vasco Núñez de Balboa zarparon de San
Sebastián el 16 del corriente a las cuatro de la madrugada, y a las diez levó
anclas el Giralda, llevando a bordo a la real familia, que a las dos de
la tarde tuvo entrada en el puerto exterior de Bilbao.
Una hora después se trasladaron
las reales personas al Vasco Núñez de Balboa, escoltadas por vapores y
lanchas empavesados, y aclamadas incesantemente en todo el trayecto, llegaron a
desembarcar en el muelle de la Salve a las cuatro y media.
Prolija tarea sería la de referir
todos los detalles de aquella marcha por la ría y del desembarco de SS. MM. y
AA., testigos aseguran que aquel espectáculo superó por su grandiosidad a toda
ponderación.
En coche recorrieron los Reyes el
campo Volantín, Sendeja, Estufa, Arenas, calle de Bidebarrieta, hasta la plaza
de Santiago. Al final del Campo Volantín, frente a la Casa Consistorial, una
apiñada muchedumbre vitoreó entusiasmada a la real familia.
Desde el templo de Santiago, donde
se cantó un solemne Tedeum, y terminada que fue la religiosa ceremonia,
fueron los Reyes al Ayuntamiento, donde se celebró una brillante recepción, después
a la Diputación, donde les cumplimentaron, además de los representantes de la
provincia, 127 alcaldes, y regresaron a bordo.
Lo mismo a la ida que a la
vuelta, las aclamaciones fueron unánimes, y en la Diputación y en el
Ayuntamiento tuvieron los Reyes que asomarse a los balcones, llamados por el
pueblo, que los tributó una ovación calurosa.
Al siguiente día volvieron a
tierra SS. MM., y en carruaje se dirigieron al santuario de Begoña. A las 10,40
llegaron al límite de Begoña, y una banda de música les recibió con la marcha
real. Se dispararon infinidad de descargas de cohetes y chupinazos.
El Sr. Orue ofreció sus respetos
a los Reyes, y la comitiva siguió la marcha al santuario. El señor Obispo, y el
clero con cruz alzada recibieron a SS. MM. en el pórtico, donde se dieron vivas
al Rey, la Reina y las Infantas.
Las reales personas se colocaron
bajo el palio, que fue llevado por seis concejales del Municipio de Begoña, y a
los acordes de la marcha de San Ignacio, ejecutada en el órgano, se dirigieron al
trono levantado a la derecha del altar. Dijo la misa el señor Obispo.
La Virgen se hallaba expuesta y
lucía un hermosísimo manto, regalo del Sr. Olavarría. Terminada la solemne
función, los Reyes volvieron a montar en su carruaje para trasladarse a
Basurto.
Recuerdo simpático y duradero de
su visita a la noble Vizcaya dejaron nuestros Reyes con la colocación de la
primera piedra del nuevo Hospital. Nada tan hermoso como un monumento que la
caridad levanta para los desdichados, para perpetuar la memoria de faustos y
prósperos sucesos.
Por la tarde visitaron las reales
personas las fábricas. A Sestao fueron en el yate Elcano, y tomaron el
ferrocarril de Galdames. El taller de carriles, el de fabricación de chapas, la
fábrica de hoja de lata titulada La Iberia y La Vizcaya, fueron recorridos
sucesivamente, presenciando en ellos la labor de los obreros y recibiendo
expresivas muestras de respeto y de cariño.
Embarcárnose SS. MM. para
trasladarse a los astilleros del Nervión, donde les esperaban el Sr. Martínez
de las Rivas y el general Matta, director de la importante factoría.
Visitaron los astilleros, y
fueron obsequiados con un espléndido té los Reyes y su acompañamiento. Después
fueron á la fábrica de Altos Hornos. En ésta, como en todas las que SS. MM.
recorrieron, fueron objeto del más cortés y simpático recibimiento, y
tendríamos forzosamente que repetirnos al tratar de describir la esplendidez
con que la rica Bilbao celebró la visita de sus Reyes y la noble y franca
adhesión que las clases populares demostraron.
El sábado 18, a las nueve menos
cuarto de la mañana, levó anclas el yate Giralda, después de haberse
despedido los Reyes muy afectuosamente de las corporaciones y distinguidas
personalidades que fueron a bordo dos horas antes con este objeto.
Una sección de forales, colocada
junto al desembarcadero de Aspe, hizo los honores de ordenanza. Se dispararon
infinidad de cohetes y de morteros. En Sestao despidió a la familia real el
Municipio en pleno. Diferentes bandas de música, colocadas en la margen
izquierda de la ría, ejecutaron la marcha real.
El Giralda, que navegaba
con poca máquina, llevaba delante al yate Elcano y el Lili, del
señor Martínez Rivas, y a estribor el Bilbao. Los Reyes y las Infantas,
desde la cubierta, saludaban a la muchedumbre colocada en los muelles de Portugalete
y de las Arenas.
La Directiva del «Sporting Club
de Bilbao» fue recibida por la Real Familia, y S. M. el Rey aceptó el
nombramiento de Presidente Honorario que la misma le ofreció.
En la embocadura del puerto
exterior despidieron nuevamente a las reales personas las comisiones que iban a
bordo del Lili y del Elcano, donde también iban muchas señoras de
la distinguida sociedad bilbaína.
La ilustración española y americana, (30 de agosto
de 1900) y El Centenario, revista bilbaína ilustrada, (setiembre 1900).
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales