viernes, 11 de julio de 2025

 

LA GAVIOTA MENCHU Y MI ABUELA LA NAVARRILLA



Hoy que comienzan las fiestas en Santurtzi, me toca recordar una historia familiar íntimamente ligada con la mascota festivalera. Diferente ella en sus colores con la que figura en todos los programas, pero más autóctona si cabe que las demás. Una gaviota de las de antes.

"Sorpresa mayúscula la que recibí revisando las actas de plenos municipales de Santurtzi del año 1884. Todo a cuenta de un trabajo de investigación que estoy llevando a cabo sobre la “Cofradía de Mareantes” de dicho puerto, y para lo cual he acudido a revisar dichas actas comprendidas entre ellos años 1880/1900. El caso que, en un apunte en el libro de actas correspondiente al mes de diciembre del año 1884 aparece una queja de algunos vecinos de la calle Mamariga hacía los propietarios de la casa nº62, denuncia motivada al parecer por mantener en su casa una gaviota patiamarilla cuyos graznidos molestan a las personas y asustan a los animales.

Menciona el acta que, personado el alguacil municipal en dicha vivienda, cuyo propietario no es otro que el marinero Don Patricio del Moral Santa María, (mi bisabuelo), este le relató que la gaviota patiamarilla de nombre “Salustiana”, nombre que le puso su esposa Doña Nieves Santa Cruz Picó en recuerdo de una vaca lechera que tenía en su pueblo natal de Guriezo, fue recogida en un estado lamentable entre las redes la primavera pasada a la altura de Cobarón. En esa circunstancia estaba faenando a la sardina en la lancha propiedad de Don Timoteo Castillo Ostria, hermano este de la que sería su futura consuegra Doña María Concepción.

Patricio, haciéndose cargo de la débil ave la llevó a su casa, y parece ser que entre Nieves y su hija María Concepción tanto cuidaron y mimaron a “Salustiana”, que esta una vez que pudo volar libremente, raro era el día que no aparecía en la huerta de los “Navarrillos” con una pieza de pescado. Sean: chicharros, lubinas, algún salmonete y en la navidad pasada y en esta algún besugo de al menos de libra y cuarto de peso. Todo era arte y parte de su agradecimiento, acompañado de un cúmulo de graznidos. 



Comenta Patricio que quizás las envidias vecinales y sobre todo el maná en forma de pescado que caía del cielo a su humilde casa un día sí y el otro también sumado al besugo navideño, que por cierto el último se lo regaló al alguacil, cuestión que no figura en el acta, pero si en el anexo 4, fuera el fin último de la denuncia.

María Concepción, niña de tres años, intervino en un momento dado en la conversación diciendo que algunos días “Salustiana” volaba acompañada con una gaviota pequeña y que ella la llamaba ”Menchu”, como el nombre de la chocolatera Menchu Mendizábal, mujer que de vez en cuando la regalaba un “manolito de mantequilla”.

Dicho lo cual, una vez realizada la inspección ocular y visto que ni en la casa ni en los aledaños había gaviota alguna, aún si revoloteando por los alrededores, el alguacil dio por finalizada dicha inspección, y una vez informando el Consistorio, se dio parte a Don Patricio que sería propuesto a una mención y medalla por su acción ejemplar con la gaviota.

Años después esta gaviota acompañó a mi abuela hasta Portugalete, dándose el caso que en su archiconocido cuadro del arco de Vallecilla aparece junto a ella. Algún desconsiderado en su momento no le pareció oportuno que apareciera este precioso animal y mediante tecnología de la época lo sustituyó por un perro, para que otros, tiempo después hicieran desaparecer los dos animales".

Visto lo anterior creo que se debiera considerar a las  gaviotas, a esta en concreto como animal doméstico, porque  ¿que diferencia hay entre un gato y una gaviota si a los dos les gusta comer pescado  fresco?.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.

 

 

1 comentario:

  1. Como siempre, encantador recuerdo de la vida de tus antepasados. Estas simpáticas aves siempre me han caído muy bien, y han acompañado a los habitantes de los pueblos marineros desde siglos y siglos (a pesar de que hay personas que no las aguantan). Pero forman parte de nuestro paisaje y de nuestros recuerdos. Son, por derecho propio, parte de nuestro paisanaje.

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