miércoles, 27 de diciembre de 2017

VICENTA MARTIN DE VIDALES "LA NAVARRILLA" - FLORENCIO VILLAR "NEGUS"


VICENTA MARTIN  DE VIDALES ” LA NAVARRILLA”-                               FLORENCIO VILLAR” NEGUS”

Mientras leía en el periódico Euskadi Roja del 4 de abril de 1936 un artículo sobre las viviendas del Fuerte San Roque del barrio portugalujo de Abatxolo, y ver señalado en el artículo a mi abuela con su apodo” La Navarrilla,” me surgió necesidad de escribir como la Vida se complementa de una serie de acontecimientos casuales, una cadena de coincidencias, que marcan el destino de las personas.
En el caso que me ocupa, es como  el destino hizo que mi madre Vicenta y mi padre Patricio se unieran al de Florencio e Isabel, y cuya consecuencia es que hoy lo pueda relatar.
 Leo; — “En otras habitaciones, de aspecto tanto o más miserable, viven Escola, Bernarda de los Santos, Barril, Gregoria, “la Navarrilla” y muchos más. Por debajo del tabal entra el viento con furor. Esto está lleno de ratas, de enormes proporciones. . . Parecen gatos por su tamaño. Al hijo de Barril le ha mordido en una mano una de estas ratas.
Suele haber a veces prosigue numerosos enfermos, muchos de ellos de enfermedades contagiosas. En la actualidad hay algunos tuberculosos, que padecen accesos y vómitos de sangre. Tampoco los retretes tienen agua. . .
He aquí lo que hemos escuchado y presenciado. Más de 27 familias, unas 150 personas, viven hacinadas como bestias en inmundas pocilgas infectadas y malolientes, en el fuerte de San Roque, conocido por Abisinia. Carecen de los más elemental: de agua. Hay goteras los días lluviosos, penetra el viento por todas partes; los olores son insoportables, abundan los piojos y enormes ratas hambrientas, que clavan sus repugnantes colmillos en las carnes famélicas y doloridas de estas pobres gentes. . . Hay enfermos de tuberculosis que sufren vómitos de sangre. ”
Sobre el año 1934, una vez mal acondicionados los restos de la que fuera una de fortificación de defensa liberal en las guerras  carlista, conocido como Fuerte San Roque o como también se le conocería Abisinia, sus habitáculos se convirtieron en vivienda, y cuyos destinatarios eran aquellos vecinos y transeúntes que carecían de ella.
Por ello, en ese año de 1935, mi abuela María Soledad nacida en Santurtzi en 1882 con sus hijos nacidos en Portugalete, Antonio en 1907, Patricio en 1909, Laura en 1913, María en 1915, Aurelio en 1920 y Miguel en 1922, se vieron desplazados hasta ahí desde la morada donde vivían y habían nacido, en la calle del muelle viejo, Manuel Calvo Nº15. Tanto mi abuela como mi abuelo León Aureliano habían accedido a esta vivienda en régimen de alquiler en el año 1905, fecha de su llegada a Portugalete desde el vecino pueblo de Santurtzi, su lugar de nacimiento. León Aureliano había fallecido en agosto de 1928.
La causa de buscar la familia cobijo en el fuerte, parece ser que estuvo motivada por las reacciones en su contra debidas al estar la familia involucrados en la Revolución de Octubre de 1934, y una de las consecuencias, fue perder el alquiler de la vivienda del muelle viejo.
Sea como fuere, allí les tocó convivir con familias en situaciones semejantes a ellos.
En el Fuerte San Roque, se encontraba también la familia de Florencio Villar Bueno e Isabel Hormilla Olarte, junto a sus hijos nacidos en Portugalete, José Luis en 1929, Roberto en 1931 y Valentín en 1933. Más adelante tendrían dos hijos más, Purificación que nacería en Mataró en el año 1939 y Carlos en Portugalete en el año 1943. Florencio, gracias a sus dotes de organizador, ejerció en aquel lugar como, portero y alcalde, etc. En aquella Abisinia del barrio de San Roque, y que recogía el nombre a su vez de la africana que esa época era portada en todos los periódicos, a Florencio le tocó que le pusieran el apodo de “Negus”, como el emperador de aquel país Haile Selassie, y desde entonces, fue y es conocido, como “Negus”.
Una vez que el ejercito franquista entra en Portugalete a mediados de junio de 1937, las familias se dispersan, y no es hasta su regreso a la Villa, alrededor de 1940 cuando cada cual busca nuevas viviendas..


















Acabada la guerra civil y desaparecido el fuerte como vivienda, Floren y su familia pasaron a vivir a la calle Víctor Chávarri N.º 5. Allí junto a su vivienda en la plaza del ayuntamiento en uno de los dos quioscos que existieron, el bueno de Florencio “ Negus,” vendía golosinas y además nos alegraba con su simpatía.  
 Mientras esto sucedía, los Navarrillos pasarían a vivir a la calle Abatxolo Nº9. Miguel junto a Aurelio trabajarían como albañiles en la construcción del deposito de aguas, que ocuparía el espacio del antiguo Fuerte. 
Aurelio volvería a Portugalete en junio de 1939, una vez que la guerra le había desplazado a Santander y posteriormente a Barcelona. Patricio y Antonio como siempre, de marineros. Patricio y Antonio habían  regresado a Portugalete en el año 1939, Patricio del campo de prisioneros de Rio Seco en Valladolid y Antonio del de Santiago de Compostela en Galicia. María Soledad y sus hijas Laura y María, se dedicaban entonces a la venta de  pescado.
Patricio, vivía alternando entre la casa de Abatxolo, y otra en la calle Santa María, junto a su mujer Felisa Aguado Bastida, con la que se había casado en 1936, y sus hijos Araceli nacida en Ortuella en 1936, Antonio nacido en Caen-Francia en 1937 y Miguel nacido en 1941. Felisa desgraciadamente fallecería en junio de 1944. En abril había fallecido María Soledad “La Navarrilla”. Araceli muy poco estuvo en esta casa porque tan pronto como falleció su madre, hasta enero de 1948 que retornó a Portugalete vivió con sus tíos en Ortuella. Esta será otra historia.























En el año 1945 llega a Portugalete mi madre Vicenta Martín de Vidales Millas, nacida en Mora provincia de Toledo en el año 1914. Su marido, Amalio Rodríguez Jiménez, condenado por un tribunal militar franquista había sido fusilado en la cárcel de Ocaña, y ella a su vez expulsada del pueblo durante un periodo mínimo de diez años.  Su vida era insostenible en el pueblo que la vio nacer. Viuda y con tres niñas pequeñas, aconsejada por familiares que realizaron los trámites oportunos se desplaza a Portugalete, puesto que sus tres hijas nacidas en Mora, Ascensión en 1936, Vicenta en 1939 y Carmen en 1944, eran ingresadas en la Congregación de las Esclavas del Amor Misericordioso de Sestao.
 La Congregación de las Esclavas del Amor Misericordioso, había sido fundada en Madrid por La Madre Esperanza en la Nochebuena del año 1930, y en 1933 ya había una congregación en Santurce y en el año 1935 otras en Sestao y Bilbao. Esta fundación se distinguirá por su sensibilidad social. La Madre Esperanza ve con claridad la guerra que se avecina. Victimas particulares e inocentes serán los niños que en gran número se verán huérfanos y abandonados, disponiendo las monjas el papel de madres. Disponían sus estatutos expresamente que las hermanas comieran lo mismo que los niños, y solo después que estos hubieran acabado, y que por lo menos un 25 por ciento de los internos tuvieran estancia absolutamente gratuita.























Estas serían las buenas voluntades de todas las congregaciones religiosas que acogieron a los niños en la posguerra, pero la realidad total fue bien distinta, tal y como lo relata Almudena Grandes en su libro “Las tres bodas de doña Manolita”
Vicenta, como muchos de los emigrantes con escasos recursos con los que contó Portugalete a partir de la terminación de la guerra, compartió con ellos la práctica habitual de buscar alojamiento en una casa particular que les alojara como pupilos con derecho a cocina. En el caso de mi Ama, su destino la llevó a la calle del Medio, en la casa de Florencio “Negus” e Isabel.
Su vida con la familia del “Negus” transcurre hasta 1948, año en el cual  se casa con mi Aita Patricio, pasando desde entonces a vivir a la casa de Abatxolo. Durante este tiempo su medio de vida y sus ingresos económicas provenían de trabajos del hogar en casas. Con dichos ingresos pagaba el alquiler y lo que le llegaba para ayudar a sus hijas.
 El como pudo llegar a conocerse Vicenta y Patricio, pudiera ser de la siguiente manera. Las hijas de Vicenta estaban internadas en Sestao en el Amor Misericordioso, Araceli que hasta los 11 años había vivido en Ortuella y que estaba ingresada en el preventorio José Antonio de la sección femenina de Gallarta, es llevada en enero de 1948 al mismo centro sestaotarra, al igual que Purificación la hija de Florencio e Isabel.
Mis hermanas Carmen y Araceli estarían en Sestao hasta cerca del año 1951, sin embargo, mis hermanas Ascensión y Vicenta, antes de ir a vivir a la casa de Abatxolo, estuvieron unos años en la Congregación que las Esclavas del Amor Misericordioso tenía en Bilbao.
 Esto posibilitó con toda seguridad que las tres familias se conocieran entre sí en las visitas a sus respectivas hijas a Sestao, y que la consecuencia final fuera el matrimonio de Vicenta y Patricio. Con esta unión, Vicenta recogió entonces el apodo de su suegra María Soledad, y era conocida como Vicenta “La Navarrilla”, apodo a su vez trasmitió a sus hijas e hijos.
Mi Ama con tres hijas, mi Aita con tres hijos, y los cinco restantes que tuvieron entre ellos, y que llegamos a este mundo de una manera escalonada, Nieves en 1949, Blanqui en 1951, Javier en 1953, Aurelio en 1955 y Arantza en 1957, formamos una familia en total 11 hermanos. En aquella casa que como me contó mi hermana Carmen, cuando no había agua potable, cosa corriente, había que bajar hasta la fuente de la Canilla, y subir los baldes a casa tapados con hojas de higuera para que no se desparramara el agua. Un millón de anécdotas nos trae esta casa a sus antiguos moradores……
A partir de entonces, la vida laboral de Patricio es como marinero en el Sporting y en AHV. La pesca es un recurso para ayudar la economía familiar de tanta prole.
Mi Ama Vicenta, titular indiscutible y honorífica de todos los calendarios que quieran glosar a la mujer trabajadora, desempeño infinidad de actividades laborales para sacar a sus hijos adelante. Sea lo siguiente una muestra, que no la totalidad:
En el mismo portal donde compartía vivienda con Isabel y Florencio “Negus” estaba la confitería de Barriocanal, lugar donde se dedicó a realizar tareas de limpieza bajo el auspicio de Aurora. Lo mismo que en el portal que estaba   enfrente del suyo, en la casa de Rosaura, que yo conocí y tengo un recuerdo de ser una mujer buena y cariñosa. Más adelante trabajaría en casa de Pepita, igual de buena persona, con mi Ama se portaron extraordinariamente.
 En el centro de la calle del Medio o Víctor Chavarri, la sastrería de Juan de la Fuente. Aquí mi madre trabajaba limpiando y con el tiempo mis hermanas Carmen y Vicenta de costureras, junto a Nieves Larrea, Lauri, Felisita, Ana Mari etc., Buenas trabajadoras, y si no lo fueran, la hija de Franco, Carmen Polo, no hubiera encargado a esta sastrería hacerle un abrigo.
Cuantos retales no habrá recogido, guardados en la faldiquera Vicenta en la sastrería. Con estos después nos haría apaños en la ropa. Arte, ganas y estilo la sobraba para regalar.
Frente a la sastrería, la pastelería de Mendizábal, lugar donde trabajó junto a Araceli. Cada una en sus tareas, bien diferentes, pero oportunas para sacar la casa adelante. ¡Qué buenos estaban los manolitos de mantequilla! Trabajó en el matadero municipal limpiando vísceras, y en el Ojillo,  en la carnicería de Lucita donde se ganaba el jornal picando cebolla. En ello estaba el día que muy embarazada de mi o de mi hermana Arantza se resbaló y casi nacimos en el intento.























El lavadero era otro de los lugares donde sacaba otro jornal, lavando nuestra ropa y la de aquellos que se lo solicitasen. Lavaba para la familia Ibarmia, para Ramonita, también para Felisa, una familia que vivía al comienzo de las escaleras del tren y otras que no recuerdo su nombre. Ropa blanca que en algunos casos entregaban mis hermanas los domingos por la mañana antes de ir a misa, puesto que la iglesia nos pillaba de camino. En otros casos, el día de labor que lo solicitasen.
El estraperlo y el tren de la Robla en el que viajaba, fueron medios para sacar provecho al excedente de pesca que Aita traía a casa. Ir hasta Valmaseda para traer algo al cambio y engañar a los del fielato, era un arte que manejaba con suma maestría. Sin embargo, las mejores piezas, sobre todo jibiones, eran destinadas a equilibrar la balanza del fiado de las tiendas de comestibles del barrio. Entonces, en los ultramarinos, las familias  con sueldos escasos se compraba y se apuntaba la compra para liquidarla el día de paga.
Otra fuente de ingresos fueron los colchones. Si Vicenta era buena en todo lo que hacía, como colchonera no tenía precio. Las campas del lavadero y de Repélega son testigos de ello. Primavera y verano las mejores épocas para la realización de esta actividad. Era ponerte en la campa a varear, y pronto una mujer te preguntaba si se vareaba para casa o para fuera. Si la respuesta era lo segundo en seguida se llegaba al acuerdo del día y precio. Vicenta era tan honrada, que jamás por más que quisiera podría llegar a rica con este trabajo. Cuantas vacaciones escolares a partir de cumplir los 15 años, me hacía acompañarla a varear colchones. En aquel entonces me decía: Aurelito, hoy tenemos faena, y una Fanta ese día me llevaba al gaznate. Hoy en día en mi casa siempre tengo una vara de avellano, es mi fiel compañera en mis paseos por el monte, y además me regala muy buenos recuerdos.
También estuvo hasta que alcanzó la edad de 65 años, unos quince años trabajando en el bar Paco. Ni de esta actividad, ni de las anteriores le quedó pensión alguna, unas porque ella no se dio de alta y en otras porque no la dieron.

Vicenta hasta su fallecimiento en 1995, en los 50 años que vivió en Portugalete tuvo tiempo suficiente para dejar una huella, de la que estamos orgullosos sus descendientes. Trabajadora, cariñosa y amante de su marido Patri e hijos, nos enseño con su ejemplo, que la Vida es más sencilla si lo que hacemos, es con Amor.
Esto, y muchas cosas más fueron posibles a causa de que el destino trajera a mi Ama a Portugalete,  que viviera en casa de “Negus”, que pudiera conocer  a mi Aita, y yo, que lo pueda contar, para homenajear a todos y todas, que hicieron de su vida un sacrificio por sacar a su prole adelante.
 MAITE ZAITUZTEGU.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.


No hay comentarios:

Publicar un comentario