viernes, 2 de noviembre de 2018

MIS DEPORTES FAVORITOS


MIS DEPORTES FAVORITOS

 La Vida Pasa. En mi caso, como en el de todas personas masculinas de mi edad, 63 años, la primera relación con el deporte fue en la escuela y con el fútbol en concreto, deporte del cual además de escasamente practicarlo, me tenía por un auténtico inútil cuando participaba en su juego.

A parte de la escuela, en los ratos libres de patio, el barrio y sus campas era el territorio favorito para disfrutar y correr detrás de un balón. A poco más llegaban mis habilidades, y como niños que éramos, con el deseo de figurar algún día en un equipo puntero. Las salidas al Serantes y a la Arboleda eran otras de mis aficiones, la llamada del monte siempre ha sido una constante a lo largo de mi Vida.



Hoy en día no entiendo aquellos que dicen amar la Naturaleza y respetar el medio ambiente, y acuden al monte con un spray como sustituto de un buen bocadillo.

Tuve la suerte de que mi educación escolar fuera en Sestao, en la Salle, con la obligación de acudir diariamente desde Portugalete a esta población, y así completar una acumulación de kilómetros en mis piernas infantiles que quizás son los que me beneficiaron en mis aficiones deportivas posteriores.


En la Salle, conseguí que me eligieran para jugar al Beisbol, deporte que era escasamente conocido, y del que no hacía falta ser un habilidoso. Además,  de ser poco atractivo, porque su horizonte cercano como figura deportiva no existía, y por lo tanto dejaba la puerta abierta a los que como yo, éramos pocos los llamados y muchos los elegidos.

Una vez acabada la escuela primaria y pasar a la escuela profesional de Minas en Baracaldo, comenzó mi afición por el atletismo, quizás porque en el año 1970 conseguí una medalla en una prueba de larga distancia y que como regalo y recuerdo se que le di a Asun, que ella conserva como llavero estos últimos 48 años.

No sería hasta el año 1979, cuando una vez casado y residente en Santurtzi, un grupo de personas que acudíamos habitualmente al Polideportivo entre las que quiero destacar a Peña, Mikel Orrantia, Casimiro… comenzamos a entrenarnos conjuntamente con más deseos que conocimientos. Mi gusto por las largas distancia me ha llevado a participar en 21 maratones, con los consiguientes entrenamientos, que el que conoce este mundo estará conmigo que a veces son más duros que las propias pruebas.



Durante esa época, subir corriendo al menos una vez a la semana al Monte Serantes era una parte importante de mi entrenamiento y disfrute.

El cierre de A.H.V. y mi traslado posterior a trabajar en Lesaka y vivir en Bera, me dio la oportunidad de tener un mayor contacto con la naturaleza. Dejé el cemento por las pistas de tierra, dejé el Serantes por el monte Larhun. Conocí y me integré en un grupo de montaña de Irún, con los que tuve la oportunidad de conocer la mayoría de los montes de Nafarroa y Gipuzkoa y sobre todo atravesar en dos ocasiones el Pirineo. A Yosu, Félix, José Luis Tapia y muchos más Compañeros no quiero dejarlos en el olvido.

Paulatinamente fui alternando las zapatillas por las botas.



De mi periodo en Nafarroa, y trabajar en la empresa que hoy es conocida como ArcelorMittal, me dió la oportunidad de conocer a Larri, Txema, Xanti, Patxiku, compartir con ellos travesías largas y cortas en la montaña, relacionarme, y vivir con este grupo maravilloso de personas fue sin duda lo más gratificante de mi periodo en aquellas tierras navarras.


Hoy a mi vuelta a Santurtzi, una vez cumplidas mis obligaciones laborales que han durado 44 años, con los músculos más atrofiados, continuo con mi salida obligatoria dominical al Serantes, corriendo por supuesto mis cerca de dos horas de ttipi ttapa. Es el placebo que no pienso abandonar mientras ni Espíritu me acompañe.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales



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