CIPRIANO MARTOS JIMÉNEZ
“Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera» Pablo Neruda
Hace algunos años que manos
amigas realizaron en la Benedicta de Sestao, en el muro que rodea a la empresa
ArcelorMittal un mural en recuerdo de Cipriano Martos Jiménez que después de
sufrir varios ataques ha desaparecido y su lugar ha sido cubierto por otro
mural, quizás también realizado por manos amigas.
Coincidiendo con este suceso y tras casi medio
siglo desde su muerte y la desaparición de su cadáver finalmente, Cipriano Martos podrá regresar a Loja (Granada), su
pueblo natal. El Departament de Justícia, Drets i Memòria de
la Generalitat ha confirmado que los restos localizados el 10 de enero en
una fosa común del cementerio de Reus (Tarragona) corresponden
a Cipriano Martos.
Los trabajos de exhumación en el cementerio
de Reus habían comenzado tiempo atrás y el equipo de arqueólogos
y antropólogos localizaron 41 cuerpos, uno de los cuales era compatible
"tanto con las características físicas" de Martos, "como con las
espaciales de la fosa". La confirmación definitiva ha sido posible después
de cruzar los datos con los de sus familiares inscritos en el Programa de
identificación genética de la Generalitat. Creado en 2016, Martos es la
veintena persona exhumada que se ha podido identificar en Catalunya gracias a la iniciativa.
Cipriano Martos Jiménez nació el 9 de
diciembre de 1942 en el municipio de Loja (Granada), en una familia humilde y
pobre de campesinos. En 1969 llegó a Sabadell, donde fue trabajador textil, y
posteriormente se instaló en Reus, donde hizo de encofrador. En Catalunya se
politizó con grupos antifranquistas y entró en el Partido
Comunista de España Marxista-Leninista (PCE M-L), una escisión del
PCE que no renunciaba a la lucha armada. La formación impulsó el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP).
El obrero fue detenido por agentes de
la Guardia Civil el 25 de agosto de 1973, acusado de difundir propaganda
contra el régimen dictatorial en Igualada y de pertenecer al FRAP. Lo trasladaron al cuartel de Reus, donde lo
interrogaron y torturaron, hasta obligarle a ingerir un líquido corrosivo,
combinación de ácido sulfúrico y gasolina. Las heridas provocadas comportaron
su traslado al Hospital Sant Joan de Reus el 27
de agosto, donde sería interrogado dos días más tarde pese a su pésimo estado
de salud.
El 17 de septiembre, después de tres
semanas de agonía, murió por "hemorragia interna", según puede leerse
en su informe de fallecimiento. Fue enterrado en una fosa de beneficencia
propiedad del Ayuntamiento de Reus, en el cementerio
de la población el 20 de septiembre del mismo año, con secretismo y sin
familiares.
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