jueves, 18 de mayo de 2023

 

NAUFRAGIO EN EL ABRA MARZO 1853



Sin periódicos de referencia publicados anteriores a la fecha de 1856 en Bizkaia, para la búsqueda de noticias relacionadas con naufragios en la barra de Portugalete, necesariamente hay que recurrir a las publicaciones de BNE, pudiendo servir de base en dicha búsqueda los datos anotados en los Registros de los libros de difuntos.

Los días 10 y 11 de marzo de 1853, según declaración del médico titular de la villa de Portugalete D. José del Olmo, fueron enterrados en el camposanto de la parroquia de Portugalete tres cadáveres que aparecieron ahogados en las orillas de Campo Grande, jurisdicción de dicha villa. Pudieran ser pescadores de Castro Urdiales y Bermeo procedentes de una lancha perdida el anterior día 8 en la barra de este puerto de Portugalete. AHEB-BEHA



El relato de este naufragio sucedido en la “barra” fue publicado en el periódico “La España” el 20 de marzo de 1853. Un relato de novela que expone perfectamente los riesgos que tenía traspasar la barra en aquellos años.

“Ayer lunes a las cuatro de la tarde se acercaban para entrar en la ría seis lanchas procedentes de Bermeo en donde recogieron seis pipas de aguardiente de Francia de algún buque náufrago. Dos de ellas eran boniteras de Castro y las cuatro restantes de Bermeo. La mar se hallaba casi bella, el viento de vendaval flojo pero la vaciante traía mucha fuerza y al aproximarse a la barra dos marineros de una lancha de Castro se trasbordaron a una de Bermeo con el objeto de ayudarla a pasar la barra.

Sin ninguna novedad la franqueó la primera de Bermeo, a vela y a remo, y la seguía otra de sus compañeras, pero el estado de la marea, la veloz corriente, el ir malamente dirigida por encima del banco del Su oeste, (entre el canal y la traviesa) y sobre todo al hallarse sobrecargada siendo tan pequeña con 14 hombres, 4 pipas llenas y una vacía fueron la causa de una lamentable ocurrencia. Un mar les sacudió por la popa y la puso atravesada, otra segunda mar cogiéndola de costado la dejó casi anegada, y en fin, recibió un nuevo golpe de mar, aunque menos violento, y en este estado los tripulantes solo se ocupaban de arriar la vela y bajar el palo, y de llamar a sus compañeros de la otra lancha que habían pasado con facilidad. Pero cuando más afanosos estaban en hacer esta maniobra sintieron que la lancha se les iba a pique bajo sus pies.



Unos se agarraron al palo, otros a los remos, a la verga, a las pipas, y otros en fin andaban, pero en su desgracia nada adelantaban porque la corriente les sacó a todos fuera.

En el momento de ocurrir la catástrofe salió de Santurce la “Bolisa” bien tripulada, y de Portugalete la lancha de carabineros presta como siempre al socorro. La de Bermeo que ya había entrado, al divisar el peligro de sus compañeros viró para auxiliarles, pero una mar que recibió en la misma barra la hizo retroceder. La de carabineros bien esquifada y más solida pasó la barra y pudo recoger dos de los náufragos mientras que la “Bolisa” pudo salvar a otros ocho, y reunidos los diez en la “Bolisa” fueron conducidos a Santurce, en donde al poco rato murió uno de ellos, un anciano. Los ahogados son cuatro de Bermeo y uno de Castro.



Las dos lanchas una de Castro y la otra de Bermeo se acogieron en Santurce, así como la de carabineros. Si la “Bolisa” no se hubiera hallado en flote las desgracias hubieran sido mayores, y si esto hubiera acaecido media hora más tarde, porque fuera de la barra no hay ninguna lancha a flote en bajamar.

Uno de los tripulantes salvados corrió inminente riesgo de perder la vida a causa de una extraña circunstancia. Parece que una cesta se le metió por el asa hasta el pescuezo, y con ella permaneció luchando largo rato hasta que al fin fue cogido por los pies.

Las pipas de aguardiente tienen el rótulo “Pelleysits”, y a ellas están adheridos multitud de percebes.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales.

 

 

 


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