NAUFRAGIO EN EL
ABRA MARZO 1853
Sin periódicos de referencia
publicados anteriores a la fecha de 1856 en Bizkaia, para la búsqueda de
noticias relacionadas con naufragios en la barra de Portugalete, necesariamente
hay que recurrir a las publicaciones de BNE, pudiendo servir de base en dicha
búsqueda los datos anotados en los Registros de los
libros de difuntos.
Los días 10 y 11 de marzo de
1853, según declaración del médico titular de la villa de Portugalete D. José
del Olmo, fueron enterrados en el camposanto de la parroquia de Portugalete
tres cadáveres que aparecieron ahogados en las orillas de Campo Grande,
jurisdicción de dicha villa. Pudieran ser pescadores de Castro Urdiales y
Bermeo procedentes de una lancha perdida el anterior día 8 en la barra de este
puerto de Portugalete. AHEB-BEHA
El relato de este
naufragio sucedido en la “barra” fue publicado en el periódico “La España” el
20 de marzo de 1853. Un relato de novela que expone perfectamente los riesgos
que tenía traspasar la barra en aquellos años.
“Ayer lunes a las
cuatro de la tarde se acercaban para entrar en la ría seis lanchas procedentes
de Bermeo en donde recogieron seis pipas de aguardiente de Francia de algún
buque náufrago. Dos de ellas eran boniteras de Castro y las cuatro restantes de
Bermeo. La mar se hallaba casi bella, el viento de vendaval flojo pero la
vaciante traía mucha fuerza y al aproximarse a la barra dos marineros de una
lancha de Castro se trasbordaron a una de Bermeo con el objeto de ayudarla a
pasar la barra.
Sin ninguna novedad
la franqueó la primera de Bermeo, a vela y a remo, y la seguía otra de sus
compañeras, pero el estado de la marea, la veloz corriente, el ir malamente dirigida
por encima del banco del Su oeste, (entre el canal y la traviesa) y sobre todo
al hallarse sobrecargada siendo tan pequeña con 14 hombres, 4 pipas llenas y
una vacía fueron la causa de una lamentable ocurrencia. Un mar les sacudió por
la popa y la puso atravesada, otra segunda mar cogiéndola de costado la dejó
casi anegada, y en fin, recibió un nuevo golpe de mar, aunque menos violento, y
en este estado los tripulantes solo se ocupaban de arriar la vela y bajar el
palo, y de llamar a sus compañeros de la otra lancha que habían pasado con
facilidad. Pero cuando más afanosos estaban en hacer esta maniobra sintieron
que la lancha se les iba a pique bajo sus pies.
Unos se agarraron al
palo, otros a los remos, a la verga, a las pipas, y otros en fin andaban, pero
en su desgracia nada adelantaban porque la corriente les sacó a todos fuera.
En el momento de
ocurrir la catástrofe salió de Santurce la “Bolisa” bien tripulada, y de
Portugalete la lancha de carabineros presta como siempre al socorro. La de Bermeo
que ya había entrado, al divisar el peligro de sus compañeros viró para
auxiliarles, pero una mar que recibió en la misma barra la hizo retroceder. La
de carabineros bien esquifada y más solida pasó la barra y pudo recoger dos de
los náufragos mientras que la “Bolisa” pudo salvar a otros ocho, y reunidos los
diez en la “Bolisa” fueron conducidos a Santurce, en donde al poco rato murió
uno de ellos, un anciano. Los ahogados son cuatro de Bermeo y uno de Castro.
Las dos lanchas una
de Castro y la otra de Bermeo se acogieron en Santurce, así como la de
carabineros. Si la “Bolisa” no se hubiera hallado en flote las desgracias
hubieran sido mayores, y si esto hubiera acaecido media hora más tarde, porque
fuera de la barra no hay ninguna lancha a flote en bajamar.
Uno de los
tripulantes salvados corrió inminente riesgo de perder la vida a causa de una
extraña circunstancia. Parece que una cesta se le metió por el asa hasta el
pescuezo, y con ella permaneció luchando largo rato hasta que al fin fue cogido
por los pies.
Las pipas de
aguardiente tienen el rótulo “Pelleysits”, y a ellas están adheridos multitud
de percebes.
Aurelio Gutiérrez
Martín de Vidales.
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