IBAIZABAL EL PRIMER VAPOR CON MATRÍCULA DE BILBAO
HISTORIAS DE MAR. Sección con
artículos de temática marítima o entrevistas de personas relacionadas con el
mar
Artículo publicado en Marítimas/Itsasokoak,
el Boletín de Itsasmuseum Bilbao, Nº1, ENERO 2021, siendo su autor Juan María
Martín Recalde
El primer vapor matriculado en
Bilbao, lo hizo en mayo del año 1852 y lo compró D. Pedro Antonio de Errazquin
en Baiona (Francia), con el nombre de Javier N.º 2, a D. Enrique Pauc,
como socio de los Sres. “Pauc Hermanos”, quienes a su vez lo habían comprado en
Burdeos, al Sr. F. X. de Ezpeleta y al capitán del vapor Sr. Picón, donde daba
servicio de pasaje por el río Garona con el nombre de Clemence Isaure.
Con este nombre, Clemence Isaure, había sido
bautizado, con toda pompa, por el obispo de Toulouse, en el río Garona, en mayo
del año 1843. En la compra, quedaba constancia de que sería por cuenta del Sr.
Pauc el traslado de Baiona a Bilbao del vapor, después de una minuciosa
revisión de su casco, caldera y máquina, en el astillero de Urt y en caso de
que fuera necesaria alguna reparación, los gastos correrían por cuenta del
vendedor. El vapor se pintó de nuevo y se le cambiaron telas y tapices.
Se matriculó en Bilbao para hacer
el servicio de pasaje de Bilbao a Portugalete y, el Sr. Errazquin, le puso el
nombre de Ibaizabal. Además de los pasajeros que llevaba a su bordo,
siempre se la veía subir y bajar la Ría con algunas lanchas a remolque.
Aunque la compra se hizo a nombre
del Sr. Errazquin, los verdaderos propietarios, sumaban más de 25, entre
compañías y particulares, todos del comercio de Bilbao, como Sres. Epalza e
Hijos, Ybarra Mier y Cº, Luciano Urigüen, Joaquín Mazas, Etc.
D. Enrique Pauc se comprometía a
llevar el vapor a Bilbao a primeros de mayo, quedando él como responsable del
gobierno del buque, haciendo viajes de Bilbao a Portugalete, durante 15 o 20
días, hasta formar un capitán y un maquinista para sustituirle.
El barco era un gran lanchón o
carroza de vapor, con dos cámaras, una a proa y otra a popa y la máquina en
medio y, arqueaba 24 y ½ toneladas de 20 quintales (el quintal equivalía a 100
libras castellanas, 46 kilos, por lo cual la tonelada tenía 920 kilos). Su
precio fue de 64.100 reales de vellón.
Tenía muy poco calado, lo que le
hacía ideal para la navegación fluvial, sobre todo en Bilbao por el problema de
los Churros, como llamaban a los altos fondos de cantos rodados que había en la
Botica Vieja, pero este escaso calado, le hacía poco seguro para la navegación
en mar abierta.
Al venir de Baiona, tuvo una
avería a la altura de Lekeitio, que casi causa su naufragio, teniendo que
entrar de arribada a dicho puerto, con el auxilio de lanchas pescadoras.
Hubo problemas al matricularlo en
Bilbao, por cuestiones de aduanas, pero al final empezó a dar servicio entre
las dos villas, Bilbao y Portugalete, los sábados y domingos y fiestas
señaladas. El viaje costaba 4 reales en la cámara de popa y 3 en la de proa y
tenía de duración algo más de una hora, frente a las 3 horas que invertían, en
el mismo, las carrozas que lo hacían a la sirga y remo.
La verdadera duración de estos
viajes era un tanto incierta, por las continuas averías en caldera y máquina,
ya bastante trabajadas. Esto se traducía en tiempos de inactividad para su
reparación y, fue causa de que la gente, con imaginación y cariño, le apodara Manusar
(Manu el viejo). Este apodo que se puso al vapor Ibaizabal ha dado pie a que
algunos articulistas consideraran que eran dos vapores diferentes. Ni en la
Escribanía de Marina de Bizkaia, ni en la Capitanía Marítima de Bilbao, hay
registro de un vapor con el nombre de Manusar. Queda claramente
reflejado en el artículo del periódico “El Avisador Bilbaíno” del sábado 30 de
abril de 1853.
Al mismo tiempo de la llegada de
nuestro Ibaizabal a Bilbao, se matriculó en Santander el vapor Duque de la
Conquista, que allí apodaban Maliaño. Hacía un viaje semanal de
Santander a San Sebastián con escalas en Santoña, Castro Urdiales y Bilbao y,
una vez de pasada la peligrosa barra, pensó su armador, que sería buena idea
hacer una pequeña escala en Portugalete, para recoger pasaje y transportarlo a
Bilbao y, a la vuelta hacer lo mismo y dejar el pasaje en Portugalete. Como era
una forma de buscarse la vida, haciendo la competencia a nuestro Ibaizabal,
la gente le apodo Bisimodu.
En junio de 1857, hay una reclamación de
cantidades, por parte del maquinista del vapor, el francés, D. Eduardo Lubray a
D. Joaquín de Mazarredo, por la cantidad de 1,500 reales de vellón, por la
compostura del Ibaizabal. Esto quiere decir que no había personal preparado en
Bilbao para ejercer esta tarea.
En mayo de 1857 salió a subasta,
adquiriéndolo D. Fructuoso José de Belloqui, vecino de Bilbao, quien solicita
permiso para poner una caseta, para expedir los billetes y una farola en el
embarcadero del vapor, cerca del jardín grande.
El 17 de julio de 1858 pasan la
barra de Portugalete, para inscribirse en la matrícula de Bilbao, los vapores Nervión
y Vizcaíno Montañés, el primero para dar el mismo servicio que el
Manusar y el segundo para hacer viajes a Santander. En la noche del 24 de
agosto de 1858, chocaron ambos vapores, el Manusar y el Nervión en Olaveaga, al
parecer por ir el Manusar sin luces, quedando este en tan mal estado,
que ocasionó su retirada.
Esto hizo que, su verde casco
quedara arrumbado en algún lugar del río y olvidado por todos.
Juan María Martín Recalde
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