domingo, 10 de diciembre de 2023

 

IBAIZABAL EL PRIMER VAPOR CON MATRÍCULA DE BILBAO



HISTORIAS DE MAR. Sección con artículos de temática marítima o entrevistas de personas relacionadas con el mar

Artículo publicado en Marítimas/Itsasokoak, el Boletín de Itsasmuseum Bilbao, Nº1, ENERO 2021, siendo su autor Juan María Martín Recalde

El primer vapor matriculado en Bilbao, lo hizo en mayo del año 1852 y lo compró D. Pedro Antonio de Errazquin en Baiona (Francia), con el nombre de Javier N.º 2, a D. Enrique Pauc, como socio de los Sres. “Pauc Hermanos”, quienes a su vez lo habían comprado en Burdeos, al Sr. F. X. de Ezpeleta y al capitán del vapor Sr. Picón, donde daba servicio de pasaje por el río Garona con el nombre de Clemence Isaure.

 Con este nombre, Clemence Isaure, había sido bautizado, con toda pompa, por el obispo de Toulouse, en el río Garona, en mayo del año 1843. En la compra, quedaba constancia de que sería por cuenta del Sr. Pauc el traslado de Baiona a Bilbao del vapor, después de una minuciosa revisión de su casco, caldera y máquina, en el astillero de Urt y en caso de que fuera necesaria alguna reparación, los gastos correrían por cuenta del vendedor. El vapor se pintó de nuevo y se le cambiaron telas y tapices.



Se matriculó en Bilbao para hacer el servicio de pasaje de Bilbao a Portugalete y, el Sr. Errazquin, le puso el nombre de Ibaizabal. Además de los pasajeros que llevaba a su bordo, siempre se la veía subir y bajar la Ría con algunas lanchas a remolque.

Aunque la compra se hizo a nombre del Sr. Errazquin, los verdaderos propietarios, sumaban más de 25, entre compañías y particulares, todos del comercio de Bilbao, como Sres. Epalza e Hijos, Ybarra Mier y Cº, Luciano Urigüen, Joaquín Mazas, Etc.

D. Enrique Pauc se comprometía a llevar el vapor a Bilbao a primeros de mayo, quedando él como responsable del gobierno del buque, haciendo viajes de Bilbao a Portugalete, durante 15 o 20 días, hasta formar un capitán y un maquinista para sustituirle.

El barco era un gran lanchón o carroza de vapor, con dos cámaras, una a proa y otra a popa y la máquina en medio y, arqueaba 24 y ½ toneladas de 20 quintales (el quintal equivalía a 100 libras castellanas, 46 kilos, por lo cual la tonelada tenía 920 kilos). Su precio fue de 64.100 reales de vellón.



Tenía muy poco calado, lo que le hacía ideal para la navegación fluvial, sobre todo en Bilbao por el problema de los Churros, como llamaban a los altos fondos de cantos rodados que había en la Botica Vieja, pero este escaso calado, le hacía poco seguro para la navegación en mar abierta.

Al venir de Baiona, tuvo una avería a la altura de Lekeitio, que casi causa su naufragio, teniendo que entrar de arribada a dicho puerto, con el auxilio de lanchas pescadoras.

Hubo problemas al matricularlo en Bilbao, por cuestiones de aduanas, pero al final empezó a dar servicio entre las dos villas, Bilbao y Portugalete, los sábados y domingos y fiestas señaladas. El viaje costaba 4 reales en la cámara de popa y 3 en la de proa y tenía de duración algo más de una hora, frente a las 3 horas que invertían, en el mismo, las carrozas que lo hacían a la sirga y remo.

La verdadera duración de estos viajes era un tanto incierta, por las continuas averías en caldera y máquina, ya bastante trabajadas. Esto se traducía en tiempos de inactividad para su reparación y, fue causa de que la gente, con imaginación y cariño, le apodara Manusar (Manu el viejo). Este apodo que se puso al vapor Ibaizabal ha dado pie a que algunos articulistas consideraran que eran dos vapores diferentes. Ni en la Escribanía de Marina de Bizkaia, ni en la Capitanía Marítima de Bilbao, hay registro de un vapor con el nombre de Manusar. Queda claramente reflejado en el artículo del periódico “El Avisador Bilbaíno” del sábado 30 de abril de 1853.

Al mismo tiempo de la llegada de nuestro Ibaizabal a Bilbao, se matriculó en Santander el vapor Duque de la Conquista, que allí apodaban Maliaño. Hacía un viaje semanal de Santander a San Sebastián con escalas en Santoña, Castro Urdiales y Bilbao y, una vez de pasada la peligrosa barra, pensó su armador, que sería buena idea hacer una pequeña escala en Portugalete, para recoger pasaje y transportarlo a Bilbao y, a la vuelta hacer lo mismo y dejar el pasaje en Portugalete. Como era una forma de buscarse la vida, haciendo la competencia a nuestro Ibaizabal, la gente le apodo Bisimodu.



 En junio de 1857, hay una reclamación de cantidades, por parte del maquinista del vapor, el francés, D. Eduardo Lubray a D. Joaquín de Mazarredo, por la cantidad de 1,500 reales de vellón, por la compostura del Ibaizabal. Esto quiere decir que no había personal preparado en Bilbao para ejercer esta tarea.

En mayo de 1857 salió a subasta, adquiriéndolo D. Fructuoso José de Belloqui, vecino de Bilbao, quien solicita permiso para poner una caseta, para expedir los billetes y una farola en el embarcadero del vapor, cerca del jardín grande.

El 17 de julio de 1858 pasan la barra de Portugalete, para inscribirse en la matrícula de Bilbao, los vapores Nervión y Vizcaíno Montañés, el primero para dar el mismo servicio que el Manusar y el segundo para hacer viajes a Santander. En la noche del 24 de agosto de 1858, chocaron ambos vapores, el Manusar y el Nervión en Olaveaga, al parecer por ir el Manusar sin luces, quedando este en tan mal estado, que ocasionó su retirada.

Esto hizo que, su verde casco quedara arrumbado en algún lugar del río y olvidado por todos.

Juan María Martín Recalde

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