BERAKO
ARGAITZEKO HARROBIKO MEMORIAGUNEA
ESPACIO MEMORIAL
EN LA CANTERA DE ARGAITZ
En este 29 de agosto, familiares
de republicanos asesinados en la cantera de Bera en el otoño de 1936,
acompañados por diversos cargos políticos del Gobierno de Navarra y alcaldes de
Bortziriak, han sido testigos y parte del homenaje que en dicho lugar se les ha
tributado. En su recuerdo se ha inaugurado un panel que nos recuerda que:
La memoria es una herramienta
imprescindible para avanzar en la construcción de una convivencia pacífica,
superando el olvido que fueron relegadas las víctimas del franquismo y
proyectando su mirada hacia un futuro cimentado en libertad, tolerancia y
justicia social. Una memoria crítica hacia todo proceso de vulneración de
derechos humanos, también hacia quienes se alzaron contra la alegalidad
democrática de la II república y recurrieron a la violencia como medio de
imponer su proyecto político.
La memoria se transmite por
muchos caminos, también a través de los lugares vinculados al terror y la violencia,
y de los memoriales erigidos en recuerdo de las víctimas del franquismo. La Ley
Foral29/2018 de Lugares de la Memoria Histórica de Navarra, busca su
protección, señalización y divulgación, para que se conviertan en espacios de
recuerdo y transmisión de valores de libertad, paz, justicia y convivencia.
La cantera de Bera fue escenario
de al menos 130 asesinatos de disidentes políticos, procedentes en su mayoría de
sacas realizadas en las prisiones de Ondarreta y Donostia-San Sebastián entre
setiembre y noviembre de 1936. Esta cifra fue fijada en un informe oficial del
gobierno civil en el contexto de las exhumaciones realizadas para trasladar
cuerpos al Valle de los Caídos. La Sociedad Aranzadi realizó en el año una exhumación
en el cementerio de Bera, en la que se recuperaron restos de siete personas,
aunque el número de desaparecidos es muy superior.
En 2018 el Ayuntamiento de Bera colocó en el
lugar un mural que representa los fusilamientos allí producidos e instaló un
panel informativo.
Carmen Baroja en
su libro “Recuerdos de una mujer de la
generación del 98” nos recuerda estos fusilamientos de la siguiente manera:
“Luego en noches sucesivas se hablaba en el
pueblo, con gran misterio y por los rincones, de los camiones que llegaban de
noche y paraban en la cantera que hay camino de Lesaka:
- Sí, esta mañana ha venido el nuestro con unas
hermosas botas y un jersey...
- Creo que han sido treinta, ayer no fueron
más que doce …
- Allí estaba el alcalde, para que no quedara
rastro por la mañana...
- Dice que son casi todos ferroviarios...
La gente que vivía en los caseríos de encima
de la cantera salía de noche de sus casas para no oír las ametralladoras ni los
lamentos. Los chiquillos del pueblo iban a escarbar en la tierra y encontraban
allí hebillas de cinturón y algún encendedor. Afortunadamente, nuestra casa
queda a más de dos kilómetros de este sitio siniestro. En el cementerio ya no
quedaba sitio para enterrar a la gente”.
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales.
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