ECOS DE SOCIEDAD
y accidente en el abra
NOTICIERO
BILBAÍNO AGOSTO 1881
Las Arenas, 10 de Agosto de 1881. Muy señor mío y amigo:
Que esta hermosa playa se
encuentra cada día más animada, no cabe la menor duda, y buena prueba de ello
son las aristócratas personas que acuden a la misma, creyendo escusado
advertirle, que el punto de reunión es la Galería Balnearia. Conforme a lo
prometido, tengo el gusto de citarle a V. los nombres de muchas de las personas
que concurren en este balneario, y son: señoritas Aurora Salaogul, Sofía
Jacquet, María Aguirre, Luisa y Rafaela Urquijo, Carmen Gaminde, Mercedes
Gorbeña, Isabel, Pilar, Consuelo y Amelia Maruri y Vitoria, Catalina y María
Aburto. Consuelo Igartua, Carmen Orue, hijas del señor cónsul francés, María y Elisa
García, señoritas de Tapia, Dolores Acha, Dominga Urizar, Carmen Costo, hijas de
Juan E. Delmas y de Loreno Echevarría, hermanas del conde Salazar (presidente
de la Diputación provincial de Álava), señoritas de Sopelana y Lezama, Jesusa
Urcullu, María Ansuategui, Petra Guardamino, hija del general Alisedo, hijas
del general Concha, hijas del exministro Barzanallana y otras varias cuyos
nombres no recuerdo.
Las mamás de estas amabilísimas
señoritas contribuyen con su finísimo trato a hacer más agradable la estancia
en este sitio, como igualmente los jóvenes: Luis Aznar, Juan Igartua, Alberto
Maruri, Ricardo Gaminde, Ángel y Alfredo Gorbeña, Eduardo y Félix Aguirre,
Eduardo y Juan Aburto, José Larrinaga, Mariano y Gabriel Villalonga, Francisco
Marcial Durañona, Francisco Castellanos, Pedro Tutor, Lucio Castañiza, Pedro Puente, Enrique
Rochelt, Juan Amann, Ramón Costa, Tiburcio Recacoechea, Eduardo González,
Leopoldo Schmidt, y también otros muchos más que por no hacer larga esta carta
dejo de nombrar.
Familias forasteras son también
muchísimas las que existen, y entre otras se cuentan las del Excmo. Sr. Don
José Barzanallana, D. Román Laa, D. Emilio Serra, D. Juan Donoso Cortés, D.
Francisco Rodríguez Ortiz, D. Nicanor Ayllón, D. José Marí Olabarri, D. Juan
Díaz, D. Juan Zabalburu, Sr. Muñoz, D. Mariano Basabe, D. José Guardamino, D.
Crisanto Castaños, D. Francisco Blondeau, D. Bartolomé Alonso, Sr. Val, Sr.
Oyarguren, D. Calixto Ansótegui, D. Joaquín Cabrera, Sr. Maguregui, D. José
María Arteche, D. Leopoldo Schmidt y D. Francisco Castellanos.
Los establecimientos y fondas de
toda esta parte que mira al Abra continúan cada día más animados. Tanto en este
lado el magnífico establecimiento de “Baños de Mar Bilbaínos” del Sr. Aguirre,
como la de Doña Dolores, véase también muy asistidos los de Portugalete y
Santurce, no faltando en estos pueblos distracciones para muchos forasteros.
En Portugalete todos los días
festivos, novillos y música con tamboril. En Santurce los días festivos ameniza
aquel punto la magnífica banda de música de ese pueblo la “Vasco-Navarra” y
entretiene una compañía dramática que exige una silla a cada espectador que
acude a la función, y en las Arenas tenemos todos los jueves y domingos una
magnífica banda que hace las delicias de los oyentes por lo bien que ejecuta
obras musicales de verdadero mérito.
Agregue V. a todo esto las
romerías con que estos días obsequia a los forasteros Algorta y se podrá V.
formar una idea de la vida alegre que por aquí se disfruta; el día 12, a las
diez de la mañana habrá novillos en el puerto; el 13 a las cinco de la tarde cucaña
en el mismo punto y a las 9 de la noche fuegos artificiales en la Plaza de San
Nicolás, y el día 14, a las 4 de la tarde, regatas desde el puerto a la
medianía del Abra, que es con lo que por ahora nos obsequia Algorta.
Escrito ya lo que antecede y a
punto de remitirle la presente carta he creído conveniente suspender su envío
para darle cuenta de un episodio conmovedor que hubiera con seguridad sido
desgraciado sin el oportuno auxilio prestado por una lancha de lemanaje,
habiendo intentado con gran voluntad prestárselo una lancha de carabineros que,
aunque embarcación débil para el caso, se lanzaron a la barra guiados solo de
sus generosos sentimientos.
La lancha de lemanaje guiados por ocho
valientes y magnánimos jóvenes marinos dirigidos por el bravo patrón don Pablo
Sanz, lanzose con gran arrojo a la barra, y en verdad, Sr. Director, que arrojo
se necesitaba para llegar a donde luchaba el bañista francés Mr. Rousseau,
representante de una casa de comercio extranjera que fiado en su gran destreza
en la natación habíase metido a nado más que la prudencia aconsejó, no
obstando las advertencias del peligro que corría, hechas con repetición por los
bañeros en vista del estado de la mar, cuyas embravecidas olas amenazaban
tragarse a cuantas embarcaciones y tripulantes trataban de luchar con tan
furioso elemento. Como era de suponer, el joven bañista, fue arrastrado a las
rompientes de la barra, donde luchaba con un denuedo y sangre fría admirables,
sin embargo, de lo cual su muerte hubiera sido segura, como lo consignó él
mismo después de salvado. La señora de Ibarra, que fue la que desconsoladamente
pedía auxilio de las primeras, hizo cundir la alarma y que se aprestaran a
salir en su auxilio, primero el bote de los carabineros que no lo era posible
resistir y de seguida la referida lancha, tripulaba por los ocho marinaros
citados.
Difícil es Sr. Director describir
la ansiedad de un público inmenso que coronaba los dos muelles de Portugalete y
las Arenas, al ver marchar la citada lancha rápida como el rayo a arrancar una
víctima al furioso mar, sin detenerles la consideración de que era muy fácil pudieran
también quedar sepultados bajo las mismas olas, con que luchaba al que querían
salvar. El público que ansioso seguía con sus miradas los movimientos de la
lancha, viéndola unas veces sumergirse entre las olas y creyendo sumergidos en
olas para no volver a salir jamás, vio también con indecible júbilo y
satisfacción volver a estos bravos marineros coronados por la más completa
victoria, lo que les valió que a la entrada de los muelles fueron saludados con
una nutrida salva de aplausos.
No sé lo que admirar más; si el
valor heroico de estos marineros o su excesiva modestia, pues con la sencillez
con que las almas nobles y generosas ejercen estos actos de heroísmo, así al
dejar a salvo, en el muelle al que tan grande riesgo corriera, sin siquiera hacerse
cargo de la gente que los admiraba, sin detenerse, ni saltar a tierra a recibir
los placeres. Desatracando se disponían a volver a Portugalete, cuando varios
caballeros allí presentes los detuvieron para darles una pequeña muestra de
gratitud haciéndoles recibir el producto de una recaudación llevada a cabo en
aquel momento por los presentes, y que según aseguran, ascendió a 2.000 reales,
suscripción iniciada por D. Casimiro de Acha, D. Adolfo Urquijo, y alguno más
que no recuerdo, entre otros el Sr. Benigno de Salazar, que fue también uno de
los iniciadores y que pasó en la misma lancha a su casa de Portugalete.
Dicho señor como presidente que es de la
Ilustrísima Diputación e hijo del pueblo al que pertenece la tripulación de la
lancha, no dudamos hará lo que sea posible para que por quien corresponda se
premie como se merece tan generosa acción y tanto menos lo dudamos cuanto que
conocemos sus generosos sentimientos.
Antes de concluir debo de citar a
usted otro acto de abnegación, un bañero de Las Arenas, que se había embarcado
en el bote de los carabineros, al ver que la otra lancha llegaría antes, se
arrojó al agua para abordar a esta última, lo que consiguió con riesgo de su
vida, siendo consolador ver esta rivalidad de abnegación y valor.
El valiente y modesto patrón
Pablo Sanz, acaba de recibir su título de práctico Leman de este puerto la
noche anterior. EL NOTICIERO BILBAÍNO, viernes 12 de agosto de 1881.
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales.
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