TORRIJAS DE CARNAVAL CON AIRES CÁNTABRAS

Llegan las fiestas de carnestolendas, y a mí me coinciden visitando algunos pueblos que rayan con Cantabria. Hacía tiempo que un amigo se había ofrecido a enseñarme ciertos lugares que en la 3ª guerra carlista fueron testigos en la primavera de 1874 en la conocida como “Batalla de Somorrostro”, y que mejor ahora que otro día.

De entre muchas conversaciones que se inician le llegó el turno al de la celebración de los carnavales, y que nuestro recorrido seguro coincidiría con alguno. Inmediatamente se me encendió la chispa, y acordándome de como Carmelo Lamborena “Melito” y sus hermanos celebraban dichas fiestas en La Rigada, barrio fronterizo con Cantabria, hicimos una parada para visitarle.

Ni que decir tiene que su sorpresa fue mayúscula puesto que hacía años que no nos veíamos. Recordando tiempos pasados salió el tema de las torrijas que desayunaba en nuestra casa de Santurtzi cuando ejercía de repartidor de leche casa a casa, piso a piso.

Así que me dijo ”Aure seguro que Asun seguirá haciendo unas torrijas de estrella Michelín, yo pongo la leche y en Gasteiz iré a desayunármelas”. Diré que la leche de sus vacas alegres y combativas, de la raza “alaitsu eta kementsu”, producen unas leches cuyas natas son fundamentales en la elaboración de las susodichas torrijas. Además, de que con Melito se tiene la garantía de que su leche jamás es bendecida con el hisopo del obispo. El regalo de la leche fue acompañado con una docena de huevos de gallinas sueltas, alimentadas exclusivamente con maíz local y lombrices del lugar.

Así que después de los cariñosos besos, abrazos y demás carantoñas de la despedida, nos encaminamos al destino de nuestro viaje. Para no alargar este relato, comentaré que el pan de las futuras torrijas fue comprado en Sopuerta, garantía de que con su esponjosidad aquellas quedarán sublimes.

Así que ahora y en este momento en Gasteiz, este es el resultado. La invitación atañe a que se pueden comer por orden de llegada hasta el fin de las existencias, menos para ti Melito que te he guardado tres en el congelador.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales