8 DE DICIEMBRE
MI DÍA DE LA MADRE
Las celebraciones del Día de la
Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea
madre del dios Zeus. Sin embargo en España el mes de octubre de 1926 se puede
considerar como la primera fecha oficial de celebración del día de la Madre. Pero
no sería hasta el año siguiente cuando a la manera de Estados Unidos se propone
que la celebración sea el segundo domingo de mayo. Allí entonces era costumbre en ese día que
los ciudadanos se colocaran un clavel rojo si la madre estaba viva y uno blanco
si ya había fallecido.
Terminada la guerra civil
española, en España y siguiendo los consejos de la iglesia católica y mandato
papal se comienza a celebrar el Día de la Madre el 8 de diciembre, la Inmaculada
Concepción. Cerca de 30 años el nacional catolicismo mantuvo esta fiesta en
dicho día hasta que pasara a celebrarse desde 1965 al primer domingo de mayo.
La razón principal del cambio de fechas fue
debida a la presión de los grandes comercios y almacenes puesto que en este día
las celebraciones familiares y regalos era una constante y diciembre bastante
tenía de consumo con las navidades. El desarrollo y expansión de negocios como El Corte Inglés, Galerías Preciados, entre 1960-1970 fueron causa principal para que Franco se aviniera al cambio. España era uno de los escasos paises que en el mes de mayo no celebraba dicha festividad y como se imponía romper el bloqueo que mejor que hacer un copia y pega de lo que sucedía en EEUU y Europa y con ello la apertura al consumismo, a la par de esa clase media que comenzaba a resurgir en el estado español.
Yo estuve escolarizado en la
escuela Antonio Trueba de Abatxolo, hasta el año 1961. Entonces, unos días
antes del 8 de diciembre, en el aula nos entregaban una imagen de la virgen, la
pegábamos unas estrellas y purpurina y así más orgullosos que un troyano se las
regalábamos a nuestras madres que iba acompañada con una carta escrita con
mensajes de cariño. Ese recuerdo siempre llegado este día lo tengo vivo, y a su
vez el de mi madre. Para ella este día era un gran día, y yo jamás encontré un
motivo para cambiarlo. Hoy tampoco.
Amatxo, musu bero bat
Aurelio Gutiérrez Martín de
Vidales



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