martes, 9 de abril de 2024

 

NAUFRAGIO GOLETA AUDAZ NOVIEMBRE 1862

CRÓNICA DE UN NAUFRAGIO



Naufragio del bergantín goleta Audaz capitán Garteiz. Irurac bat, 13 de noviembre de 1862

Cuando apenas desaparecían de las playas de Algorta los vestigios de la que fue corbeta Linda, y cuando poníamos la planta ayer mañana sobre el húmedo muelle de las Arenas, a donde nos trasladábamos para presenciar los estragos que había causado el mar durante la noche en aquella velera embarcación construida por el Sr. Unzueta, miramos al pardo horizonte y a la mar, algo más sosegada que la víspera, y divisamos por el Este una vela empujada por el duro viento del N. O. Al verla, nos apiadamos de los tripulantes de la embarcación que la sostenía, y nuestro corazón la envió un saludo por haberse salvado del huracán que bramó en toda la noche anterior.

La mar estaba algo inquieta, pero poco, el viento era fresco del N. O., y la ría, algo engrosada por las lluvias y chubascos, arrastraba bastante corriente en su desagüe La marea bajaba rápidamente, y tenía tres horas de vaciante. El buque que habíamos avistado, metióse en el Abra, y contra toda esperanza y ley marinera, púsose en facha como para acometer A la barra. así que lo vió el piloto mayor, hizo le seña desde la torre de banderas del muelle de Portugalete, de la inutilidad de la acometida, fundándose muy justamente en que las condiciones del puerto en aquel instante eran las peores para darle entrada. Y así era en efecto, ya por la falta de agua en la barra, ya por la recia vaciante del rio, cuanto porque aquella ofrecía bastante riesgo por las mares que sobre ella rompían.



El buque, sin embargo, seguía su rumbo, viento en popa, y todos los circunstantes comprendiendo el inmenso peligro que iba a correr, tenían fija la vista en él, temiendo un desastre. Ya el piloto mayor al ver la tenacidad del capitán del buque para ganar el puerto, sin duda porque no podía recalar a otro alguno, no tuvo más remedio que hacerle las señales de la dirección que había de seguir, y a las 10 en punto llegaba la nave a la barra. Sobre sus palos no se veían más que una gavia y un velacho, y si bien el viento era algo duro, casi todos estábamos persuadidos de que para vencerla corriente del rio que se estancaba en la barra, le era preciso fuerza de vela y empuje violento. Colocado ya en sus aguas siguió gobernando perfectamente, y al salir de ella quedó enganchado un rato sin poder vencer el desagüe del rio. Soltó los dos foques para obtener más ímpetu, pero sin éxito, y flameando un poco las velas por falta de aire y dando algunas pequeñas viradas, fue por fin corriéndose sobre el banco del S. O. donde tocó, hasta quedar varado del todo, largando en el momento bandera de socorro. Venia sin práctico a bordo.

En los primeros momentos de llegar el buque a la barra, salieron varias lanchas de Portugalete, sin duda con objeto de dar auxilio al buque, pero las vimos regresar con no poco dolor, cuando quedó varado frente a la Peñota. No pudimos comprender aquella maniobra, porque ni la mar estaba mala, ni había riesgo en acercarse a la embarcación, que se hallaba barra adentro; más los tripulantes de las lanchas retirándose a su fondeadero y quedó el bergantín goleta abandonado a merced de las olas y del viento.

Los señores segundo comandante de marina e ingeniero de la provincia, que se habían presentado desde la mañana en las Arenas de Algorta, al presenciar el siniestro se trasladaron rápidamente al otro lado del río, sin duda para dictar las medidas más convenientes al salvamento del buque náufrago: más como el accidente fue tan imprevisto y faltaron los elementos precisos para un pronto auxilio, el buque quedó cerca de una hora sin que obtuviese ninguno. Cansados ya los tripulantes de esperar, echaron la lancha al mar, bajaron algunos a ella, y ya se disponían a embarcar sus equipajes, cuando vimos salir de Portugalete una lancha bien esquifada y dirigirse sin la menor novedad al buque náufrago.



Llegó a él y recogió la tripulación, en el momento que otra lancha salió sin duda hacer lo mismo, atracando su gente al buque y disponiéndose a picar los palos, porque la vimos trepar por los aparejos; pero hubo de desistir de esta idea, porque algunos momentos después volvió a embarcarse y a regresar al puerto. La lancha de carabineros de mar salió la última, y por cierto que no pasó de la punta del muelle, sin dar popa a la barra. Los tripulantes desembarcaron en la escalinata primera del muelle de Portugalete.

 Pocos momentos después volvimos a la villa, apenado el corazón de haber presenciado un siniestro inesperado, y dejando al desgraciado Audaz dando bandazos a babor y estribor, abandonadas las velas a merced del viento, y expuesto a que por la noche no deje vestigios siquiera de lo que fueron su casco y aparejo. Este buque navegaba con sal desde Cádiz para Bilbao, e ignoramos si estaba asegurado. Sobre los montes que confinan en la Peñota vimos una multitud de gentes, que quiera el cielo no llevasen la intención de las que se presentaron en las playas de Guecho en la noche del lunes. Muy pronto nos ocuparemos de estos y otros sucesos que bien merecen llamar la atención de nuestras autoridades y de nuestro comercio.

AHFB, JCR 4128/171. Registro de la protesta de mar hecha por José Antonio de Garteiz, capitán del bergantín goleta "Audaz", procedente de Cádiz con carga de sal y con destino al puerto de Bilbao.

 Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales



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