En las aguas
sosegadas y tranquilas de la Ría, a la altura del Muelle Viejo de Portugalete,
María "la nadadora” o, como popularmente se la conocía, María “la Navarrilla”,
ejerció de nadadora con mayúsculas desde muy temprana edad. Era descendiente de
“los navarrillos” del barrio pescador de Mamariga de Santurtzi. Mari hizo de su
afición un deporte, siendo una de las primeras mujeres de Portugalete que
destacó en una actividad tan difícil y sacrificada como la natación.
Su aprendizaje fue en el dique, cuando las aguas eran limpias y claras, y
mucha juventud se bañaba en ellas.
Nació en una casa del muelle viejo de Portugalete, el 20 de setiembre de 1915, falleciendo en el asilo de la villa el 5 de junio de 2008. Contrajo matrimonio con Clemente Amo Herrera, entonces vivían en el “Bullón” (Santurtzi), donde era frecuente verla varear colchones, fuente de sus escasos ingresos.
El gusto por el agua desde muy temprana edad caló sus emociones. Desde niña se dedicaba a desafiar en el agua a todo aquel que se pusiera por delante mientras su madre trabajaba. Su ama, María Soledad “la Navarrilla”, era la viva imagen de la tradición de este barrio jarrillero y pescador. Con su pañuelo a la cabeza, su delantal de dril y descalza como todas las sardineras, alquilaba los tinacos donde lavaba la pesca y después la salaba y, con todo primor la iba colocando en aquellas típicas cestas que llevaba en la cabeza por todas las calles del pueblo, pregonando a todo pulmón: ¡Hala mujeres que ya se acaban! ¡Sardinas de vara y media…! Tal y como relata en “Mis aventuras en la ría", Regina Fernández Larraín.
Mari era poca amiga de acompañar a sus hermanos: Laura, Antonio, Patricio, Miguel y Aurelio Gutiérrez (los Navarrillos), en las labores de ayudar y preparar el palangre en la Casa del “Ataúd” del Muelle Viejo, lugar donde se reunían con otros chicos y mayores, porque ella, bastante tenía con conocer los más profundos secretos de la Ría.
Eran bastantes en aquella época los que, por ver nadar a la futura campeona, le tiraban una “perra gorda”, diez céntimos de entonces, por ver si sería capaz de sumergirse hasta el fondo y sacarla. La Navarrilla, se tiraba y localizaba en primer lugar la moneda en el fondo del agua, y en la segunda intentona la cogía, se la ponía entre los dientes, y así, triunfante, aparecía de nuevo para admiración de los presentes.
La persona que acaricia la cabeza de María Gutiérrez, según mi tía, es José María de Areilza.Otro de su entretenimiento en aquella época de adolescente, consistía en seguir la estela que dejaba en la Ría la trainera “Virgen de la Guía" de Portugalete, tan hábilmente patroneada por su padre León Aureliano Gitiérrez Castillo.
Que María Gutiérrez, ‘la Navarrilla’, fue una magnífica nadadora lo acreditan sus triunfos en la Travesía del Abra en los años 1942 y 1944. Esta prueba consistía en nadar entre dos puntos, alejados una considerable distancia, que fueron variando desde su inicio allá por el año 1934. En aquellas fechas ostentaba el título de campeona de natación vizcaína y vasco Navarra. Después de su primera victoria ingresó en el Club Deportivo de Bilbao, en el que estuvo hasta el año 1948, año de la fundación de la Sociedad Deportiva Náutica de Portugalete, de la que formó parte desde sus inicios.
En la fotografía, mi tía Mari es la única mujer.Las travesías eran debajo del Puente Colgante o en las Arenas desde la mojijonera hasta el centro del embarcadero o del embarcadero hasta Arrilucea. En 1951 estas travesías se empezaron a hacer desde la desaparecida playa de Portugalete hasta Arriluce.
Fue campeona de natación en 100 metros libres damas, batiendo el récord de Vizcaya de entonces. Participó también en varios Campeonatos vasco navarro, pero sobre todo destacaba en pruebas de natación de larga distancia, a mar abierto, como las Travesías de Portugalete, de la Playa de las Arenas, de Plencia, la mencionada travesía del Abra o la de los Puentes, prueba que se realizaba desde el puente de Ortiz de Zárate con 2.400 metros de longitud. Formó parte de la Sección Femenina de Vizcaya de natación que por vez primera participó en los IV campeonatos de natación celebrados en Madrid, siendo estos presididos por Pilar Primo de Rivera. Junto a Carmen Feliu, Susana Pérez y Aurelia Pérez consiguieron un honroso sexto puesto.
Fue pionera en cantidad de pruebas náuticas y, muchas veces, única participante femenina, superando en tiempos a la mayoría de los nadadores varones. En setiembre del año 1950, a la edad de 35 años, con la celebración de la prueba Travesía de Portugalete y Embarcaderos dijo adiós a su participación en campeonatos de natación.
Premio a su esfuerzo, en la celebración de la Travesía del Deportivo a nado, organizada por el Club Deportivo de Bilbao el 12 de agosto de 1989 en Lekeitio, que por esas fechas celebraba sus Bodas de Oro, Mari Gutiérrez,” la Navarrilla” y José María Valdés, fueron homenajeados por ser los legendarios ganadores en las primeras ediciones de la travesía. Mari recibió dicho premio a la edad de 74 años por ser la primera mujer ganadora en el año 1.942. La portugaluja, por las declaraciones que hizo a la prensa ese día, recuerda que el día que ella ganó “fui a apuntarme, pero como no tenía traje de baño, me dejaron uno, y tuve que coserlo por la noche.”
El 8 de marzo del año 2012, con la celebración de la VII Gala del Deporte, recibiría un hermoso homenaje por parte del Ayuntamiento de Portugalete. En su ausencia, sus sobrinas y familiares recibieron en su homor un diploma y un galardón.
Son historias de aquella época en la que mi tía Mari nadaba sin pertenecer a ningún club y su lugar de entrenamiento era la punta del muelle de Portugalete, en esa Ría a la que tanto amó toda su vida.
Tía, en tu recuerdo.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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