LAS CASAS
DE ABATXOLO
De mi barrio Abatxolo, aún quedan
la mayoría de las casas que conocí en mi infancia, y con ellas mis recuerdos.
En ellos no podían faltar las
personas con las que compartí mi niñez y adolescencia. Con unos jugando en el
barrio o en el patio de sus casas: Txaro Castresana, Eduardo Estancona, Ricardo Echeverría,
Javier Canaval o Javier Mijangos, y en su caso con sus hermanos, Txerra y
Eugenio.
En aquel tiempo, creo que entre
Edu y yo acabamos con todos los enánagos del barrio. Hoy los dos ya jubilados, nos entretenemos enseñando a los nietos que a los animales mejor dejarlos vivir.
Con otros, compartir centro de
enseñanza y amistad, era lo que tenía que nuestros padres trabajaran en AHV, y
que el colegio Hermanos de la Salle de Sestao fuera enteramente gratuito.
Durante ocho años compartimos idas y venidas, los mayores acompañando a los más
pequeños, estableciendo lazos de Solidaridad que después con algunos compartí
en la fábrica de AHV: Mi hermano Javi, Alberto Marín, Marcial, Juan Ignacio
Moreno, Ángel Avendaño y su hermano Montxo, José Angel y Alberto García, Patxi Encinas, Juan José Moreno,
etc.
Hay muchos más; los hermanos Vaquero, Sánchez”
Kamoki”, Angelito, la familia Morales, Mario, la familia Contreras, y la de Ortega Carro, con
“Judas” a la cabeza, el terror de las chavalas de Abatxolo, personas con los que también
compartí mi vida en el Barrio, y que me perdonen los que ahora no vienen a mis
recuerdos.
Tiempos de compartir con los
varones, no se estilaba entonces los espacios compartidos mixtos, y, además,
todavía estaba reciente el cantar “Cara al Sol” en las escuelas. Como nos tocó
a más de uno cantar en la de Abatxolo, regadas sus notas con la leche en polvo
que nos obligaban a tomar. Chicos con chicos, chicas con chicas. Yo con mi
hermana Arantzita.
Son recuerdos del bar El Paso, el
bar Flores de Paca y Pepe con sus hijos, el Matadero, Doña Conce y el
zapaterito remendón, la sanjuanada en la campa de nuestros juegos, altonanza de
la cantera desde donde veíamos el pase de la “paloma” de las chicas al entrar o
salir del Colegio del Carmen. Los viajes en verano a la huerta de Arana y las
visitas a las del depósito de agua.
La suma de sensaciones de la
escolaridad, primero en las mojas junto a la Basísica de Santa María, continuando en Abatxolo, seguido en La Salle, para
terminar en la escuela de Minas de Baracaldo hasta la adolescencia, cuando contando con 19
años recién cumplidos me incorporo a trabajar en la Vizcaya-AHV. Aquí las
responsabilidades son otras, uno en este ámbito va adquiriendo la conciencia de clase necesaria para trabajar también por alcanzar una Sociedad donde prime, la Justicia, el Pan y la Dignidad.
Suma de recuerdos que se acumulan
en la mochila de la Vida.
Por eso mientras estas viviendas
permanezcan en pie, las sombras de aquellos niños encontrarán un cobijo donde guardar
sus recuerdos.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
Ciertamente muchas de las casas viejunas de Abátxolo siguen conservándose, y esperemos que ningún proyecto inmobiliario las haga desaparecer, como ya ha pasado con el caserío La Parra en Buena Vista, y la Panadería Jayo.
ResponderEliminarGracias Aurelio por la emotividad de tus recuerdos