jueves, 17 de agosto de 2023

              ALDABAS PORTUGALETE

Cada vez que veo una aldaba en una puerta, su imagen me retrae a los recuerdos de mi infancia en el barrio de Abatxolo en Portugalete y con ello a la casa donde nací, en la calle La Colina portal nº9. Hoy un solar ocupa el lugar donde estuvo esta vivienda, y en cuyo dintel aparecía el año de su construcción, 1929.

Nací  el 10 de febrero de 1955, y según cuenta mi ama, a media tarde estando ella sola en casa y limpiando la cocina, sintió los dolores del parto. En los dolores comenzó a golpear con la escoba el suelo de la vivienda para que la asistiera Anselma, la vecina del piso inferior Contaba con 41 años de edad en este su séptimo parto, y ella, mi Ama, feliz.

Me imagino que tan pronto como nací, las otras vecinas del barrio; Emiliana, Leo, Cande, Eufemia, Adora, Petra, Encarna, Beatriz… acudirían a la vivienda para asistirnos y que no necesitarían tocar las aldabas porque las puertas estarían abiertas de par en par.

En aquellos tiempos en Abatxolo, como en tantos barrios, las puertas de las viviendas, tanto las que daban a la calle como las interiores, eran de madera y disponían de una aldaba para reclamar la presencia de sus propietarios. La aldaba de la puerta exterior de mayor tamaño que las del interior, y por ello se las identificaba como aldabón y aldaba, pudiendo ser de hierro fundido o de bronce.

Cuantas habrán sido las veces que Juana Rodríguez,” La Avisadora” habrá anunciado a voz en grito los sucesos relativos a los acontecimientos funerarios locales, previo golpeo de las aldabas de los portales, y cuantas el sereno, en el Muelle Viejo, las golpearía para levantar de madrugada a los pescadores y así se hicieran a la mar.

Las de la vivienda propia bastaba con ser golpeadas para recibir el aviso de llamada, las que estaban en la calle eran golpeadas tantas veces como el nivel del piso era requerido, con el acompañamiento idéntico del repique o sin él, si se quería avisar a la izquierda o derecha de la planta.

Hoy en día en Portugalete son abundantes las aldabas que se pueden contemplar, y las que existen, están mayormente colocadas en las puertas de la calle. Las de las puertas interiores fueron suprimidas con la llegada del timbre y la puerta maciza. Atrás quedó cuando para acceder a una vivienda bastaba con tirar desde el exterior de una cuerda que accionaba el pestillo de la puerta. Algunas de las presentes ya han desaparecido por cambios en sus puertas.


La mayoría de las aldabas encontradas en Portugalete son de forja en forma de mano y cuyos dedos agarran una sencilla esfera. Este modelo de aldaba es conocido como la “Mano de Fátima” Una mano, que a veces aparece sin anillo en ninguno de sus dedos y otras veces aparece llevándolo en el dedo anular o en el dedo corazón de la mano, pudiendo ser tanto, la mano izquierda como la derecha. Esta pieza que tiene por nombre martillo, es la que golpea al tas, que es la pieza que recibe el golpe.

La aldaba del árabe ad-dabba, más popular y conocida como “mano de Fátima” procede de la voz “Hamsa” o “Jamsa”, término árabe que significa cinco, teniendo por ello una cierta significación con los cinco dedos de la mano y con los cinco pilares de la ley islámica. Además, contiene un alto valor simbólico que procede desde la más lejana antigüedad, y lo que parece ser que era en un principio considerado como un amuleto que se colocaba en las puertas de las casas para alejar los malos espíritus, se terminó convirtiendo en un llamador.

Puertas con aldabas se localizan en Repélega, en la mayoría de las casas adosadas del Progreso, y en escasas del Grupo Villa Nueva, con la particularidad que las que se encuentran en el Grupo Progreso son en su mayoría de la mano derecha de Fátima y de bronce. También existen en alguna de las viviendas unifamiliares de la Florida.

También se encuentran en la calle Víctor Chávarri y en General Castaños, aquí en el tramo que alcanza, hasta la conocida comúnmente como "La Cuesta de las Maderas", (calle Casilda Iturrizar). En esa calle, General Castaños, hay varios portales con puertas de doble hoja, y con la particularidad de que cada hoja va acompañada de una aldaba. Alguna hay en el Muelle Viejo,  y escasas en el del casco viejo de la Villa, y resto de calles, aunque destacaría sobre todas ,la que se encuentra en el "Ojillo" y que representa a un animal mitológico. 


Si se aprecia, que las aldabas que se han colocado en puertas de viviendas de construcción reciente o totalmente renovadas, conservan el martillo de la pieza con un estilo de forja más moderno.

Las aldabas se encuentran hoy a la vista, porque bien con los años los vecinos propietarios no han renovado la puerta exterior de su vivienda o, porque estas han sido restauradas o renovadas, y sus propietarios han decidido conservar un estilo original de puertas de madera con los adornos de las aldabas. Por todo ello, aquellos vecinos que las mantienen, de alguna manera están colaborando en la riqueza del Patrimonio Histórico Cultural.

A pesar de que esta pieza de forja vaya desapareciendo. A veces porque manos ajenas las roban para venderlas como chatarra, siempre nos quedará en el refranero popular que “tener buenas aldabas,” como la expresión de llegar alcanzar un objetivo, sin reunir los méritos necesarios. Y es que tener buenas aldabas y portalones, era indicativo en un tiempo pasado del poder económico de su propietario.

Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales




















actualizada el 17 de agosto 2023











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