ALDABAS PORTUGALETE
Cada vez que veo una
aldaba en una puerta, su imagen me retrae a los recuerdos de mi infancia en el barrio
de Abatxolo en Portugalete y con ello a la casa donde nací, en la calle La Colina
portal nº9. Hoy un solar ocupa el lugar donde estuvo esta vivienda, y en cuyo
dintel aparecía el año de su construcción, 1929.
Nací el 10 de
febrero de 1955, y según cuenta mi ama, a media tarde estando ella sola en casa
y limpiando la cocina, sintió los dolores del parto. En los dolores comenzó a
golpear con la escoba el suelo de la vivienda para que la asistiera Anselma, la
vecina del piso inferior Contaba con 41 años de edad en este su séptimo parto,
y ella, mi Ama, feliz.
Me imagino que tan pronto como nací, las otras
vecinas del barrio; Emiliana, Leo, Cande, Eufemia, Adora, Petra, Encarna,
Beatriz… acudirían a la vivienda para asistirnos y que no necesitarían tocar
las aldabas porque las puertas estarían abiertas de par en par.
En aquellos tiempos en Abatxolo, como en
tantos barrios, las puertas de las viviendas, tanto las que daban a la calle
como las interiores, eran de madera y disponían de una aldaba para reclamar la
presencia de sus propietarios. La aldaba de la puerta exterior de mayor tamaño
que las del interior, y por ello se las identificaba como aldabón y aldaba, pudiendo
ser de hierro fundido o de bronce.
Cuantas habrán sido las
veces que Juana Rodríguez,” La Avisadora” habrá anunciado a voz en grito los
sucesos relativos a los acontecimientos funerarios locales, previo golpeo de
las aldabas de los portales, y cuantas el sereno, en el Muelle Viejo, las golpearía para levantar de madrugada a los pescadores y así se hicieran a la mar.
Las de la vivienda
propia bastaba con ser golpeadas para recibir el aviso de llamada, las que
estaban en la calle eran golpeadas tantas veces como el nivel del piso era
requerido, con el acompañamiento idéntico del repique o sin él, si se quería
avisar a la izquierda o derecha de la planta.
Hoy en día en
Portugalete son abundantes las aldabas que se pueden contemplar, y las que existen,
están mayormente colocadas en las puertas de la calle. Las de las puertas
interiores fueron suprimidas con la llegada del timbre y la puerta maciza.
Atrás quedó cuando para acceder a una vivienda bastaba con tirar desde el
exterior de una cuerda que accionaba el pestillo de la puerta. Algunas de las presentes ya han desaparecido por cambios en sus puertas.
La mayoría de las
aldabas encontradas en Portugalete son de forja en forma de mano y cuyos dedos
agarran una sencilla esfera. Este modelo de aldaba es conocido como la “Mano de
Fátima” Una mano, que a veces aparece sin anillo en ninguno de sus dedos y
otras veces aparece llevándolo en el dedo anular o en el dedo corazón de la
mano, pudiendo ser tanto, la mano izquierda como la derecha. Esta pieza que
tiene por nombre martillo, es la que golpea al tas, que es la pieza que recibe
el golpe.
La aldaba del árabe
ad-dabba, más popular y conocida como “mano de Fátima” procede de la voz “Hamsa”
o “Jamsa”, término árabe que significa cinco, teniendo por ello una cierta
significación con los cinco dedos de la mano y con los cinco pilares de la ley
islámica. Además, contiene un alto valor simbólico que procede desde la más
lejana antigüedad, y lo que parece ser que era en un principio considerado como
un amuleto que se colocaba en las puertas de las casas para alejar los malos
espíritus, se terminó convirtiendo en un llamador.
Puertas con aldabas se localizan
en Repélega, en la mayoría de las casas adosadas del Progreso, y en escasas del
Grupo Villa Nueva, con la particularidad que las que se encuentran en el Grupo Progreso
son en su mayoría de la mano derecha de Fátima y de bronce. También existen en
alguna de las viviendas unifamiliares de la Florida.
También se encuentran
en la calle Víctor Chávarri y en General Castaños, aquí en el tramo que alcanza,
hasta la conocida comúnmente como "La Cuesta de las Maderas", (calle Casilda Iturrizar). En esa calle, General Castaños, hay varios portales con puertas
de doble hoja, y con la particularidad de que cada hoja va acompañada de una
aldaba. Alguna hay en el Muelle Viejo, y escasas en el del casco
viejo de la Villa, y resto de calles, aunque destacaría sobre todas ,la que se encuentra en el "Ojillo" y que representa a un animal mitológico.
Si se aprecia, que las
aldabas que se han colocado en puertas de viviendas de construcción reciente o
totalmente renovadas, conservan el martillo de la pieza con un estilo de forja
más moderno.
Las aldabas se encuentran hoy a la vista,
porque bien con los años los vecinos propietarios no han renovado la puerta
exterior de su vivienda o, porque estas han sido restauradas o renovadas, y sus
propietarios han decidido conservar un estilo original de puertas de madera con
los adornos de las aldabas. Por todo ello, aquellos vecinos que las mantienen,
de alguna manera están colaborando en la riqueza del Patrimonio Histórico
Cultural.
A pesar de que esta pieza de forja vaya
desapareciendo. A veces porque manos ajenas las roban para venderlas como chatarra,
siempre nos quedará en el refranero popular que “tener buenas aldabas,” como la
expresión de llegar alcanzar un objetivo, sin reunir los méritos necesarios. Y
es que tener buenas aldabas y portalones, era indicativo en un tiempo pasado
del poder económico de su propietario.
Aurelio Gutiérrez
Martín de Vidales
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