LA CRUZ
DE BENIDORM
Una vez más, y siguiendo la costumbre que mantengo cada vez que acudo a Benidorm, y en lo que mi psicoanalista, (yo mismo) denomina síndrome del Serantes, alcanzo corriendo la Sierra Helada con parada obligatoria en el lugar donde se encuentra una cruz, lugar privilegiado para contemplar paisajes de esta ciudad.
Esfuerzo me lleva alcanzar esta
meta, pero de algo tienen que alimentarse mis endorfinas.
La novedad de este año es
encontrarse con unos paneles informativos que nos relatan el porque y cuando se
decidió la colocación de la cruz en tal lugar. Y uno llega a pensar que, si a mí
me cuesta, aquellos que en procesión la subieron a hombros y vista la realidad
actual, más les tiene que costar y reconocer el fracaso de sus intenciones. Hoy
la iglesia ya no marca la hoja de ruta del divertimento, en todo caso, lo es el Imserso.
“A finales de 1961, a instancia
del padre Salvador Perona los benidormenses, en una misión evangelizadora con
el fin de redimir a la ciudad de su fama de frívola, subieron a hombros desde la
iglesia de San Jaime y Santa Ana una enorme cruz a Sierra Helada. Con el paso
de los años La Cruz se ha convertido en otro de los bellos reclamos turísticos
de Benidorm”.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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