lunes, 5 de diciembre de 2022

LA COFRADÍA DE MAREANTES Y NAVEGANTES DE SAN NICOLÁS Y SAN TELMO, CUMPLIRÁ 371 AÑOS EL PRÓXIMO 6 DE DICIEMBRE

 

LA COFRADÍA DE MAREANTES Y NAVEGANTES DE SAN NICOLÁS Y SAN TELMO, CUMPLIRÁ  371 AÑOS EL PRÓXIMO 6 DE DICIEMBRE 



El gremio mareante de los vascos aparece en la historia entre los siglos XIII y XIV, aunque en fechas anteriores ya se conocen algunas manifestaciones de este tipo.

Nuestra Villa, ha conseguido conservar diversas costumbres y tradiciones religiosas que la Cofradía de Mareantes y Navegantes ha perpetuado hasta hoy.   Los actuales cofrades se sienten orgullosos de tener preservado tanto su patrimonio religioso como cívico social.

Una parte de estas tradiciones están recogidas desde 1651, a través de la Cofradía de Mareantes y Navegantes de San Nicolás y San Telmo. 


 

El acto fundacional de esta Cofradía está registrado el día 6 Diciembre de 1651, es decir en el día de San Nicolás de Bari, y en un acto religioso celebrado en nuestra iglesia, hoy día basílica de Santa María.

Así, conocemos que las ordenanzas primitivas ya estaban aprobadas con fecha de 4 de Junio de 1652 por Martín de Uzquiano como Provisor del Arzobispo de Burgos, y ratificadas en visita al templo de Santa María del Visitador General de Arzobispo D. Luis Díaz de León el 16 de enero de 1670.                                                                           

Aquellas ordenanzas que rigieron en sus dos primeros siglos recogían que los Mayordomos de la Cofradía serían siempre un “Prior Abad o Rector Eclesiástico”, costumbre solamente modificada para principios del siglo XIX, al autorizarse ya la titularidad de los Mayordomos-Presidentes sobre personas laicas.



Destacaremos como detalle recogido en el acta de 1834, el ideario liberal del entonces Gobernador Civil de Vizcaya, disponiendo en carta remitida la Cofradía que se transformase en una “Sociedad de Socorros Mutua”, extremo que fue rechazado por la correspondiente Asamblea de la Cofradía. Ello supuso que, terminada la primera guerra carlista, fuera necesario adaptarse y modificarse a otros nuevos estatutos, pero sin dejar nunca el espíritu del contenido religioso y fundacional, que había nacido en diciembre de 1651.

También está recogido en el acta de 1868, el detalle de cómo la Cofradía de Mareantes y Navegantes estaba subsistida ininterrumpidamente y sin quebranto o ruptura de tracto alguno, desde su fundación.                     

Curiosamente en las ordenanzas primitivas y su Capítulo 13, se expresaba cómo se celebrarían actos los domingos y festivos del año por el cabildo de Santa María, destacando la misa rezada de alba para que los mareantes que saliesen a la mar llevasen siempre oída la misa del precepto dominical.



Mención muy especial merecen los oficios solemnes que disponía la Cofradía con motivo del fallecimiento de un cofrade. Si el fallecimiento se producía por naufragio, la Cofradía asumiría la responsabilidad de buscar los cuerpos ahogados en la costa o jurisdicción de la Villa, para traerlos a ella y darles cristiana sepultura en los lugares reservados en el templo de Santa María por la Cofradía.  Incluso se obligaba bajo multa a los cofrades, a asistir a los entierros, misas, y funerales oficiados por estos motivos.

La Cofradía regulaba los detalles que habían de reunir los cortejos fúnebres, tales como la misa cantada de réquiem, con diácono y subdiácono, acompañado de un responso a pie de la sepultura.  Se completaba con una misa cantada, precedida de vigilia, y con sus correspondientes responsos a oficiar en el domingo de la octava…

Vamos a una recreación narrativa de cómo era el protocolo de la Kaxarranka en las antiguas Cofradías de Mareantes, con una adaptación a la Cofradía de Mareantes y Navegantes de San Nicolás y San Telmo, de la Noble Villa y Puerto de Portugalete, fundada en el año 1651. 


                                                            

La comitiva con el Mayordomo y Cofrades salía de la sede social de la Cofradía con la Bandera, el Mayordomo y los Cofrades, con el arcón, txistu y tamboril, y se anunciaba la salida lanzando cohetes.

Primeramente, se bailaba un Aurresku de Honor a San Nicolás de Bari, debajo de la hornacina del santo en el Muelle Viejo. Seguidamente se bailaba la primera Kaxarranka que anunciaba la presentación de cuentas. El dantzari baila en un arcón que contiene las actas, y que está sostenido por marineros, portando remos. Su vestimenta es muy característica: lleva frac, camisa y pantalón blancos, pañuelo amarillo al cuello y un clavel rojo en la solapa. Portará una chistera en la mano derecha y banderín rojo con el guión o insignias de la Cofradía de San Nicolás y San Telmo en su mano izquierda. Los saludos iniciales y finales son muy ceremoniosos.

Después la comitiva salía por el Muelle Viejo hasta llegar a la puerta principal del Ayuntamiento, donde tradicionalmente se celebra la Asamblea Anual en la Sala Capitular.                                                               

Terminada la Asamblea se volvían a lanzar cohetes anunciando la aprobación de las cuentas y se procedía a una segunda Kaxarranka delante del Ayuntamiento. Después salía la comitiva hacia la Misa en Santa María.



Si hubiese modificación de Mayordomo o Directivos, los nuevos electos abrirán la comitiva hasta llegar a la Misa por los Cofrades fallecidos. La salida de la comitiva del Ayuntamiento hacia la calle Santa Mª, se hacía igual y con el mismo protocolo que a la salida de la sede social.

Llegados a las puertas de la iglesia, se procedía al tercer y último baile de la Kaxarranka como ofrenda a los difuntos, antes de entrar en el templo.

El arca contiene los documentos que se conservaban en él, y es el que se procesiona y sobre el que se ejecuta la Kaxarranka. La indumentaria de antaño era diferente, ya que el dantzari simbolizaba a nuestro patrón: San Nicolás en nuestra Cofradía, y también en otras cofradías podía estar disfrazado del santo que representaba: San Pedro, San Telmo, San Nicolás, San Juan o San Andrés.  Claro que el clásico conflicto entre el cura y la Cofradía sobre la indumentaria que llevaría el santo llevó a arbitrar una definitivamente solución: la de portar siempre una vestimenta de tipo civil “elegante”, si bien ello ha evolucionado a la que se emplea actualmente.

Javier García Borreguero





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