CRIMEN EN SANTURTZI 1855

Quizás la siguiente noticia publicada en el periódico ESPAÑA el 24 de marzo de 1855, suponga la primera noticia conocida en Santurtzi  del posible asesinato de una adolescente.

"El Boletín de Comercio de Bilbao, del día 20, contiene los siguientes pormenores acerca del horrible asesinato cometido en una aldeana de 15 años, en la jurisdicción del pueblo de Santurce:

Sin comentarios referiré a Vd. lo que de público se dice sobre este crimen. Esta joven, hija de unos honrados labradores, que habitaban una casería denominada Cerca Mar, situada en un extremo de Santurce, salió de madrugada el martes, como tenía de costumbre a vender en esta villa su cantarillo de leche; más cómo a la tarde aun no hubiera regresado a su casa, esta prolongada ausencia inspiró algunas inquietudes a sus padres, que fue creciendo a medida que el tiempo pasaba, tanto que ya al anochecer temiendo alguna funesta desgracia, lo pusieron en conocimiento del alcalde. Cuantas diligencias se practicaron, todas fueron infructuosas, nadie había visto durante el día a la desgraciada lechera.

Al siguiente, continuando las pesquisas, el padre, en compañía de uno de sus hijos, descubrieron en un arroyo de las inmediaciones de su casa, la rodilla de un cadáver mal enterrado descubierto por el agua. El pobre padre comprendiendo desde luego que aquella rodilla podía pertenecer al cadáver de su hija, fue acometido de un accidente. Advertido el señor alcalde, y desenterrando el cadáver, aunque tenía horriblemente magullado el rostro, resultó ser efectivamente el de la desventurada pastorcita.

Como este negocio se encuentra ya bajo el dominio de los tribunales, me abstengo de todo comentario, pero continuaré poniendo a Vd. al corriente del resultado del proceso. Crimen es este que por fortuna se repite con escasa frecuencia en el país, y que quisiéramos por amor a la proverbial honradez del suelo vascongado, aparecieran sus detalles revestidos de un carácter más bien de fatalidad, que de fría y cruel fiereza".

 Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales