NAUFRAGIO BERGANTÍN GOLETA “DIONISIA” 22 ENERO 1860
El huracán que el 22 de enero de
1860 asoló todo en Cantábrico, aparte de derribar árboles y los postes de
telégrafo en Portugalete, tuvo serias consecuencias con los buques que
navegaban a la altura de nuestras costas. Para evitar la fuerza del huracán
algunos buques buscaron el abrigo del Abra. Uno de ellos fue el bergantín
goleta Dionisia. Así apareció en Irurac Bat el 27 de enero de 1860 la
noticia del naufragio de esta goleta:
El bergantín goleta Dionisia,
capitán D. Miguel Zulaica, que salió el 10 de enero desde el Ferrol para
Ribadesella, ha naufragado A la boca de nuestro puerto.
Este buque pertenece a la
matrícula de la Coruña. He aquí la relación que parece más verídica de su
naufragio. El bergantín goleta Dionisia salió para Ribadesella, con
cargamento de cueros, azúcar y corteza.
Experimentó unos tiempos tan recios que le impidieron arribar a su destino, a pesar de haberse hallado tres días en la boca del mismo puerto.
En la difícil posición en que se hallaba, esperando un
momento para ganar la entrada Ribadesella, le cargó el tiempo y se vió
sotaventado, hasta que reconoció el cabo Quejo. En vista de esto, determinó
arribar a Bilbao, era al llegar el domingo 22 al Abra, y se encontró con la
barra muy inquieta, y el Piloto Mayor le negaba por lo tanto la entrada. Vista
esta nueva contrariedad, no tuvo el capitán otro remedio que fondear en el Abra
en compañía de un queche holandés.
A cosa de las diez y media de la noche les
cargó un tremendo temporal del N.O., les faltaron a los dos buques las cadenas,
y quedaron a merced del viento y del mar. En trance tan desesperado dieron
costa a las once y media de la noche frente a las peñas de Algorta.
La tripulación de la Dionisia permaneció
a bordo hasta el amanecer del siguiente día, en que les recogió la autoridad
municipal de Algorta. Los desgraciados estuvieron expuestos a ser víctimas en
aquellos arriesgados parajes.
En los diferentes trances de este
naufragio, el capitán Zulaica se ha conducido con el mayor valor y serenidad.
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
No hay comentarios:
Publicar un comentario