domingo, 5 de mayo de 2024

 

NAUFRAGIO GOLETA GUADALUPE 1859



En el mes de octubre de 1859 un fuerte huracán no solo asoló las costas de Inglaterra, en el Cantábrico, el puerto de Santander también se vió fuertemente afectado y en lo que respecta al Abra la goleta Guadalupe sufrió el siguiente accidente:

El jueves 27 salieron de nuestro puerto varios buques con rumbos diferentes, cuando asaltados por el duro viento del O. N. O, y del N. N. O. tuvieron que virar para adentro y buscar puerto; pero ni estos se hallaron a su alcance ni pudieron acometerles por causa del estado del mar y del duro temporal. El sábado navegaban de arribada a Bilbao, y uno en pos de otro, con una cerrazón extraordinaria, franqueaban la barra, no sin grande exposición de perecer en ella por no poder avistar la señal de la boliza, cuando en el Abra, asaltada la goleta Guadalupe el capitán Lequerica que también buscaba refugio, se le rompieron los machos del timón y quedó sin gobierno a merced del viento. Este la echó primero sobre la punta de S. Pelayo, sitio expuesto y en donde hubieran perecido los tripulantes, y después de hallarse allí varada un momento fue arrastrada de nuevo al opuesto de las arenas de Guecho, en las que y entre el muelle del O. y la casa de las Arenas, embarrancó profundamente.



En el instante de ser comunicado el suceso a Bilbao, se trasladó allí el Sr. D. Víctor Velasco, 2º comandante de marina, y sucesivamente lo hicieron el ingeniero del puerto Sr. Amado, los armadores y corredores del buque y el representante de la compañía de seguros marinos Lloyd Vascongado en la que estaba asegurada una parte de la carga, consistente en harina y fierro para Palma (Mallorca). Dispusiéronse los medios de salvar al buque, picose la jarcia, echándosle abajo las verjas, alijósele de la carga, pero no se movió el Guadalupe de su lecho.

Hoy sigue la maniobra y se le sacarán los palos para que esté más boyante, y aunque los bajos del casco se hallan rotos, ya por estar la bodega llena de agua cuanto por haberse descubierto sóbre la playa algunos sacos de harina arrancados por el mar, no están perdidas las esperanzas de salvar al buque. Esto dependerá también del estado de la mar, que, si se mantiene bella, contribuirá no poco a que se coronen de un completo éxito los esfuerzos que se hacen para salvar al Guadalupe. Irurac Bat 31 octubre 1859

 Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales

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