EDUARDO ÚRCULO
FERNÁNDEZ
El pintor y escultor, Eduardo
Úrculo Fernández, nace en Santurtzi el 21 de setiembre de 1938, y fallece en
Madrid el 31 de marzo de 2003. Hijo de Eloy Úrculo Coterillo, (Santander 1906)
y de Carmen Fernández Alonso, contrajo matrimonio el 24 de febrero de 1969 en Llanes
(Asturias) con Annie Chanvallon.
En 1941 su familia se trasladó a
vivir a Sama de Langreo (Asturias), donde transcurrió la juventud de Eduardo
Úrculo. Desde muy joven desempeñó diversos trabajos, aunque muy pronto se
sintió atraído por el arte, que comenzó a practicar de forma autodidacta en una
serie de historietas tituladas Tánger, No existe crimen
perfecto, Detective por vocación y Apache y Operación:
París, publicadas en el diario ovetense La Nueva España.
En 1957 expuso por primera vez en
el Hogar del Productor de La Felguera, donde recibió los elogios de los
críticos Jesús Villa Pastur y Pedro Caravia, lo que revirtió en la concesión de
una beca del Ayuntamiento de Sama de Langreo para realizar estudios de pintura
en Madrid. En 1958 asistió a clases de Dibujo en el Círculo de Bellas Artes y
realizó varias visitas a las zonas marginales de la capital, donde pintó una
serie de obras próximas al expresionismo, de temática social. Al año siguiente,
y renovada su subvención por parte del Ayuntamiento de Langreo, se trasladó a
París y se matriculó en la Académie de la Grande Chaumière, de Montparnasse,
donde siguió trabajando con la temática del paisaje urbano influido por la obra
de Utrillo. Asimismo, presentó una obra titulada Les ouvriers en
el Salón Nacional de Bellas Artes del Museo de Arte Moderno, y ese mismo año,
expuso con gran éxito sus cuadros de París en la Sala Cristamol de Oviedo.
En 1960 se trasladó al Sáhara
para realizar el servicio militar y, poco después, a Tenerife, donde conoció a
Maud y al teórico Eduardo Westerdahl, cuya influencia se plasmó en la
realización de un tipo de pintura cercana al informalismo, tal y como se advirtió
en la exposición del Instituto de Estudios Hispánicos del Puerto de la Cruz.
Dos años más tarde, fijó su residencia en Madrid, donde cultivó una pintura de
esperpento y sátira combinada con trabajos de ilustración para la revista Triunfo y
preparó varias exposiciones, una en el hotel Saboya de Gijón y otra en la
madrileña galería Quixote, una de sus galerías habituales hasta el año 1965.
Durante esta década también hizo incursiones en el mundo teatral, concretamente
realizó la escenografía de la obra de Lauro Olmo, La Camisa, que
puso en escena el grupo La Máscara, en Gijón.
En 1966 se trasladó a Ibiza,
donde permaneció hasta 1968; allí contactó con el pintor colombiano Alberto
Gutiérrez y viajó por Suecia y Dinamarca y expuso en la galería Kompagnistraede
de Copenhague, donde se realizaba una exposición de arte pop americano, que le
causó un gran impacto. El conocimiento del pop y el cansancio de su pintura
anterior propiciaron, desde finales de la década de 1960, un cambio radical en
su pintura hacia el pop, al principio muy influida por Tom Wesselman y con una
iconografía basada en el desnudo femenino, la vaca y los frutos (1975-1979).
Estas obras están realizadas con un colorido muy vivo y logran la
artificialidad de la luz a través del empleo del aerógrafo, lo que se traduce
en atmósferas misteriosas y panteístas; incluso en 1975 el pintor experimentó
una fase cercana al surrealismo utilizando el cuerpo femenino de forma
emblemática, sin corporeidad.
En la década de 1970 comenzó la
proyección internacional de Eduardo Úrculo, iniciada con su participación en la
XXXV edición de la Bienal de Venecia y la VII Bienal de París. Asimismo,
continuó trabajando en el mundo de la escenografía y del cartelismo, preparó
numerosas exposiciones y cultivó un tipo de pintura con cierto carácter astral,
neoplatónico, erótico, kitsch y escenográfico. En la década de
1980 continuó realizando una pintura de clara influencia pop, que combinó con
la actividad escultórica iniciada en 1984 y que expuso al año siguiente en la
feria internacional de Arte Arco, en Madrid.
Desde mediados de la década de
1980, su obra se centró en la temática del viaje o el viajero enfrentado con
las grandes ciudades modernas, iniciada con su serie La ciudad desnuda,
inaugurada en 1987 en la galería Sen de Madrid; también desarrolló una gran
actividad en el campo del grabado con la realización de varias carpetas y
siguió vinculado al mundo de la escenografía, concretamente con la realización
de los decorados de la ópera Colón para el Teatro del Liceo y
los escenarios de la obra de Esquilo, Los Siete contra Tebas,
representada en el Teatro Romano de Mérida.
En 1984 Eduardo Úrculo se adentró
en el mundo de la escultura sintiendo especial predilección por el bronce
patinado. La temática predominante también fue el viaje o el viajero, al menos
después de su estancia en Nueva York. Entre sus iconografías resultan
habituales los objetos simbólicos, generalmente equipajes, o los viajeros que
llegan a alguna ciudad, tratando de establecer una comunicación directa entre
público y objeto artístico, interrelacionados a través del acto de mirar y de
ser mirado, pero también la aventura del viaje y la realidad tangible del
equipaje.
La mayoría de las esculturas de
Úrculo poseen un marcado carácter urbano, se adaptan a la ciudad que significa
para el artista el regreso de los grandes periplos, llegar para tener que
marcharse. Muchas de estas obras son esculturas integradas en espacios urbanos,
unas al aire libre (plazas o parques), otras en edificios públicos o privados,
siempre transitados, algunas en lugares del inicio o el fin del viaje
(estaciones), pero todas evocan la transitoriedad del viaje, o su retorno.
Entre las esculturas realizadas
por Eduardo Úrculo, casi todas de estilo hiperrealista, cabe mencionar el grupo
escultórico realizado por encargo de la Red Nacional de los Ferrocarriles
Españoles (RENFE) en la estación madrileña de Atocha, titulado El
viajero, realizado en bronce fundido y con un peso aproximado de mil
kilogramos, que representa el equipaje, motivo simbólico y realidad tangible
del viaje. En 1992, a través del diario El País realizó un
espacio para Cartier en París; allí colocó otro grupo
escultórico de bronce con su temática habitual del viaje y compuesto por cinco
maletas de diversos tamaños y formas, un paraguas y un sombrero, pero con la
ausencia del viajero. No ocurre lo mismo en el singular grupo escultórico El
regreso de Williams B. Arrensberg, una escultura de bronce fundido, de tres
toneladas de peso, encargada por el Ayuntamiento de Oviedo y situada en la
céntrica plaza de Porlier. En este grupo aparece representado un personaje
real, su amigo Williams B. Arrensberg, cuyo tratamiento no deja de tener
relación con el mundo del cómic, y que evoca aquel interés inicial de Úrculo
por el mundo de las historietas y el cine negro. Rememora el encuentro entre el
viajero y la ciudad, la inmediatez de la llegada.
Realizó numerosas exposiciones
individuales y colectivas, tanto en España como en el extranjero, y muchas de
sus obras forman parte de colecciones privadas y museos. Falleció
repentinamente en la Residencia de Estudiantes de Madrid; días antes se había inaugurado
una exposición suya en Pekín.
https://historia-hispanica.rah.es/biografias/44061-eduardo-urculo
Santurtziko Genealogia Zaleak
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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