LAVADEROS DE SANTURTZI
BULLÓN, OYANCAS, LAS VIÑAS
Los
lavaderos nacieron por la necesidad de mejorar la higiene de las personas,
y para proteger arroyos, regatas e incluso manantiales, ante los abusos que se
cometían en ellos con los lavados de ropa. Eran en su mayoría lavaderos de uso
público, siendo obligatorio lavar la ropa en ellos, sobre todo en los núcleos
urbanos.
Por otro
lado, antaño, el lavado de la ropa cumplía una labor social, pues los lavaderos
eran también lugar de reuniones, y las mujeres que realizaban mayormente este trabajo
se relacionaban entre sí. Para realizar la colada, primero en casa se colocaba la
ropa de manera ordenada en una cuba y sobre ella se ponía un trapo donde se
colocaba ceniza de carbón vegetal y hojas de laurel, para a continuación verter
agua hirviendo sucesivamente hasta que la ropa se consideraba lavada. Después
esta se llevaba al lavadero donde se procedía al enjabonado y aclarado.
En la mayoría
de los casos, el jabón empleado era de elaboración propia, a base de mezclar
sosa, grasa, aceites y otros componentes. La función principal de la ceniza no
era otra que la de blanquear la ropa y para conseguir un olor agradable de
esta, indistintamente se usaba las hojas de laurel y otras plantas aromáticas.
Toda esta
labor, era ardua y penosa, remojar la ropa, el proceso de calentarla, su
aclarado y por último el tendido, en la que también había que contar con el
traslado de la ropa al lavadero, en viajes de ida y vuelta, en el mayor de los
casos con los baldes en la cabeza, suponía una de las tareas domésticas más
desagradables y sacrificadas. Por ello, no era raro encontrar familias que,
para llevar a cabo estas tareas, contrataran a mujeres lavanderas que por un
módico precio las realizaran.
Desde aquí,
un homenaje y reconocimiento, para todas aquellas mujeres, que, a pesar de
la dureza de este trabajo, unidas a otras tareas y usos, fueron los pilares de
las familias.
Por la documentación recogida en el Archivo de
la Diputación de Bizkaia, en Santurtzi entre los años 1887 – 1904, se
construyeron lavaderos en los barrios de; Bullón, Oyancas, Las Viñas,
Balleni-Kabiezes, La Txitxarra, y seguro que en otros lugares más de los que
desconozco su situación. En el caso de los construidos en Bullón, Oyancas y las
Viñas, aprovechando los manantiales y fuentes que existían en dichos barrios.
Según la
época en la que se realizaron los proyectos de los lavaderos, estos estuvieron
dirigidos por los maestros de obras; Francisco Berriozabal, Manuel de Otaduy y
Emiliano Pagazaurtundua. Los lavaderos más antiguos eran descubiertos y se
componían de un pilón o varios si estos eran mixtos, es decir, para servir a
personas y animales, como el de Bullón.
LAVADERO BULLÓN
La primera referencia que se tiene
de este lavadero-abrevadero es un plano del proyecto para la construcción de un
lavadero y abrevadero en el término del Bullón en el Concejo de Santurtzi,
firmado en Portugalete por Francisco de Berriozabal en noviembre del año 1877. AHFB
0028/009
Su construcción constaba de un pilón para realizar las funciones de
lavadero y anexo a este, otro, para abrevar al ganado según se indica en el
plano.
Para su realización fue necesario realizar un desmonte y construir dos
muros, uno, sostén del camino y otro para la contención de las tierras de la
propiedad de don Juan de la Quintana. El revoque de ambos muros fue realizado
con mortero compuesto de cal y arena. Siendo la superficie entre ambos muros
enlosada con losas traídas de Luchana.
Según consta en el proyecto, las tierras del desmonte fueron extendidas a
lo largo del camino que desde Oyancas se dirigen al Bullón, y desde este a
Villar.
En mayo del año 1878, se aprueba el
proyecto definitivo de la construcción del lavadero y abrevadero en Bullón y
que alcanzaba un coste de catorce mil sesenta reales, siendo aprobada, según
consta en el expediente de subasta, la propuesta presentada por el contratista
Don José Menéndez. AHFB 0028/001
Este lavadero se dejó fuera de servicio alrededor del año 1904, para
entonces, la Junta de Sanidad mandó la desaparición del lavadero por estar
situado por encima de las aguas potables y por lo tanto sus aguas se filtraban
en perjuicio de la salud pública.
LAVADERO OYANCAS
En junio del año 1887, firmado por el maestro de obras Manuel de Otaduy, se
presenta en Portugalete, el proyecto técnico para la construcción de un
lavadero en el término municipal de Oyancas.
Según consta en el proyecto. “En la fuente de Oyancas se construirá un muro
paralelo al existente que tendrá diez metros de longitud, un metro de altura
con inclusión de cimientos y sesenta centímetros de grosor. Este muro con el
existente formará un caño de cincuenta centímetros de luz por sesenta y se
cubrirá con buena chapa bien juntada. Su construcción, así como la del recipiente
que se construirá al otro lado del camino, los caños y muros de toma de agua,
se construirán con buena mampostería hidráulica según las dimensiones señaladas
en el plano”
El piso exterior del lavadero se
enlosó con piedra de sillería proveniente de Durango, y sin embargo el
coronamiento se efectuó con piedra caliza de Ortuella, labrada a trinchete
fino. El mortero hidráulico que se empleó estuvo formado por tres partes de
arena mezclado con dos partes de cemento de Zumaya y el hormigón con dos de arena
y tres de cemento de Zumaya mezclado con piedra machacada de cuatro centímetros
de arista.
El lavadero se construyó con dos desagües, uno un centímetro sobre el borde
y otro de la limpieza general en la parte inferior, o sea sobre el suelo.
Su presupuesto era de 817,60
pesetas. AHFB 0031/020.
LAVADERO LAS VIÑAS
El lavadero conocido como de las Viñas, que estaba en el lugar que
hoy ocupa La Kelo, y que fue a su vez el antiguo edificio de preescolar las
Viñas, fue proyectado en el año 1904 como un lavadero público en un punto del
Bullón.
En junio del año 1904, en pleno del ayuntamiento de Santurtzi, siendo
secretario Máximo García Garrido y alcalde Antonio de Alzaga, se acuerda
construir un lavadero público en el barrio conocido como Bullón, decisión que
no estuvo exento de debate.
Por una parte, un grupo mayoritario de concejales, aprobó en esta fecha el
proyecto, el presupuesto de “veinte mil ochocientas once pesetas y veintiséis
céntimos” y las condiciones de la construcción del lavadero en el Bullón” por las
grandes ventajas al público bajo el punto de vista de comodidad e higiene.”
Por el contrario, otro grupo menor encabezado por el alcalde y el señor
Mendizábal opinaban que “no era necesario la construcción del lavadero de que se
trata, aunque está conforme con que desaparezca el actual del Bullón, pues
puede conseguirse el mismo objeto ampliándose el que existe en las Viñas
(¿Oyancas?), porque de uno a otro hay una distancia de trescientos metros, y
por tanto pueden servirse los vecinos de Mamariga sin necesidad de gastarse
tanto dinero”
El proyecto de edificar un nuevo lavadero en Las Viñas, clausurando el antiguo
conocido como Bullón y edificado en el año 1878, se aprobó por el resultado de
catorce votos a favor y cuatro en contra, por lo que dicho proyecto se remitió
a la Diputación a primero de agosto de mil novecientos cuatro.
Así se encabezaban las condiciones facultativas con que se dotaron la
construcción del lavadero de Las Viñas, firmadas por el Arquitecto Director,
Emiliano Pagazaurtundua y cuyo proyecto fue presentado y registrado, el 10 de
junio de 1904.
En primer lugar, en el informe se refiere a la construcción del lavadero
público en el punto denominado de las Viñas de esta jurisdicción y próximo al
arroyo de los Pobres.
La mampostería será realizada con piedra de cualquiera de las canteras de la jurisdicción o de otras nuevas siempre que sean de recibo a juicio del arquitecto, los morteros estarán compuestos de 3 partes de arena y dos de cal común bien apagada, debiendo de estar bien amasado con ocho días de antelación a su empleo, y la reparación de las pilas se hará con tabiques de ladrillo. Entre la alberca central y las pilas se colocarán losas de piedra arenisca de Durango, y la coronación de la alberca y pilas se emplearán losetas de piedra caliza de 15 centímetros de grosor.
La alimentación de agua para este lavadero se hará injertando por medio de un tubo T, una tubería de ocho centímetros de diámetro interior a la que pasa próxima del depósito del Bullón. La puerta de entrada al lavadero tenía un grosor de cinco centímetros y de dos hojas, con una imprimación de tres manos de pintura al óleo. El edificio tenía ocho columnas que sustentaban la armadura, eran de hierro fundido de dos centímetros de diámetro exterior. AHFB AR00168/006
Aurelio Gutiérrez Martín de Vidales
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